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La cuarentena

Juan Tibanlombo (+)
Dialoguemos EC
viernes, mayo 8, 2020
¿Cuáles son las soluciones?, ¿cuáles son las propuestas?, ¿cuál es el diálogo nacional? ¿En qué momento se jodió el Ecuador Zavalita?, ¿con la sucretización o la dolarización?, ¿con el petróleo o la dieta vegana?, ¿con el FMI o los créditos chinos?
Tiempo de lectura: 3 minutos

La cuarentena obligada por el Gobierno para prevenir la propagación del Covid-19 en Ecuador dejó de ser cuarentena, pasó a ser aislamiento o confinamiento al igual que en el resto de países del mundo. No fueron suficientes 40 días con sus noches para detener el diluvio ni hallar tierra firme. Una pandemia propagada desde el primer mundo, porque China con su férreo control de todas las instituciones del Estado por un partido único, sigue siendo del primer mundo: comunista en el poder, capitalista en el mercado.

El problema pasó a los países en vías de desarrollo con un agravante: no tienen los fondos de los gobiernos del primer mundo para intentar superar la crisis económica desatada por la crisis sanitaria y humanitaria, sobre todo en lugares como Ecuador donde un aparato de propaganda armó la ficción de que no solo estábamos en el primer mundo sino eramos ejemplo para el mundo. Los tigres asiáticos se quedaron cortos ante esa película de ciencia ficción.

Un montón de planes y programas supuestamente sociales se fueron acumulando, con secretarías intergeneracionales, de la felicidad, de la igualdad… Las empresas estatales incrementaron sus nóminas. Tame seguía trabajando a pérdida y sirviendo a los altos jerarcas del Estado cuando no alcanzaban los cupos en los dos aviones comprados para que un expresidente no tenga el bochorno de pasar migración en Miami y pueda viajar cómodamente a resolver los problemas del mundo junto con su liga de la justicia: Hugo Chávez, Evo Morales, Cristina Kirchner, Lula, los hermanos Castro, Daniel Ortega…

Los contratos de emergencia se pusieron a la orden del día. Las denuncias sobre la corrupción simplemente eran vetadas en la prensa con la espada de Damocles de la tristemente célebre Superintendencia de Comunicación hoy convertida en un edificio fantasma. No había cómo dudar del discurso de las manos limpias y las farras honoris causa.

Con la salida del anterior Gobierno se comenzó con un proceso de desmantelamiento de un sistema montado para garantizar la impunidad. El objetivo de hallar la cabeza de la hidra se tropezó con las heces del monstruo, según palabras de Carlos Fuentes, aunque él dijo las mierdas, menos diplomático como todo escritor. La máquina de hacer dinero fácil siguió ahí. La prueba son las denuncias de corrupción en medio de una crisis sanitaria sin precedentes: mascarillas con sobreprecios, bolsas para embalar cadáveres con sobreprecios, como si nadie se fuera a poner a husmear en los contratos, porque estaban acostumbrados a la impunidad.

Pero los creadores del sistema ahora pretenden convertirse en símbolos de la moral y la ética pública. “Estudiantes estamos con ustedes”, dice una asambleísta desde la comodidad de su casa a los chicos que salen a las calles en plena cuarentena por los recortes presupuestarios. Son los mismos que ahora anuncian un nuevo octubre, símbolo de un intento de golpe de Estado, cuando miles de millones se perdieron por la ambición de unos de volver al poder para sacar de la cárcel a sus amigos.

Los que aplaudieron el acoso y el atropello a todo lo que no fuera estatal, e hicieron de la vista gorda al monumental despilfarro en Yachay, ahora claman a los cuatro vientos con amenazas de cerrar y suspender matrículas a los estudiantes.

¿Por qué en la época de mayor bonanza económica, con precios del petróleo de hasta 150 dólares, no se fortaleció el sistema de educación pública con asignaciones a centros de estudios que han demostrado gran capacidad para investigar e innovar? Porque había un gobierno más preocupado en perseguir a quienes no se alineaban con el discurso oficial. Porque con Yachay, con un referente como René Ramírez, el MIT no les llegaba ni a los tobillos. Hasta la Nasa les quedó corta con la inauguración de su era espacial: un satélite perdido en el espacio a la cuantas horas de haber sido lanzado.

Es un sistema de impunidad que se cree todavía intocable. De lo contrario no habría existido compra de mascarillas o bolsas de embalar cadáveres con sobreprecios. El IESS sigue siendo el gran botín de unos, mientras la salud sigue en emergencia.

¿Cuáles son las soluciones?, ¿cuáles son las propuestas?, ¿cuál es el diálogo nacional? ¿En qué momento se jodió el Ecuador Zavalita?, ¿con la sucretización o la dolarización?, ¿con el petróleo o la dieta vegana?, ¿con el FMI o los créditos chinos?

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