Hasta el 30 de marzo, Guayas era la provincia más afectada del Ecuador con más de 1 300 casos positivos para el coronavirus, es decir allí se encuentran más del 70% del total de personas portadoras del virus en el país.
Ante ello el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) decidió que Guayas sería una zona de seguridad nacional, también llamada zona especial de seguridad, con el objetivo de enfrentar de mejor manera la pandemia. Es decir en esta provincia se aplica un control más estricto del aislamiento y movilidad con presencia militar. La recién formada Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) aplica un plan estratégico, con el objetivo de evitar que la población de esa provincia, incumpla las medidas de restricción durante la emergencia sanitaria nacional.
En Guayas y en especial en Guayaquil se acentúan las medidas de seguridad y prevención, que realmente corresponden aplicar, por su extensión y densidad poblacional. Pese a que siempre habrá quejas, tanto las autoridades como la población se ha adaptado a esta situación de emergencia ciudadana, que afecta muchos bordes de la vida, especialmente, a los sectores económicos y sociales. Sin embargo, hay una situación que se presenta en Guayaquil si se la compara con el resto de ciudades del Ecuador. Y es que tiene el mayor número de empleo informal, es decir los ciudadanos viven del día a día. Esta emergencia sanitaria que se aplica en el país y en otros del mundo es una medida necesaria, pero en el contexto social es muy dura.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu), que analiza el comportamiento del mercado laboral, hasta marzo del 2019 en Guayaquil y en toda la provincia del Guayas, sólo tres de cada 10 ciudadanos tenía un empleo formal. El informe elaborado por Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) señala que en ese mismo período, la tasa de empleo adecuado cayó 3,2 puntos porcentuales, pasando del 41,1% al 37,9% a escala nacional.
Esta situación conduce a que, económicamente, el país va a necesitar más crédito externo, pese a la existencia de una crisis económica, al no lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El tema fundamental es como los actores del orden político y económico formulen una base mínima de acuerdo nacional, para salir adelante, caso contrario vamos a estar en una situación muy grave económica y socialmente. El ministro de economía ha dado una serie de explicaciones y ha realizado jugadas económicas financieras, esperemos que con su conocimiento de causa y experiencia y la capacidad profesional de los equipos con los que trabaja, se pueda incluir al Ecuador en algún movimiento de América Latina y de otros países que están atravesando la misma situación que nosotros.
Las primeras medidas que deberán asumirse luego de superar la tragedia y los males del coronavirus son, básicamente, económicas y sociales. Económicas porque necesitamos la producción, primero nacional y luego parar la exportación; y sociales, porque no se pueden aprovechar estas circunstancias para reajustar los roles de los trabajadores. Eso no es así.
Hay dos principios de orden político y son tomar las medidas adecuadas por duras que sean, pero sin sacrificar las condiciones sociales; de lo contrario, habrá un caos político y el problema del coronavirus quedará muy pequeño frente a lo que suceda.
Finalmente, en los últimos tiempos ha surgido un problema que siempre lo hemos tenido, como aquellos males que resiste el organismo y aunque pasa el tiempo, no hacen daño, pero en este momento hay algo que sí está causando daño y se llama regionalismo. Siempre ha existido y no lo vamos a negar, pero nunca había visto una reacción regionalista y despectiva de sectores muy importantes de la opinión pública de Quito contra Guayaquil y tampoco una indefensión de parte de los intereses de Guayaquil, que solo pensamos en las elecciones y no en el daño que significa la desunión.
Estas diferencias siempre han sido parte de nuestra historia, pero siempre hemos estado por encima de ellas. No sostengamos verdaderos clichés y prejuicios diciendo que Guayaquil es el indisciplinado y el que tiene mayor número de víctimas y contagiados, olvidándose que hay factores geográficos evidentes como es el hecho de ser un puerto de arribo, mucho más intenso que cualquier otro del país y por donde, obviamente, el virus podía entrar.
No se entiende por qué a estas alturas se despierta ese odio ancestral entre Sierra y Costa, ya lo dijo Leopoldo Benítez en 1948, en su obra Ecuador drama o paradoja, de mucha resonancia en América, que se debía entender que Ecuador era una lucha de la geografía. Entonces que sea así, no una lucha entre los ecuatorianos, que estamos abocados en 15 o 20 días a trabajar, a tratar de recuperar y de alguna manera aliviar las heridas que nos deje esta crisis.
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