Aunque sea un poco difícil de pensar que toda esta situación, ocasionada por la crisis sanitaria, producto de la pandemia puede llegar a brindarnos algo positivo, si lo hay: desde generar conciencia sobre el planeta tierra y el daño que le hemos hecho, hasta valorar las cosas más simples y valiosas de la vida como puede llegar a ser un abrazo.
A nivel familiar, definitivamente, el acercamiento entre sus miembros ha sido una oportunidad para mejorar la comunicación, en especial en aquellas familias disfuncionales. Los padres han tenido que acercarse a sus hijos, aprender nuevas técnicas y trabajar en conjunto para hacer lo que muchas veces, en todo el año, no pudieron como consecuencia de pasar largas horas en su trabajo y eso es algo súper positivo.
Asimismo, los padres hemos tenido que negociar y aprender cosas nuevas como el uso de la tecnología. Muchas personas que nunca se metían en la cocina, aprendieron a cocinar, otras aprendieron manualidades, practicaron yoga… actividades muy relajantes. Están quienes se dedicaron a hacer huertos en sus jardines, balcones o terrazas, que tal vez antes de la pandemia, ni lo habrían pensado.
Con la pandemia tuvimos la oportunidad de redescubrirnos como personas y darnos cuenta que tenemos más potencial del que pensábamos.
También pudimos descubrir cuan resilientes somos pues, pese al estrés y al sobre trabajo (por el teletrabajo), logramos organizarnos y hacer muchas cosas a la vez, porque tenemos esa capacidad de re-adaptarnos a pesar del dolor y de los duelos vividos. Con todo lo que ha implicado esta época, la gente , en su mayoría si ha sido capaz de adaptarse a ese cambio y al encierro.
Mucha gente se mostró solidaria con los que menos tenían dejando de lado el egocentrismo. Sin duda, este es un año de gratitud porque continuamos con vida.
Las personas hemos sido muy egoístas con el ambiente y la naturaleza. Fue muy gratificante cuando los ciudadanos de diversos países alrededor del mundo compartieron fotos y videos de ríos y mares con muchos peces y ballenas nadando libres, así como el avistamiento de tortugas anidando en playas de Brasil o México. Además de ver animales como osos en Latinoamérica, micos en las calles de Tailandia, jabalíes en Barcelona, pavos reales en Madrid y cabras que salieron a las las calles o fincas aprovechando nuestro confinamiento.
Ha sido una maravilla que los animales realmente sientan que pueden volver a su hábitat y tener más tranquilidad, porque el hombre es un gran depredador y ha conquistando sus hábitats.
Esta época nos enseñó a valor la compañía de las mascotas que han sido una gran ayuda, en especial, para las personas de la tercera edad.
Esta pandemia, sin duda, ha dejado un gran impacto en la mayoría de las personas. Existe mucho entusiasmo con el tema de las vacunas, porque muchos podrán salir del aislamiento, con los debidos cuidados porque la emergencia continúa. Sin embargo, esta es una es una oportunidad que se nos da como personas, de cambiar a través de la reflexión, de dar un poco más a los otros, de compartir con otras personas, con los migrantes…
El tema de la pandemia ha sido difícil para todo el mundo, pero nos permite ejecutar cambios para ser resilientes y acercarnos más a quienes nos necesitan para ser mejores seres humanos.
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