Las acusaciones —que se suman a la investigación sobre la supuesta interferencia rusa en las últimas elecciones— surgieron como parte del juicio en contra de su ex abogado, Michael Cohen, y si Donald Trump no fuera presidente de Estados Unidos probablemente ameritarían cargos criminales.
Expertos han señalado que el presidente norteamericano no puede ser procesado criminalmente durante su presidencia y que la única forma en la que puede ser destituido es a través del proceso que se conoce como impeachment, término que se puede traducir como “acusación”, “destitución” o “juicio político”.
¿Qué es y cómo funciona el impeachment?
El impeachment es el juicio político que tiene lugar en el Congreso de Estados Unidos con vistas a una posible destitución del presidente. En la Constitución estadounidense se establece que el presidente “debe ser destituido de su cargo si es acusado de y condenado por traición, soborno, u otros crímenes o delitos graves”.
El proceso de destitución:
El proceso debe ser iniciado por la Cámara de Representantes y nada más necesita de una mayoría simple para ser activado.
El juicio, sin embargo, tiene lugar en el Senado. Y ahí se necesitan dos tercios de los votos para destituir al presidente.
Y esto nunca ha pasado en la historia de Estados Unidos.
Presidentes estadounidenses que se han enfrentado a este proceso
Solamente dos presidentes han sido llevados a juicio político. La última vez que la Cámara le abrió un juicio político a un presidente fue a Bill Clinton, en 1998, el 42º presidente de Estados Unidos, quien fue procesado tras ser acusado de perjurio en frente de un gran jurado y de obstrucción de la justicia, después de que mintiera sobre la naturaleza de su relación con la pasante Mónica Lewinsky y supuestamente también le pidiera a esta que mintiera.
En diciembre de 1998 la Cámara votó 228 a 206 a favor de enjuiciar a Clinton por la primera acusación, y 221 a 212 por la segunda.
Sin embargo, el nivel de aprobación popular de Clinton como presidente era 72% para esa época. Y cuando el caso llegó al Senado, en 1999, la acusación no logró conseguir los dos tercios de votos que necesitaba para continuar.
El otro presidente estadounidense que fue llevado a juicio político fue Andrew Johnson, el 17°, quien ocupó el cargo de presidente por dos períodos a partir de 1865. Johnson fue procesado por la Cámara de Representantes en 1868, 11 días después de que destituyera a Edwin Stanton, su “ministro de Guerra”, quien no estaba de acuerdo con sus políticas.
Las similitudes entre la destitución de Stanton y la del director del FBI James Comey —un hombre que aparentemente tampoco estaba de acuerdo con las políticas de Trump— han sido destacadas por la prensa de EEUU.
A diferencia de Clinton, sin embargo, Johnson pudo salvarse gracias a que los dos tercios en el Senado no se alcanzaron por un único voto, gracias al número de Republicanos que había en la Cámara Alta. No todos apreciaban a Johnson, pero el senador por Iowa James Grimes justificó su apoyo diciendo: “No puedo aceptar destruir el funcionamiento armonioso de la Constitución solamente para que nos podamos deshacer de un presidente inaceptable”.
¿Es factible el impeachment a Trump?
Teóricamente es posible. Según los expertos de Lawfare Blog, el mandatario puede ser acusado de haber violado su juramento de “preservar, proteger y defender” la Constitución de Estados Unidos. Sin embargo, en la práctica, es mucho menos probable.
Para Anthony Zurcher, “si esta Cámara de Representantes estuviera controlada por los Demócratas, es casi seguro que los artículos para el impeachment ya se estarían redactando”. Pero la realidad es que los Republicanos controlan tanto la Cámara Baja como el Senado. “Vasta mayoría de republicanos se ha mantenido leal a Trump”.
Por su parte, Allan Lichtman, profesor y experto en historia política, ha asegurado que ahora es el momento más oportuno para que empiece el proceso que llevaría al impeachment del actual presidente estadounidense. Es probable que dos factores jueguen un papel decisivo, apunta el escritor. Si deciden que Donald Trump puede dañar su futuro político, un número significativo de republicanos podrían pronunciarse en su contra, señala. Y para obtener la mayoría de los votos para iniciar el proceso de destitución, es necesario que los demócratas consigan del partido de Trump únicamente 25 votos (es decir, alrededor del 10% de todos los republicanos en la Cámara de Representantes).
John Patty, profesor de ciencia política en la Universidad de Chicago, señaló días atrás que “es muy difícil someter a impeachment al presidente”. Se trata, según dijo, de un camino complejo y, hasta ahora, Trump no ha sido acusado formalmente de cometer crimen alguno, un requisito clave para sacarlo del cargo. “Para que prospere una acusación de obstrucción de justicia tendría que demostrarse que Trump actuó con intenciones corruptas, lo cual puede ser complejo”.
A pesar de sus frecuentes polémicas, Donald Trump ha logrado mantener niveles de aprobación bastante estables, según el Pew Research Center. Con esos antecedentes se ve aún muy lejana la posibilidad de un impeachment sobre el presidente norteamericano; en todo caso la tensión política se mantiene en Estados Unidos en torno a este personaje.
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