Poco más de dos decenas de las 470 ballenas piloto varadas en Australia aún pueden salvarse, anunciaron este jueves los socorristas, que comienzan a resignarse a eutanasiar a las que más sufren.
Al menos 380 ballenas piloto han muerto desde que fueron halladas hace cuatro días varadas en bancos de arena de una bahía situada en la costa oeste de la isla australiana de Tasmania.
Unas 70 sobrevivieron. Con el paso de las horas las posibilidades de supervivencia disminuyen.
“Tenemos alrededor de 25 animales que, en nuestra opinión, todavía tienen fuerzas para ser liberados con éxito“, dijo Nic Deka, director de los parques naturales de Tasmania.
Los socorristas, cuyo trabajo es “físicamente agotador”, continuarán con las operaciones de rescate hasta el anochecer, explicó.
Unas 60 personas, entre expertos en protección del medio ambiente y empleados de granjas acuícolas cercanas, pasaron horas en las heladas aguas de Macquarie Harbour, en medio de los gritos de los cetáceos moribundos.
Las ballenas piloto, que pueden medir hasta seis metros de largo y pesar una tonelada, son muy sociables.
Algunas de ellas resistieron a los medios desplegados para salvarlas e intentaron volver con su familia tras ser liberadas, lo que hizo que encallaran por segunda vez.
“Estamos estudiando la posibilidad de eutanasiar a unos cuantos animales que hemos intentado liberar sin éxito”, afirmó Kris Carlyon, biólogo marino del departamento de Medio Ambiente de Tasmania.
Es únicamente por razones de bienestar animal”, precisó. “Siempre es algo en lo que pensamos y solo usamos en caso de necesidad”.
Los socorristas se centraban el jueves en unas 20 y 25 cetáceos, parcialmente sumergidos, utilizando barcos con cables conectados para escoltarlos mar adentro.
Los encargados de las operaciones también están reflexionando sobre la manera de evacuar los cadáveres de los casi 400 mamíferos muertos.
“Estamos empezando a elaborar un plan, nuestra prioridad es echarlas al mar. Preguntamos a expertos en qué lugar exacto hay que dejarlas”, dijo Deka.
Una vez abandonadas, las ballenas piloto “se hincharán y flotarán”, lo que puede representar un peligro para la navegación, contaminar la bahía y atraer tiburones y otros depredadores.
“La descomposición de tantos animales podría afectar a los niveles de oxígeno en partes de la bahía y perturbar la vida marina en ese lugar”, explica Deka.
Se desconoce el motivo por el que los cetáceos a veces encallan en masa. Los científicos llevan décadas estudiando este fenómeno.
Algunos investigadores sugieren que estos cetáceos pueden haberse desviado de su ruta, atraídos por comida cerca de la orilla, o pueden haber seguido a uno o dos de ellos que se extraviaron.
Para Carlyon, es algo “natural”, ya que los varamientos de la especie se han producido regularmente a lo largo de la historia, tanto en el sur de Australia como en Nueva Zelanda.
“Intervenimos en este tipo de situaciones pero no podemos hacer gran cosa para impedir que se repita”, subraya.
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