La soledad, por lo general, vuelve más peligrosos a los dictadores. Sin aliados visibles, sin Unasur ni Alba llamando a reuniones urgentes, con sus antiguos aliados prófugos, en la cárcel o enjuiciados por corrupción, Nicolás Maduro no sabe a quién recurrir para sostenerse en el poder. El apoyo de las Fuerzas Amadas es dudoso,a no ser por una cúpula que ha medrado del poder, que ha usufructuado del dolor y la humillación de millones de venezolanos que han debido exiliarse en otros países para buscar comida o medicinas.
Maduro intenta refugiarse en el Papa Francisco para alargar su agonía y ha comenzado a movilizar tanques a la frontera con Colombia. ¿Cuántos militares venezolanos decidirán pasar a la historia por el apoyo a un dictador? ¿O ellos, esa cúpula formada en el chavismo, pretenden ser los dictadores y usar a Maduro como su títere? Ahora Maduro pide diálogo, como los diálogos fracasados hace dos años, que le sirvió no solo para acallar a la oposición sino para convocar a una Asamblea Constituyente en unas elecciones tramposas y así intentar acorralar a un poder legítimamente constituido como el de la Asamblea Nacional, con una amplia mayoría opositora.
Maduro ha mostrado a lo largo de estos años hasta dónde es capaz de llegar para quedarse en el poder. El Vaticano hasta ahora no ha respondido a su pedido, ruego más bien, luego de que más de 20 países de la Unión Europea reconocieran a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Y luego de que el Grupo de Lima abogara por un cambio de gobierno en Venezuela, sin uso de la fuerza, al llamar a los militares a desconocer a Maduro y reconocer a Guaidó.
Al Papa Francisco, es de esperar, le resultará difícil prestarse para un segundo show; además, porque El Vaticano necesita que las dos partes soliciten su intervención y la oposición tiene claro que Venezuela necesita reconstituirse desde sus cimientos, desde esas mismas raíces de odio sembradas por el chavismo.
El mismo Grupo de Lima recordó en su reunión en Canadá que Maduro manipuló iniciativas de diálogo de actores internacionales transformándolas en maniobras dilatorias para perpetuarse en el poder.
“Toda iniciativa política o diplomática que se desarrolle debe tener por objeto apoyar la hoja de ruta constitucional” presentada por Guaidó -dice el comunicado-, que incluye la instalación de un gobierno de transición y la convocatoria a nuevas elecciones libres y justas tan pronto como sea posible.
La llegada de la ayuda humanitaria supone un gran reto para los militares venezolanos: o dejan que la gente siga padeciendo hambre o permiten la apertura de un corredor humanitario que a la postre significará una transición democrática en Venezuela.
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