El narcotráfico en el Ecuador no es un asunto nuevo como tampoco lo es la debilidad institucional a la que el país está sometido. No es un tema sencillo y no lo vamos a resolver solo con voluntad de un día para el otro. Hay que hacer un esfuerzo natural que debe partir de un diagnóstico de cuál es la real situación de la nación acerca de este tema.
Desgraciadamente lo que señalaba hace ya 10 años en el Informe de Angostura se evidencia día a día en el volumen de capturas, la frecuencia y las instituciones que están vinculadas. Esas capturas que aparecen poco a poco revelan que el Ecuador tiene una red de narcotráfico que hay que comenzar a extirpar cueste lo que cueste.
Y el país, en lugar de estar buscando culpables u horrorizándose, tiene que actuar para limpiar; ya no se pueden evadir los vínculos, entonces ahora sancionemos y vayamos hasta las últimas consecuenciaa en la caza de esa red.
Desde ese punto de vista, el operativo denominado “Camaleón” -que terminó con la captura de siete militares y siete civiles- guardó el sigilo que le correspondía y la ministra del Interior, María Paula Romo, hizo bien con proceder de acuerdo con sus atribuciones y sus elementos de fuerza.
Respetando mucho como respeto a las FFAA, hay que sancionar y cortar la infiltración del narcotráfico donde quiera que se produzca y, a pesar de que el tema da lugar para escandalizarse, esa no puede ser la reacción. Estamos comprobando la magnitud de la penetración institucional del narcotráfico en nuestro país pero no es el primer caso: hace poco tiempo encontramos droga en la base aérea y hace no mucho se detuvo un carro con paquetes conducido por miembros de las FFAA.
También hay penetración del narcotráfico en la Policía y tampoco por fuera de algunos gobiernos seccionales, entonces hay que proceder a limpiar, incluso debiera existir fuerzas especiales dedicadas solo a este tema.
Si sumamos narcotráfico, con poder judicial corrupto y sometido a presiones políticas, podemos vislumbrar al cuadro que se configura. No es un tema puntual y tampoco está vinculado únicamente con organismos de seguridad, también hay que sacar lo relacionado a la administración de justicia. Es un trabajo largo y tedioso pero hay que hacerlo ya.
¿Cómo prevenir? No nos escandalicemos otra vez con el recuerdo, pero ya metieron droga en la valija diplomática, es decir la infiltración del narcotráfico y sus redes va más allá de meras especulaciones, las mismas que denunciamos en el Informe de
Angostura, por eso alertamos hace una década, de riesgo de convertirnos en una narcodemocracia, a tal punto que hay decenas de casos de pescadores ecuatorianos detenidos por tráfico en países centroamericanos.
Por lo tanto, lo que acaba de develar el operativo llevado a cabo en seis provincias no es que el país está tomado por la droga, eso ya se sabe; lo que vale la pena, a propósito de este tema específico, es ponernos todos en un plan en conjunto, escogiendo los hombres que estén más limpios para poder proceder sin infiltraciones. La ayuda internacional debe ser valorada, por supuesto, esto es un tema complejo que no se maneja solo al interior de Ecuador.
Lo otro es acupuntura: donde aparece un poco de droga hay un operativo y se captura, pero como los traficantes son una estructura orgánica que no solo trafica sustancias sino que tienen armas y regularmente cometen otro tipo de delitos, es obligatorio saber como está conformada esa red o, por lo menos, gran parte de su estructura.
Por ello, es importante destacar que el resultado del operativo fue producto de un trabajo de inteligencia con un
procedimiento que era el único que pudo dar resultados, como es el factor sorpresa; de otra forma hubieran evitado la visita.
La policía actúa por una vía, las FFAA por otra y la Senaín por otra. No tenemos un sistema nacional de inteligencia y esa es una debilidad que debemos remediar, así como la necesidad de coordinar con organismos internacionales para que la inteligencia se haga en conjunto. A pesar de ello, también existe el riesgo de que algunas oficinas del exterior también estén contaminadas.
La otra necesidad urgente debiera ser tener una política antidrogas explícita y, por supuesto, guardando la reserva de lo que tenga que ser reservado, pero alguien en este país tiene que actuar de vocero y los medios de comunicación tienen que manejarlo con la delicadeza del caso y no escandalizarse sino contribuir a superar el tema.
Lo peor que puede ocurrir es que esta acción derive en una tensión entre la Policía y las FFAA. El Ministro de Defensa pertenece a las FFAA, está en servicio pasivo y es de altísimo nivel; las tensiones entre policías y militares deben quedar atrás.
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