Con el propósito de reflexionar y discutir sobre la incorporación de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) para alcanzar la calidad y la inclusión educativa, se realizó el foro “Inclusión digital en el aprendizaje”, durante las Jornadas Pedagógicas en noviembre de 2019 en la Universidad Casa Grande. Este foro tiene actualidad debido a la educación en pandemia.
En el evento participaron Sixto García, exprofesor de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL); Ana María Calderón, directora general de la Unidad Educativa Mariscal Sucre; Fernando Fernández, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid; Fernando Saltos, director general del colegio Leonardo Da Vinci y María Mercedes Zerega, vicerrectora de la UCG. La charla contó con la guía de la docente de la Facultad de Posgrado, Dolores Zambrano.
Los docentes deben impulsar a sus alumnos al autoaprendizaje a través de canales y herramientas digitales, mas no a memorizar y acumular conocimientos. Sin embargo, es necesario insistir que, si bien en la web encontrarán respuestas a sus dilemas académicos, deben tamizar los datos y no dejar de lado su reflexión personal.
“La educación es construir el día a día”, expresó Ana María Calderón, y añadió que hay que hacer uso de la experimentación, es decir, “poner en la mesa una serie de instrumentos, herramientas, conocimientos, y luego reflexionar acerca de lo que estamos haciendo dentro del salón de clase”. Agregó que, para facilitar el proceso de aprendizaje, se pueden utilizar recursos como videos, podcasts y una serie de aplicativos, pero es esencial darles un significado positivo, crítico y creativo.
La inclusión digital no solo implica acceder a los dispositivos móviles, las redes sociales o el correo electrónico, sino manejar y emplear las herramientas digitales apropiadamente. Desde el punto de vista curricular, Fernando Fernández planteó que se debe introducir en los planes de estudio materias transversales que ayuden al desarrollo de las enseñanzas técnicas. Por ejemplo, técnicas de búsqueda de información, así como manejo de bases de datos y de paquetes informáticos.
En cuanto a las limitaciones que existen para facilitar la inclusión digital en las instituciones educativas, María Mercedes Zerega invitó a romper la brecha digital y los mitos generacionales, para comprender otras nomenclaturas con comprensiones políticas distintas. Por otro lado, Fernando Saltos mencionó que es necesario romper los paradigmas personales y estereotipos, tanto en adultos como jóvenes. Además, aseguró encontrar barreras en estos centros, como una baja comprensión y adaptación a estos nuevos escenarios, así como una falta de optimización de los recursos por parte de los fundadores o el personal de las instituciones. Por otro lado, Calderón planteó que “no solamente es poner un laboratorio e instalar una máquina, es asignar el significado real de cómo esa tecnología va a servir de herramienta para mejorar el aprendizaje”.
Es necesario que el docente lleve un control individual del desarrollo de cada uno de sus estudiantes, para cumplir con el enfoque de una educación personalizada, sin embargo, en instituciones donde la enseñanza es masiva, puede ser desafiante. Bajo esta premisa, Sixto García explicó cómo en la ESPOL, a través del uso de las TIC, se implementó un sistema que permite a alumnos y docentes revisar el progreso en los cursos. “Establecer el perfil de los estudiantes es importante para que el profesor, de alguna forma, sepa cómo va el desarrollo de cada uno de ellos en su materia, o en la carrera, si se trata de Consejería”, agregó.
Los padres de familia deben estar preparados para involucrarse en los nuevos retos que supone la era digital. Sin embargo, Saltos acota que, en muchos casos, la familia de los educandos teme a esta nueva realidad y se defiende bajo el lema de que sus hijos son ciudadanos digitales y ellos no. Por esta razón, la escuela que dirige empezó a llamar a los padres que no sabían usar la plataforma, para que los profesores les explicaran, logrando entablar un vínculo con las familias y romper la falta de participación a través del conocimiento.
Es necesario que las instituciones educativas estén preparadas para fomentar la inclusión de personas con discapacidad en la esfera digital. Saltos explica que, en el plantel que dirige, la enseñanza de robótica ha resultado espectacular para individuos con discapacidad. “Hemos buscado integrar a los niños con discapacidad. Tenemos un espectro amplio en el colegio: desde autismo en diferentes niveles, asperger en diferentes estados, tenemos síndrome de Dandy Walker, también de Down; y lo que vemos en estos niños es que ya ellos son digitales”, expresó.
Por otro lado, Fernández acota que también pueden desarrollarse programas de apoyo a los estudiantes, en los cuales, a los alumnos que acaban de entrar a la titulación, se les asigna un compañero de titulaciones superiores que ya conoce la universidad, quien les brinda ayuda para integrarse con todos los elementos digitales y no digitales.
Actualmente, el mercado laboral demanda que el personal tenga competencias de trabajo en equipo, liderazgo, flexibilidad y formación continua; destrezas que pueden modelarse a través de las TIC. “Para los tiempos que se vienen, los estudiantes tienen que saber programar. Entonces, agregamos en todos los currículums el curso de fundamentos de programación, inclusive, Ciencias Sociales y Alimentos”, mencionó García.
Texto original publicado en el N.16 de Ventanales, revista de la Universidad Casa Grande:
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