Lo único seguro en este momento es que habrá una segunda vuelta electoral entre Andrés Arauz, exfuncionario del Gobierno de Rafael Correa, y Yaku Pérez o Guillermo Lasso, que se pelean el segundo puesto, según los resultados oficiales parciales; es decir, deberán disputar el balotaje el 11 de abril.
El Consejo Nacional Electoral no tiene plazo para proclamar resultados en unas elecciones en las que ninguno de los 16 candidatos obtuvo la mitad más uno de los votos válidos o alcanzó un 40% de los mismos más una diferencia de diez puntos sobre el segundo. De los 16 candidatos, doce solo llegaron al 2% y la mayoría ni siquiera tocaron ese umbral. ¿Para que los dineros públicos en sus campañas?
Las elecciones de este domingo marcaron el resurgimiento de Correa, tras cuatro años de feroz campaña contra su exaliado, el Presidente Lenín Moreno. Arauz, quien no pudo votar por estar empadronado en México, pretendía vencer en la primera vuelta ante el riesgo de que el anticorreísmo se una para impedir su triunfo el 11 de abril. Los números no le alcanzaron en unos comicios marcados por la dispersión del voto en un número récord de aspirantes y las medidas contra la pandemia.
Y no solo los números no alcanzaron, sino que el expresidente Correa cerró la puerta a cualquier alianza con su discurso del odio que solo ha tenido eco en el expresidente Abdalá Bucaram y Álvaro Noboa, quien primero renunció a su candidatura presidencial y después comenzó una especie de guerra contra el Consejo Nacional Electoral, avalada por el Tribunal Contencioso Electoral, para inscribir su candidatura fuera de los plazos. El discurso de Noboa fue si no soy yo que se caiga el mundo.
El expresidente, aún antes de conocer los resultados oficiales, lanzó al aire videos donde reclamaba venganza a quienes consideraba sus enemigos por haber apoyado la reinstitucionalización de un Estado que en su Gobierno llegó a concentrar todos los poderes y pretendía hacer creer que el Presidente de la República es el jefe de todas las funciones del Estado. Fue un discurso de odio, como en sus mejores tiempos cuando gobernaba el país a sus anchas.
Correa, quien puso en marcha una millonaria campaña, ahora deberá enfrentar a uno de los dos candidatos que están en las antípodas de su pensamiento. Son una elecciones que dibujan un mapa, donde Aruz triunfa en una provincia que se consideraba el bastión del socialcristianismo, que apoyó a Lasso, Guayas, y pierde en Pichincha.
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