“Cuando un niño se lanza a pintar, recortar, modelar etc., siente que forma parte de lo que está creando, disfruta de la sensación de hacerlo por sí mismo y se siente capaz, poderoso” (Fernández, 2018- Revista Ser Padres).
Y esto se consigue con las manualidades; es decir, con todas las actividades que los niños pueden realizar para formar de la nada, usando las manos, con o sin herramientas, para convertir “en algo”, una nueva forma con una estructura y un significado. Desde la parte simbólica hasta la parte psicológica, todo niño transforma para crear y dar vida, prácticamente, a materiales inertes.
Unas cartulinas con la mezcla de colores Y materiales adecuados, podrían ser flores o mariposas, generando intercambios productivos y positivos del niño, a través de su obra de arte con los adultos inmediatos y con el entorno.
Te ayuda a relajarte y alejar el stress. Numerosos estudios científicos demuestran que al estar concentrado en la tarea que estamos realizando con las manos, sea cocinar, jardinería, dibujar, nos permite entrar en un estado de relajación y bienestar. El tiempo pasa volando, mientras estamos absortos en eso que estamos creando con nuestras manos. Algunos científicos lo han llamado el estado de flujo, directamente relacionado con la meditación.
Nos aporta satisfacción: cuando creamos algo con nuestras manos, en lo que hemos invertido tiempo y dedicación, sentimos una satisfacción y orgullo, diferente y difícil de conseguir de otras formas. Cuando tengas tu proyecto acabado (incluso durante su elaboración) lo mirarás y sentirás internamente una alegría difícil de explicar pero que te llena de satisfacción.
Y los beneficios son múltiples, pero la creatividad y agilidad mental, destaca en los niños, gran potencial. El aprender a expresarse, a mostrar el mundo real, desde su perspectiva, desarrolla el lóbulo derecho del cerebro, por eso es muy importante que desde edades tempranas se otorgue a los niños diversos materiales con texturas, volumen y colores, que les permita transformar primero, a través de una libre manipulación y luego de forma guiada, por parte de un adulto, respetando la intencionalidad, creatividad, originalidad y espíritu inventivo del niño. Fomenta el pensamiento creativo y resolutivo, lo que nos ayudará a tomar mejores decisiones en todas las áreas posteriores de la vida, resumiendo este punto, se afirma que hacer trabajos manuales, es la mejor forma de ejercitar nuestro cerebro.
Otro de los grandes beneficios, es el desarrollo de la atención y la concentración, porque cuando un niño corta, dobla, pega y arma sigue un paso a paso y eso es muy importante, en especial, en un mundo tan disperso, con una gran cantidad de imágenes, sonidos y movimientos; pero el concentrarse y seguir un proceso fortalece la atención y la concentración. A ellas se suma la memoria, porque el niño fija su mirada y atención para reproducir los procesos. Desde ese punto de vista, la memoria no es negativa.
Otro aspecto importante es que, con el uso de las tablets, los celulares o las computadoras, no se desarrollan las manualidades y este es un aspecto que se debe pensar y repensar en el nivel educativo, sobre todo en este contacto virtual, porque se afecta la psicomotricidad. Cuando realizamos trabajamos manuales, obligamos a nuestro cerebro a coordinar el pensamiento con las manos, entrenando así la psicomotricidad fina. Además, ejercitamos y mejoramos la coordinación y precisión de las manos. Es importante que el niño tenga esta soltura en el manejo de los dedos y de sus manos, son herramientas que le van a servir a lo largo de su vida profesional.
Cosas tan simples como abrir una botella, girar la perilla de la puerta, amarrarse los cordones de los zapatos, encajar piezas, manipular texturas y materiales diversos, tienen su origen, en las experiencias que un niño viva a temprana edad. Coordinar movimientos de las manos, como doblar un papel para crear un sobre, un barco o avión de papel, amasar harina, unir piezas, recortar figuras, colorear, arrugar papeles les permite, a los niños con una variedad de actividades, desarrollar de mejor forma el proceso de la escritura.
Otras actividades manuales, de mayor precisión como insertar una aguja, subir un cierre, bajarlo o abotonar una camisa son detalles que casi no se realizan en esta temporada, pero que se pueden recuperar a través de las manualidades.
Además de los beneficios como la creatividad, la concentración, la memoria y la psicomotricidad, un elemento que no se puede dejar de lado, es la parte emocional. Cualquier transformación por más mínima que sea es un reto para un niño y frente a este se produce una movilización interna de lograr ese objetivo. La autoestima y la parte emocional son muy importantes, porque un niño cuando construye está mostrando algo de su propia esencia, de su vida, pensamientos y emociones, las manualidades y todas las actividades artísticas, no son más que una manifestación personal de lo que somos, sentimos y pensamos.
Estos beneficios son los que van a ayudar a que el niño tenga autoconfianza, se ponga retos y le permita estar siempre en esa dinámica de superación. De lo contrario pueden llegar a ser seres humanos frustrados, que declinan ante el fracaso, el dolor, la impotencia y la incapacidad.
Las manualidades incluso ayudan a resolver ciertos problemas. De pequeños nos quedamos entretenidos manipulando la goma y luego hacemos gestos porque no nos gusta su textura. Sin embargo, como padres, y más en las actuales circunstancias en las que vivimos, hemos sido extremadamente minuciosos con la limpieza, pero un niño que no manipula, toca y no juega con diferentes texturas y materiales cómo puede resolver problemas y como puede hacer comparaciones de texturas y de sensaciones en su piel, si no les hemos facilitado esas experiencias.
