Es un proyecto que nace del desarrollo e integración urbana de las localidades vecinas fronterizas ubicadas entre el Ecuador y Perú. Es la primera ruta binacional en esa zona de frontera, gracias al apoyo del Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza, la Comunidad Andina, INPANDES y la Unión Europea.La ruta se inicia en Mangahurgo (Ecuador) y finaliza en Casitas (Perú) y tiene mucho que ofrecer. Esta abarca la zona del Bosque Seco ubicada entre ambos países, ríos, playa y otras bellezas naturales. Y fue pensada para la integración de las localidades y la reactivación de la economía local.
Un recorrido sin fronteras que abarca unos 80 kilómetros en los que el visitante puede disfrutar de la flora, fauna y muchas bellezas naturales, una biodiversidad única en el planeta. Es un sitio propicio para el avistamiento de aves, monos aulladores y cocodrilos en su hábitat natural. Lagunas, museos, además de las manifestaciones culturales y de la gastronomía de los pueblos que se ubican a lo largo y ancho del recorrido.
Con la puesta en marcha de esta ruta Ecuador y Perú se convierten en dos países sin fronteras. En la parte de Perú existen zonas arqueológicas, el balneario natural el Pilar de Peñas Blancas, un tesoro escondido en el bosque seco. Exactamente, los Pilares están ubicados en la jurisdicción del centro poblado La Choza.
Otro de los sitios emblemáticos son los hervideros de Perú, en el monte de Guacura, a cinco kilómetros de Bocapán, al sur de Zorritos, en Tumbes. Cada año, centenares de personas llegan a este lugar para empaparse de barro y bañarse en estas aguas con propiedades naturales.
El recorrido finaliza con playa, sol y arena (Zorritos, Acapulco, Bocapán). Toda esta maravilla es el complemento perfecto para el turista. Los ecuatorianos disfrutan de las maravillas naturales del Perú, pero también los peruanos pueden aventurarse en el Bosque de paz, sin duda alguna, uno de los atractivos principales de la ruta. Reconocido por la Unesco como reserva de biósfera alberga a los mágicos guayacanes que florecen una vez al año. Y el cerro negro es ideal para el turismo de montaña.
La ruta prueba que el turismo integra a los pueblos de las fronteras y sus maravillas naturales. Naturaleza y aventura. Por ello, las autoridades han propuesto que el campo de recorrido sea más allá de los 100 kilómetros sin pasar por un puesto de control. De esta manera, la ruta se convertirá en una nueva alternativa para el desarrollo de todos los pueblos que habitan en esa zona.
Es importante destacar que el trabajo para promover esta ruta es la suma de gobiernos municipales y regionales. La metodología que se utilizó fue participativa siempre apoyada en las comunidades y en los entes que intervienen en ellas para ayudar en el desarrollo del turismo y nuevos emprendimientos. Vinculo que permanece abierto entre la comunidad y la universidad.
En definitiva, la ruta brinda luz verde para el desarrollo del turismo ya que apuesta a la educación y a la preparación de estudiantes hotelería y turismo de las universidades del país. Así habrá mayor investigación y nuevas alternativas para realizar turismo. Lo importante es que se desarrollen proyectos reales para que exista gente con capacitación y preparación en destinos y rutas.
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