Según las nuevas indagaciones de la Fiscalía, sobre los sobornos pedidos y recibidos por el movimiento político del expresidente Rafael Correa por parte de contratistas del Estado, solo entre 2012 y 2016 ese grupo habría registrado ingresos por $6,7 millones y egresos por $6,6 millones. Todo en efectivo.
La información constaría en los archivos del ordenador personal de la exasistente de la Presidencia de la República Laura Terán, a quien ahora el expresidente Correa niega conocer. Lo hace cuando antes se jactaba de llamar por su nombre a todos los empleados de Carondelet.
El dinero habría ingresado cortesía de 18 personas naturales y jurídicas identificadas con códigos que van del V1 al V18, contratistas del Estado, entre las que se encontraría la constructora brasileña Odebrecht. Era dinero en efectivo aparentemente usado para el proselitismo político del movimiento del expresidente en los que siempre brilló la fastuosidad, las grandes tarimas, el desplazamiento de los equipos de los llamados medios públicos a los que el expresidente tanto critica ahora porque no están a su servicio.
El otro mecanismo usado para financiar la pompa del movimiento del expresidente Correa habría sido el cruce de facturas con empresas proveedoras de banderas, camisetas, cantantes, tarimas…; una estructura de sobornos que daría una suma final de $8,7 millones. Así, el movimiento del expresidente habría costeado hasta el pago al llamado Escuadrón Verde Operativo, la seguridad civil de los dirigentes del correísmo. Porque, al parecer, ni los diezmos ya les alcanzaba para la caja chica.
Estos dineros, además, habrían sido usados para costear celebraciones de líderes del correísmo, entre ellos el cumpleaños del expresidente que ahora dice no gustarle ese tipo de festejos, aunque año a año las redes de todos los organismos del Estado se encargaban de esa recordación a los ecuatorianos; si hasta los libros de historia ya tenían una nueva historia. La historia de la multiplicación de los panes y el vino tras una vida de sacrificios.
En el 2016, por ejemplo, la ahora parlamentaria andina Pamela Aguirre comenzó a contar al país cómo usó los tres mil dólares que había ahorrado para estudiar en el extranjero, porque al parecer no creía en Yachay ni en ninguno de los cuentos de la revolución educativa del expresidente. Fue la historia de la Máster en Consultoría Política de su campaña desinteresada por un Correa con poder indefinido, tal cual Hugo Chávez, Nicolás Maduro o Lukashenko, el dictador de Bielorrusia, los ejemplos a seguir del movimiento del expresidente y del suyo propio.
Según el relato oficial de ese entonces, de los tres mil dólares de ahorro, dos mil fueron para las impresiones de los formularios y los otros mil en logística. A ahorrar de nuevo.
Si todo era tan sencillo y tan barato, ¿para qué un fondo partidista en el Ecuador? El del expresidente Correa tenía como 600 mil dólares que se esfumaron cuando el movimiento dejó de pertenecerle. Una investigación trunca en el Consejo Nacional Electoral.
Pues de lo que ahora se sabe, para el Rafael siempre contigo truncado no fueron tres mil sino cien mil los destinados. ¿De dónde salió ese dinero? Es decir, la joven desinteresada ni siquiera habría necesitado sacrificar sus ahorros, solo esperar que la estructura del correísmo se los multiplique.
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