Situaciones tan simples, pero importantes, que el niño debe vivir, que dejan enseñanzas como, por ejemplo: Si le faltó goma tiene que poner más o tal vez la puso demasiado y se rompió la figura, seguir secuencias y pasos para elaborar una actividad, lo va ayudar a forjar su paciencia, a ser tolerante ante la espera, a disminuir la ansiedad, propia del mundo infantil. Son pequeñas enseñanzas, que a través del arte y manualidades resuelven, manejan y solventan con ingenio, creatividad e iniciativa.
A nivel escolar y familiar también implica un trabajo en equipo. Reconocer las habilidades y fortalezas de los miembros del grupo, es lo oportuno, de tal forma que, si uno es bueno para cortar, el otro lo será para pegar, pintar o es quien crea las ideas. Hagamos un trabajo en equipo, que será la antesala para un futuro laboral y la vida misma.
Las bondades de las manualidades son múltiples, pero también dependerá de las edades y de los materiales que se use.
Cada niño es diferente al igual que las familias, antes las abuelas tenían esta capacidad de transformar un papel periódico en un gorrito, barquito de papel o en un avión, el juego venía acompañado de cantos y para el niño no había algo más hermoso que lanzar este avión con gran impulso, para luego correr detrás de él. En ese momento se desarrolla su psicomotricidad, como también al hacer volar una cometa, que era un juego familiar, muy productivo.
Una edad ideal para iniciar con las manualidades, es a partir de los dos años, se puede iniciarlos con actividades de libre manipulación, pintando, armando collage, decorando dibujos. No hay que pensar en grandes inversiones de materiales como acuarelas o retablos, más bien lo que se busca es que el niño se familiarice manipulando texturas, colores, formas y sacar su lado creativo y expresivo, posteriormente en el proceso escolar, es importante establecer una programación con una iniciación artística valiosa, organizada y sistemática.
Por otro lado, las manualidades, permite trabajar con elementos básicos, del medio ambiente, del entorno, por ejemplo, hacer unas maracas muy atractivas, con botellas y semillas variadas, que pueden ser decoradas de distintas formas, lo cual va a beneficiar al desarrollo sensorial, ya que podemos trabajar con varias botellas y varios elementos, para provocar sonidos diferentes, otros materiales, que tenemos en casa, son los tubos de papel higiénico, revistas usadas, papel periódico, que los podemos transformar, reutilizar productivamente.
A partir de los siete años, podemos emplear materiales más puntuales, que implique otro tipo de acciones cómo moldear arcilla, hacer un bordado, punto cruz, dibujar a carboncillo, así como también técnicas que están muy en boga como el scrapbooking, que significa crear libros, cuadernos, álbum de fotos, a partir de trozos o pedazos de recortes, collages, utilizando pegatinas, etiquetas, flores secas o cualquier cosa que se nos pase por la cabeza para crear composiciones con las que conservamos nuestros recuerdos o fotografías de una forma muy original y bonita.
Otra técnica que, a los niños y adolescentes, les llama la atención es el Decoupage, que tiene su origen en la palabra francesa “découper”, que significa recortar. Consiste en decorar superficies (de todo tipo, desde cerámica, madera, cartón e incluso jabones o velas) con imágenes de papel o de tela recortadas y que son fijadas a la superficie que se quiera decorar con un barniz. Inclusive en este momento, que el uso de las mascarillas, son obligatorias, pueden ser fácilmente decoradas, según las habilidades particulares de los niños.
Es importante recalcar, que los niños cuando nos ofrecen sus manualidades, deben ser valoradas, porque nos está entregando algo de sí. Las madres de antes atesoraban los trabajos de sus hijos, ahora por esta cultura inmediatista, lo mejor es coger y votar, sin dar mucho valor a las cosas. Los detalles hechos por los niños, para unos abuelos o tíos, tiene muchísimo valor afectivo y emocional.
El proceso creativo y lúdico tiene un valor importantísimo a nivel artístico, porque permite visualizar el concepto de belleza, desde las edades más tempranas.
En esta temporada navideña los padres consultan cuáles son los juguetes adecuados, pero en este año tan especial, es mejor olvidarse de las laptops y computadoras. Los niños y adolescentes necesitan cosas para construir y manipular, está bien dejarlos jugar con barro y arena, la manualidad no sólo es el trabajo en una cartulina, sino todo aquello que implique una construcción y una transformación.
Lo fantástico de la parte artística de las manualidades es que no tiene límites. A veces el padre de familia gasta mucho dinero en un juguete, pero el niño se entretiene en una caja al entrar y salir de ella o al arrastrarla. No necesita de grandes cosas para divertirse y entretenerse y eso debemos rescatar sobre todo en un año tan complejo como el que hemos tenido.
Es necesario recuperar las cosas que hemos dejado de lado por esta inmediatez y uso de la tecnología. No todos los juguetes deben tener luces, movimiento y sonido, para el niño no hay nada más lindo que aquellas cosas que puede construir y hacer con sus manitos, pero más cuando cuenta con el apoyo y la mirada de sus padres, que los guía y permite crear conexiones afectivas muy significativas.
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