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Las variantes han puesto en jaque al sistema de salud

César Paz y Miño
Universidad Andina Simón Bolívar
jueves, marzo 4, 2021
Si se quiere detener la pandemia se debería vacunar al 70% de la población, si no lo logramos tendremos una problemática muy compleja como el aislamiento geográfico de los ecuatorianos; porque quienes sigan teniendo la enfermedad serán seres “no calificables” en el mundo
Tiempo de lectura: 5 minutos

El virus que causa el COVID-19 es un tipo de coronavirus; por ello, los científicos monitorean y realizan estudios, que incluyen análisis genéticos y genómicos para entender cómo los cambios o mutaciones pueden incidir en la forma en que se propaga y qué les pasa a quienes se infectan con él.

Los virus como el coronavirus que tiene un ARN de una sola cadena tienen la probabilidad de cambiar por la propia naturaleza de su material genético y tener mutaciones frecuentes.  Cuando este material genético se reproduce, se divide o se multiplica tiene fallos en la información fidedigna que se copia, dando paso al aparecimiento de las variantes del virus.

La información genética primaria del virus que se localizó en China empieza a variar, al mismo tiempo que se va reproduciendo y contaminando a las personas y diseminando en el planeta. Por eso, hay diferentes variantes del virus que causa el COVID-19 en circulación en el mundo.

A las nuevas variantes que van surgiendo se les asigna un nombre dependiendo de cómo ha sido el cambio en la posición del material genético del virus. Por ejemplo, se habla de la variante D614G, lo cual indica que en la exposición 614 del genoma hubo un cambio de un aminoácido D (Ácido Aspártico) por otro en el mismo gen y en la posición 614 con nuevo aminoácido G (Glicina).

Hasta el momento se han identificado tres variantes que parecen propagarse con mayor facilidad y rapidez que las otras, lo que podría generar más casos de COVID-19. Estas son B.1.1.7 (británica), 501Y.V2. (Sudafricana) y 501.V3 o P.1 (brasileña).

Hace pocos días apareció otra variante la B1.525 y en el Ecuador se detectó la B1.526, pero el ancestro de todas estas es la variante G614, que está recorriendo el planeta. Estas aparecen por dos razones específicas.

La primera es por las mutaciones espontáneas y la segunda, por presiones de selección natural; es decir hay un factor que hace que el virus, para sobrevivir escape del sistema inmune, obligándolo a transformar su material genético y dando paso a nuevas variantes.

La cepa, con sus nuevas variantes, parece propagarse con mayor facilidad y rapidez que las otras variantes previas, lo que podría generar más casos de COVID-19. Si antes un individuo podría contaminar a tres personas ahora lo haría a cinco o seis. Un aumento en la cantidad de casos ejercerá mayor presión sobre los recursos de atención médica, implicará mayor cantidad de hospitalizaciones y la posibilidad de más muertes, por la carencia de camas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). En el Ecuador la probabilidad de muerte es muy alta y bordea el 6.5%, pese a que en determinado momento alcanzó el 10%.

Lo que sí han hecho estas variantes es poner en jaque a las vacunas.  La variante inglesa la B1.525, la más reciente, al parecer evade el sistema inmune y la vacuna no sería muy efectiva, llegaría a cubrir solo el 20%. Esto tendría que ver con las células Killer que matan a los virus. Es este juego de interacción virus, células del huésped e inmunidad, el que provocarían virus más contaminantes.

La mayor capacidad de contagio no suele asociarse a aumentos de letalidad. Al virus no le interesa, si un individuo infectado muere pronto o desarrolla síntomas muy graves mortales, ya que tendría menos probabilidades de transmitirse. Como al virus le interesa sobrevivir no va a diezmar a todos sus huéspedes, habrá un 20% de la población que, probablemente, no se contamine porque es resistente natural, pero hay un 80% de personas que sí podrían contaminarse, de ellas un15% de manera grave y un 5% mortal.

