La renuencia del director de la Real Academia de la Lengua, Darío Villanueva, de adoptar el lenguaje inclusivo en la Constitución española ha generado mucha polémica al respecto sobre todo por grupos feministas, LGTBI entre otros.
Tal vez una polémica infructuosa, porque el discurso de la Real Academia es uno que excluye, por lo tanto tiene una mirada nada empática con los grupos considerados minoritarios. Debemos recordar que la lengua es patrimonio de todos, no de las élites ni de los grupos hegemónicos. Cuando logremos comprender eso vamos a asumir una realidad en la que el lenguaje incluya a todos, así parezca una forma de hablar fastidiosa, exagerada y reiterativa. Una forma de tener presencia siempre es con el uso de la lengua.
A mí personalmente me da igual si me incluyen en un discurso donde dicen Todos, porque yo nunca me he sentido excluida, pero si pertenezco a un grupo no visualizado, tradicionalmente excluido, talvez el hecho de que en un discurso alguien diga Todos y Todas logre hacer que me sienta visibilizada.
No necesariamente eso podría llamarse lenguaje inclusivo porque el lenguaje es uno solo, porque finalmente sirve para que todos se sientan visibilizados. De ahí que no es correcto hablar de lenguaje inclusivo; lo correcto es un lenguaje para todos. El lenguaje no necesita un adjetivo, porque es un patrimonio de la humanidad. El ser humano es un lenguaje que siente y expresa sus pensamientos o sus ideas con las palabras.
Este debate en torno al mal llamado lenguaje inclusivo se ha dado en la Real Academia de la Lengua porque grupos minoritarios, entre comillas, han sentido la necesidad de sentirse visibilizados. Además, porque el uso del español tiene el problema hegemónico del heteropatriarcado terrible que no lo tiene el inglés, por ejemplo. Una muestra de eso está en la palabra children (niños y niñas) usado para llamar a ambos sexos, mientras que en el español se dice niños y niñas.
El lenguaje entonces ha sido usado como una forma de ocultamiento de la feminidad. Ahora ¿cuál es el problema en decir niños y niñas? Si se vincula con el discurso de Todos y Todas o Ellos y Ellas muy presentes en los discursos políticos de Hugo Chávez tal vez pueda desagradar, pero solo fue quien puso el tema sobre la mesa nada más. Porque ni siquiera fue su idea. Es algo que ha estado siempre latente ahí en la sociedad.
La Real Academia representa, con honrosas excepciones, a gente que manipula el sistema hegemónico del poder y la forma de ejercerlo es por medio del lenguaje porque engloba al gentilicio de la sociedad. La Real Academia es como la monarquía de la lengua española.
Y la Real Academia debería entender que las palabras se transforman con su uso, no se degradan. El lenguaje tiene la capacidad de visibilizar, por ejemplo, todos los cambios tecnológicos que ocurren ahora en el mundo, porque es uso, no solo son las reglas gramaticales y ortográficas. El lenguaje ni si quiera es lengua, es habla. El lenguaje es vivo.
No existe un lenguaje políticamente correcto, solo hay ideas políticamente correctas, en su forma de expresión. El lenguaje es un recurso usado por intermedio de la palabra. Y lo que signifique cada palabra siempre también dependerá del contexto y de la audiencia en donde voy a expresar mis ideas.
La corrección política del lenguaje tiene que ver con la audiencia y el entorno. Entonces tampoco se puede hablar de un lenguaje políticamente correcto, porque solo es lenguaje.
Estas polémicas armadas por la Real Academia de la Lengua en el fondo sirven para que alguien tenga palestra y se sienta intelectualmente superior porque, al parecer, descubrió el agua tibia. Pero también para evidenciar situaciones latentes y sobre las cuales no ha existido mucha reflexión.
Es sano poner estás temáticas sobre la mesa, pero desde diferentes ángulos porque el lenguaje es una macroestructura.
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