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La Merced de Buenos Aires

Juan Tibanlombo (+)
Dialoguemos EC
martes, junio 25, 2019
Erradicar de raíz la violencia en esa zona ayudará a evitar reproducir esos escenarios. El país fue testigo de lo ocurrido en Colombia y su guerra con las FARC por más de cincuenta años. Es necesario cortar de raíz ese problema para evitar futuros lamentos
Tiempo de lectura: 2 minutos

La situación en la parroquia La Merced de Buenos Aires, en el cantón Urcuquí, en la provincia de Imbabura, es a todas luces inaceptable. El hecho de que grupos armados atemoricen a una población que denuncia hasta el cobro de vacunas no puede ser tolerada por las autoridades. Un poblado que está a pocos minutos de Ibarra no puede estar sometido a la anarquía generada por grupos violentos.

La investigación sobre los hechos violentos generados por grupos armados dedicados a la minería ilegal no puede caer en saco roto. El país ya vivió la experiencia traumática de las acciones de alias Guacho y su grupo de desertores de las FARC en la frontera norte, en la zona de Mataje. Grupos al margen de la ley que creyeron tener derechos sobre la población civil y que no dudaron en atacar blancos de la fuerza pública.

En la frontera norte lo que movilizaba a los grupos armados era el control de las rutas del narcotráfico que mueve millones y millones de dólares a la semana con la operación de carteles de Colombia y México. En el caso de La Merced de Buenos Aires los grupos armados al parecer se disputan el control de la minería ilegal.

A finales de 2017 fue divulgada la existencia de un yacimiento aurífero en esa parroquia y mineros de todos el país acudieron en masa, duplicando y hasta triplicando a una población local dedicada al sector agrícola y ganadero. Las autoridades del Gobierno han hablado de una minería ilegal relacionada con mafias articuladas, vinculadas al narcotráfico, lavado de activos, trata de personas, armas ilegales y evasión fiscal por la frontera.

Los últimos acontecimientos solo han revelado la dimensión del problema. El Estado no puede permitir el fortalecimiento de estos grupos al margen de la ley que pretenden crear focos donde ellos son la ley y ellos imponen las reglas de convivencia como ocurre todavía en algunas zonas de Colombia con el ELN u otros grupos armados al servicio del narcotráfico.

Erradicar de raíz la violencia en esa zona ayudará a evitar reproducir esos escenarios. El país fue testigo de lo ocurrido en Colombia y su guerra con las FARC por más de cincuenta años. Es necesario cortar de raíz ese problema para evitar futuros lamentos.

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