Nuestro planeta tiene una muy larga historia como astro que orbita alrededor del Sol desde hace 4500 millones de años, una cifra relativamente fácil de escribir pero difícil de comprender con precisión. Por eso, pensar sobre la Tierra es percatarse del lugar central del cambio, tal vez del cambio perpetuo, pues la evolución no cesa. Todo en la Tierra se recicla gracias a la interconexión de sus elementos. Pero durante más del 99,9 % de la historia de la Tierra los humanos nos hemos existido. Hubo tiempos larguísimos con ambientes más que infernales que no permitían la vida.
Exhalaciones volcánicas de lava y bombardeos de asteroides y cometas fueron dando forma al planeta. Y, poco a poco, lo que llamamos tierra –la corteza– fue continuamente doblada, torcida, plegada y agrietada hasta llegar a ser una tercera parte de tierra y dos terceras de agua. La tierra surgió gradualmente del mar y así se inició la tectónica de placas por la que los continentes se han movido, se mueven y se moverán. El paso del tiempo terrestre nos da una lección sobre nuestro modesto papel, aunque desde hace cincuenta años nos hemos convertido en una especie que amenaza toda la vida del mundo.
Para llegar hasta hoy, la paciencia de la Tierra nos enseña que los cambios más consistentes y duraderos son los que toman mucho tiempo en realizarse. Y también nos demuestra que todo cambio, incluso aparentemente para bien, puede terminarse por una catástrofe. Hace 4000 millones de años había un caldo de moléculas orgánicas y minerales, pero en un campo estéril negro y gris. Hace 2000 millones de años ya había microbios que aprendieron a exhalar oxígeno y los suelos empezaron a oxidarse. Hace 750 millones de años empezó una brutal glaciación que pudo haber hecho del planeta una bola de nieve.
Hace 850 millones de años ya había algas y bacterias en las orillas de los océanos. Hace 530 millones de años aparecieron animales con caparazones duros. Hace 475 millones de años empezaron a surgir las plantas terrestres. Hace 375 millones de años un pez aprendió a andar en tierra firme. Hace 360 millones de años ya había bosques. Hace 65 millones de años se extinguieron los dinosaurios y otras criaturas. Hace 5 millones de años los humanos empezaron a evolucionar a partir de los antepasados simios. Hace 300 000 o 200 000 años el Homo sapiens surgió en África oriental. Hace 12 500 años terminó la última gran glaciación y los humanos arribaron a América del Norte.
La paciencia de la Tierra es inmensurable. Esta espera de 10 000 a 25 000 años para que el agua descienda desde la superficie hasta un lago subterráneo o un pozo en el desierto, así como durante veinte millones de años esperó a que bombardeos de meteoritos crearan piscinas de agua que luego se convertirían en los océanos. Esperó más de 4000 millones de años para tener un árbol, que los humanos podemos derribar en segundos. La Tierra cambia drásticamente porque tiene energías extraordinarias en su interior. Nada está dado en la Tierra. Por eso nos corresponde aprender de su paciencia.
Texto original publicado en Diario El Universo
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