El señor Tuárez

El señor José Tuárez está hecho a la imagen y semejanza del señor Rafael Correa; el que no puede hablar con nadie de su misma jerarquía; el que pretende imponer su voluntad solo por haber obtenido unos cuantos votos en una elección absolutamente deslegitimada y que hubiera tenido otra suerte a no ser por los promotores del voto nulo que nada han hecho hasta el momento para reivindicar esa opción; el que debería callar e irse a su casa como prometió en su primer día de funciones.

El señor Tuárez representa la imagen más bochornosa del correísmo, una de las más patéticas tal vez; la que debió haber enterrado al expresidente de la escena pública por siempre, pero no. El 30-S y su aparato de propaganda un año después lo salvó de ser un insepulto.

El proyecto de Ley de Aguas enfrentó al ahora expresidente Rafael Correa y a los indígenas. Era el 30 de septiembre del 2009, un año antes de ese supuesto golpe de Estado que terminó en un supuesto magnicidio; ocurrió en Macas, en Morona Santiago; un verdadero y real magnicidio. Un perdigón impactó en la cabeza y mató al profesor Bosco Wisuma, cuando los policías despejaban a los manifestantes en el puente sobre el río Upano.

Los sucesos obligaron a que Correa dialogara cinco días después con los indígenas en Carondelet. Marlon Santi lo cuestionó por haber tildado al movimiento indígena y a sus líderes de cuatro pelagatos, chiflados que representan el 2% de la población. Correa reaccionó molesto y preguntó por dos ocasiones: ¿dime Marlon, quién es ese estúpido que dijo eso? La respuesta de Santi: “Usted señor Presidente”.

El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social no tiene ninguna jerarquía, lo sabe bien el correísmo. Nadie va a salir en su defensa. Ni siquiera los que votaron nulo y permitieron su posesión. Su suerte fue decidida desde el mismo día en que la consulta popular ordenó la conformación de un Consejo Transitorio que lo presidió con mucha gallardía Julio César Trujillo.

El señor Tuárez es el señor Correa intentando buscar unas migajas de poder.