Las vacunas están diseñadas para la mayoría de variantes, porque han mantenido la secuencia genética y de proteínas similares, es decir la misma proteína S o espiga, que es la más importante del virus para contaminar. La mayoría de las vacunas se crearon a partir de la proteína S del gen S, que no ha mostrado mayor variación en el mundo, la cepa G614. Pero, si esta variante es desplazada pondría en riesgo la vacunación, en este primer oleaje, pero aún no hemos visto y no sabemos qué va a ocurrir en el futuro. Es posible que al final el virus termine siendo combatido con la vacuna o los humanos nos adaptemos a él, o por el contrario, se necesite diseñar otras vacunas para nuevas variantes.

¿Qué es mutación, variante y cepa?

Las mutaciones son cambios que tienen los virus a nivel genético y se producen conforme pasan de una persona a otra. Mientras que las variantes son distintas mutaciones que se agrupan en ramas o linajes. Una de las variantes más sonadas es la B.1.1.7 de Reino Unido que incluye 23 mutaciones respecto al virus hallado en China. En Sudáfrica se encontró la variante 501Y.V2.

Por otro lado, se le llama cepa a cada uno de los nuevos tipos o especies de coronavirus, es el tronco común, hasta el momento solo existe la cepa G614 del SarsCoV2, con cientos de variantes.

Si el virus circula libremente hay dos opciones: si se adapta mejor puede sobrevivir y quedarse a largo plazo en pandemia, pero podría dejar de ser pandémico y pasar a ser epidémico con la aplicación de la vacuna, por ejemplo. Si se la aplica a la mayoría de la población en un país determinado dejará de ser pandémico y ya no la pondrá en riesgo, si a un grupo reducido de personas que serían controladas con las medidas epidemiológicas clásicas y normales, como son la ubicación del individuo, de sus contactos y el aislamiento preventivo. Es lo mismo que pasaría si aparece un nuevo caso de sarampión en este momento, en un sitio determinado se hablaría de una epidemia.

Puede ocurrir que la humanidad obtenga de forma natural su inmunidad y al aplicar la vacuna logramos controlar probablemente el virus o que desaparezca como ya pasó con el virus de la H1N1 y con el SarsCoV1.

La vacunación es vital

La vacunación es importante. Si se quiere detener la pandemia se debería vacunar al 70% de la población, si no lo logramos tendremos una problemática muy compleja como el aislamiento geográfico de los ecuatorianos; porque quienes sigan teniendo la enfermedad serán seres “no calificables” en el mundo. No serán aceptados en un país por el temor a que lo vuelvan a contaminar. Los países y las personas que no estemos vacunados seremos discriminados a nivel mundial.

El tema real para los países con economías débiles, pequeñas o medianas como el Ecuador son los costos y esto no se enfrenta a un problema de no acceso, si la vacuna cuesta $20 por dosis estamos hablando que podríamos llegar a una población de 5 millones de personas que es el 30% de la población ecuatoriana, lo que significa que faltaría por lo menos un 40% o 50% más, para bloquear la diseminación del virus. Eso significaría que se necesitaría vacunar a 900 mil personas por mes, 58 mil  personas diarias en 10 mil puestos de salud y eso, simplemente, no se ha mostrado que podamos como país. Por ello, nos enfrentamos a un problema real, más aún cuando se trajeron 8 000 dosis para 4000 personas y un segundo lote de 16 390, para 8 145 personas. Es decir para vacunar a 12 mil personas en un país de 17 millones de habitantes. Las palabras más útiles para describir esto son: ridículo, insuficiente, un engaño público. Traer de 10 mil en 10 mil dosis es un atentado contra la salud pública, porque se corre el riesgo de re-contaminaciones, incluso podría pasar que la vacuna sólo produzca periodos medianos de resistencia, de seis meses a un año.

Mientras tanto, debemos aplicar las mismas medidas que estamos utilizando como son la desinfección, el lavado de manos, el uso de mascarilla, el distanciamiento responsable y la ventilación de los locales.  Sin olvidarnos que estas medidas individuales no eximen al gobierno y el sector oficial estatal de las medidas que debe tomar para detenernos de la pandemia, como son el acceso gratuito y universal de la vacuna.

También es obligación del Estado tener una política sobre ese tema, que hasta el momento no la ha mostrado ser eficaz, hay un silencio total de lo que ocurre con el tema de las vacunas y las cifras oficiales del coronavirus. Mientras tanto seguimos en una sociedad angustiada y en indefensión de su salud.

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