Los efectos del coronavirus en la economía familiar no han sido medidos en toda su dimensión, primero porque toda persona normalmente pertenece a una familia; es decir, es un agente económico y una unidad económica en el país. Si esa persona formaba parte de la población económicamente activa una enfermedad como el coronavirus lo que hace es mermar sus ingresos porque lo más probable es que pierda el trabajo debido a que debe quedar aislado para evitar el contagio.
Esa persona va a comenzar a consumir los recursos que la familia puede haber guardado para una emergencia. Si el seguro sea privado a estatal no cubre los gastos, a la familia le corresponde costear las medicinas, la hospitalización y todos los tratamientos que necesite. Si el contagiado es el propietario de un negocio y no hubiera previsto con tiempo que alguien le pudiera suplir en caso de una larga ausencia, lo que tenemos como efecto del coronavirus es un negocio cerrado.
Por supuesto que en este tipo de epidemias también hay ganadores como las famacéuticas o los negocios que venden mascarillas o gel para las manos y todos los productos de limpieza en general, pero el contagio puede salir de la economía familiar y llegar a los negocios, principalmente a los restaurantes. La gente va a preferir comer en casa, porque sabe cómo prepara sus alimentos, en lugar de salir a comer afuera.
Eso nos lleva a los mercados que van a tener menos demanda, porque los restaurantes evitarán invertir en alimentos perecibles, y de paso golpea a la industria de los envases y todos los implementos usados para llevar la comida a domicilio.
Como baja la demanda en los mercados también se merma la actividad en los centros de abastecimiento de alimentos como frutas y hortalizas; en Guayaquil, el golpeado vendría a ser la zona de transferencia de víveres.
El contagio puede llegar a producir una espiral en cadena que parte de la economía de un paciente con coronavirus, llega a los restaurantes, pasa por la industria del plástico y cartón y alcanza hasta los grandes centros de transferencia de víveres.
El sector menos afectado siempre será el de la transportación. La gente tendrá mayores cuidados, pero no dejará de usar el transporte público porque la mayoría de la población ecuatoriana no tiene un auto.
Las licoreras y los centros de entretenimiento también podrán sentir algún golpe, pero sería mínimo.
La sola confirmación de un caso de coronavirus en una ciudad puede complicar su economía, porque las autoridades tendrán que adoptar medidas estrictas como crear un cerco sanitario; eso significa mayores controles en todos los ingresos a esa ciudad para evitar que un caso se transforme en 100 mil casos.
¿Eso qué significa? Menos ingresos para la ciudad, porque el primer golpeado a gran escala va a ser el turismo con todo lo que significa eso para aerolíneas, hoteles y restaurantes. En este tipo de epidemias las alarmas se disparan inmediatamente. En Alemania y otros países las autoridades ya recomendaron a sus ciudadanos no viajar a China.
En el momento en que dejamos de recibir divisas, ya sea porque no vienen los turistas o no podemos exportar nuestros productos, debido a que por el coronavirus los socios comerciales de Ecuador pueden imponer un nuevo sello fitosanitario, tenemos menos dólares en el sistema.
El contagio de la economía familiar llega a la economía del país, porque con una caída en las exportaciones y una disminución de la inversión extranjera directa el efecto directo es una contracción de la economía y como estamos a un año de cambiar de Gobierno eso significará que quien reciba el país lo va a recibir en una situación más complicada de lo que ahora está.
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