Las ciudades están en expansión y el paisaje es una parte fundamental cuando se habla de ecosistemas. Las ciudades son ecosistemas artificiales. En ese sentido, Guayaquil ofrece una diversidad interesante porque está dentro de múltiples ecosistemas. Por ejemplo, al frente de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil hay un manglar; también estamos dentro de una montaña y cerca de los bosques protectores.
¿Cómo resolver la expansión de la mancha urbana – de la forma desordenada en que ha venido creciendo- sin afectar los otros elementos? Los seres humanos no estamos solos y nuestra presencia genera un impacto ambiental que requiere pensar en políticas de desarrollo; darle a la memoria histórica el sitio que se merece e incluir a la comunidad en cada programa, a través del diseño participativo, para saber cómo el ciudadano entiende su territorio.
Para hacer paisajismo hay que saber cómo funcionan las cuencas de los ríos, no solo hablamos de territorio como lugar geográfico, sino todo lo que habita, existe y coexiste: comunidades, conocimientos ancestrales, fauna y flora endémica.
Hace algunos meses, en Guayaquil se vivió una fuerte polémica por la construcción de un centro comercial, cuyo diseño eliminó algunos árboles de la zona, ubicada al norte de la ciudad. En los primeros meses de uso este espacio presentó problemas; eso significa que no se hizo la intervención adecuada en el ecosistema. Grave si tomamos en cuenta que en una ciudad como Guayaquil es imposible caminar. Los árboles proporcionan sombra y reducen la ola de calor.
Lamentablemente Guayaquil no es un caso aislado.
Muchos proyectos responden a política pública pero también a intereses particulares. Frente a ello, es importante hacer algunas puntualizaciones:
En primer lugar, los derechos de la naturaleza están consagrados en la Constitución Política del Ecuador, por lo que ninguna norma de menor jerarquía puede contravenir esas disposiciones.
En segundo lugar, las ordenanzas deben actualizarse.
La ciudad es un ecosistema que está vivo y las ordenanzas fueron creadas décadas atrás. Los lineamientos sobre los que se levanta el desarrollo de las ciudades debe responder a su momento histórico: las ciudades cambian y tienen una composición distinta, la forma de moverse del ciudadano es diferente.
Hablar de ciudad es hablar de sociedad. La ciudad no la hace el alcalde o el concejo municipal sino el ciudadano de a pie que puede apoyar o se puede convertir en fuente opositora.
En la actualidad ya no estamos intervieniendo en el espacio urbano, sino en la periferia y, lamentablemente, esta integración está pobremente lograda. Las ciudades están en expansión y necesitan integración, conocimiento y tecnología.
A este procesamiento adecuado para encontrar el equilibrio es al que apunta la maestría en Arquitectura con mención en Diseño del Paisaje que ofrece la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.
Esta oferta académica, única en el país por lo integral del programa, responde a una necesidad real: el paisaje se entiende como parques cuando en realidad engloba a todo el manejo del territorio.
Un profesional capacitado desde esta perspectiva puede monitorear intervenciones, proyectos ambientales con diferentes énfasis, tanto a nivel de diseño como ejecución e incluso temas urbanísticos locales regionales nacionales e internacionales.
El perfil del profesional graduado le permitirá ejercer fuera del país porque nuestro programa es completo, la metodología es tipo taller, donde el profesional tendrá participación activa dentro de su aprendizaje.
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