Un estudiante de la Maestría en Comunicación, Mención Investigación y Cultura Digital de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) analiza el drástico cambio de vida de los ecuatorianos a partir de imágenes inéditas en el país, las banderas rojas que advierten sobre el peligro en el que se encuentra una familia. El hambre. En Loja comenzaron a proliferar a comienzos de abril en las poblaciones rurales y urbano marginales. En muchos barrios de Colombia, los más pobres colgaron los trapos rojos como señal de auxilio en la cuarentena. El SOS de la pobreza en medio del coronavirus, reseñaba el diario El País de España.
Son los símbolos que se imponen en determinados momentos de la historia de los países, como la D que el régimen chavista colocaba en las casas de los colombianos deportados de Venezuela o el pañuelo verde, de la protesta para reclamar el derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos. La bandera roja, una advertencia de peligro en el automovilismo o la señal de pare en los semáforos, se ha convertido en Colombia en un símbolo de la desigualdad, ahora en tiempos de cuarentena donde todos debemos vivir en aislamiento, pero un aislamiento que no es igual para todos. En Ecuador, los casos todavía son aislados.
De ahí que sorprende la generosidad de la Asamblea al aprobar en la sesión virtual del pleno del 21 de abril una resolución para exigir al Gobierno, en un documento con nueve artículos y catorce considerandos, disponer que los vuelos humanitarios de los ecuatorianos, sorprendidos en otros países en medio de la cuarentena, sean gratuitos al igual que su aislamiento obligatorio en Ecuador, en hospitales, escuelas u hoteles.
Quién no puede levantarse y aplaudir de pie tan generosa resolución de una Asamblea que ha bloqueado todo proyecto destinado a obtener más recursos para un Estado con su caja fiscal en números rojos, la herencia de un gobierno que dilapidó los ingresos de los precios de petróleo que superaron los 150 dólares por barril a mediados de 2008, y se mantuvo por encima de los 100 dólares por barril durante gran parte del período comprendido entre 2011 y 2014.
Y encima sobreendeudó al país con obras faraónicas llenas de fallas y sobreprecios. Cambio de la matriz productiva le llamaba, mientras aprobaba, sin que le tiemble el pulso, la explotación petrolera en el Yasuní…, con lágrimas en los ojos ante las cámaras
Solo un detalle faltó para aplaudir de pie tan generosa resolución de la Asamblea, ¿cómo se financiará lo resuelto en esos nueve artículos y catorce considerandos?, ¿de dónde saldrá el dinero? Mutis por el foro, porque la Asamblea tiene una larga tradición de ser un espacio donde se habla mucho y no se decide nada. Puede llegar a ser una piedra en el zapato para la gobernabilidad del país o puede convertirse en una especie de intendencia del Ejecutivo encargada de aprobar leyes sin mirar su contenido, como ocurrió en el gobierno del expresidente Correa.
La Asamblea todavía está a tiempo de rectificar y aprobar otra resolución para reclamar a Carondelet que los costos de los vuelos humanitarios y los hospedajes en los hoteles u hostales de los ecuatorianos retornados que deban cumplir el aislamiento obligatorio corran a cuenta del gasto corriente (salarios de los asambleístas) del Presupuesto asignado al Legislativo. Esa sería una verdadera resolución humanitaria, porque casa adentro muchas empresas y organizaciones públicas y privadas ya comenzaron a atender ese grito de auxilio de las banderas rojas. Tal vez no sea suficiente, pero es más de lo que ha hecho el Parlamento.
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