Mesut Özil no tuvo reparos al anunciar que, a sus 29 años, no volverá a jugar más por la selección, pese a que es considerado el jugador más talentoso de su generación y pieza fundamental del título de Alemania en Brasil 2014. Su comunicado, dividido en tres partes que compartió la noche del domingo en su cuenta de Twitter, explicaba que su decisión meditada fue a raíz de lo que ha vivido en los últimos meses.
Özil se refirió a su criticado encuentro el pasado mes de mayo con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, la reacción de la prensa y sus patrocinadores y la actuación de la Federación Alemana de Fútbol (DFB, por sus siglas en alemán), en particular la de su presidente, Reinhard Grindel.
Özil asegura que ha recibido mensajes de odio tras haber sido señalado como uno de los principales culpables del fracaso de Alemania en el pasado Mundial de Rusia 2018, donde la campeona del mundo cuatro años atrás fue eliminada en la primera fase tras perder contra México y Corea del Sur.
El organismo rechazó este lunes las acusaciones emitidas por el jugador, aunque reconoció que pudo haber hecho más para defenderlo de los abusos en su contra. “Soy alemán cuando ganamos, pero soy un inmigrante cuando perdemos”, sentenció Özil, quien es nieto de una familia de inmigrantes turcos que se estableció en Gelsenkirchen, en el oeste de Alemania, ciudad en la que nació en 1988.
Además del título ganado en 2014, Özil ha jugado 92 partidos por la selección y desde 2011 ha sido votado en cinco oportunidades como el mejor jugador del equipo por los aficionados. “Es con mucho dolor y después de mucha consideración que debido a los hechos recientes no jugaré por Alemania mientras tenga este sentimiento de racismo y falta de respeto”, dijo el jugador.
“Solía portar la camiseta de Alemania con mucho orgullo y entusiasmo, pero ahora no. Siento que no soy querido y creo que lo que he logrado desde mi debut en 2009 se ha olvidado”.
En la primera parte del comunicado, Özil se refiere a su encuentro en mayo con Erdogan en un evento en Londres, al que también asistieron el jugador del Manchester City, Ilkay Gundogan -alemán de origen turco- y el delantero turco del Everton, Cenk Tosun.
Los tres futbolistas salen junto al mandatario en una fotografía que hizo pública el partido gobernante AK previo a las elecciones presidenciales que se llevaron a cabo en el país a finales de junio, que ganó Erdogan por mayoría.
Muchos políticos alemanes criticaron la lealtad de Özil y Gundogan a los valores democráticos de Alemania recordando que Berlín se ha mostrado muy crítico hacia el gobierno turco por la persecución que han sufrido políticos de la oposición luego del fallido golpe de estado en 2016.
Gundogan emitió un comunicado en el que asegura “honrar al 100% los valores alemanes” y sostiene que nunca tuvo la intención de que la fotografía fuera vista como un apoyo político.
Özil no había hablado del tema hasta este domingo cuando dejó en claro que tiene “dos corazones, uno alemán, uno turco”. Özil explicó que se ha encontrado con Erdogan en diferentes eventos en los que coincidió con el mandatario turco como sucedió en Madrid en noviembre de 2012.
Según el jugador, Erdogan también tuvo reuniones con la Reina Isabel II y con la primera ministra británica, Theresa May, y que hubiera sido una falta de respeto a las raíces de sus ancestros el no haber aceptado el encuentro con el mandatario.
“No fue sobre política o elecciones, se trató de mí respetando al máximo funcionario del país de mi familia”, dijo. Se calcula que en Alemania hay unas tres millones de personas de descendencia turca, hecho que suele ser mencionado en los debates políticos en un país donde cada vez hay más tensión por el crecimiento de la inmigración y el ascenso de partidos de extrema derecha.
“¿Es porque soy turco? ¿Es porque soy musulmán? Creo que aquí se toca un tema importante”, resaltó.
El jugador crítica abiertamente a diferentes actores relacionados con su vida, como su colegio, patrocinadores, prensa y el organismo rector del fútbol alemán por no salir en su defensa y dejarlo abandonado ante los ataques de los que era objeto públicamente.
En el centro de su indignación está el presidente de la DFB, Reinhard Grindel.
“En los ojos de Grindel y de sus seguidores, yo soy alemán cuando ganamos, pero soy inmigrante cuando perdemos”, señaló citando vínculos del dirigente con el partido conservador CDU con un “pasado de discriminación” que está en contra del multiculturalismo.
“Mientras yo he tratado de explicar mi herencia, mis ancestros y las razones detrás de la foto, él estaba más interesado en hablar sobre sus propias ideologías políticas y menospreciar mi opinión”, acusó Özil.
En un comunicado publicado este lunes, la DFB “lamenta la salida de Mesut Özil de la selección nacional”, pero agrega que “enfáticamente rechaza que la DFB sea vinculada con racismo”.
“La DFB ha estado involucrada en el trabajo de integración de Alemania durante muchos años”, aseveró.
La posición de Özil generó división de opiniones tanto en el fútbol como en la política alemana.
Mientras el popular periódico Bild señaló que el jugador “se mostró en el papel de víctima que no tiene nada que ver con la realidad”, la ministra de Justicia de Alemania, la social demócrata Katarina Barley, lamentó que “es alarmante que un gran jugador como Mesut Özil no quiera jugar más por su país”.
Thomas Bareiss, alto representante del partido Demócrata Cristiano de la canciller Angela Merkel, consideró lo contrario: que la posición de Özil era una “falta de respeto” y estaba “fuera de lugar”.
Miembros del gobierno de Erdogan, por su parte, aprovecharon el momento para felicitar al jugador. “Felicito a Mesut Özil quien al dejar a la selección nacional ha marcado el más hermoso gol contra el virus del fascismo”, dijo el ministro de justicia Abdulhamit Gul.
Para el periodista alemán Raphael Honigstein, el fútbol alemán sufrió el domingo una derrota más dolorosa que la eliminación que vivió en Rusia. “Creo que viene de la falta de apoyo que recibió por parte de la Federación Alemana de Fútbol cuando fue usado como chivo expiatorio por el fracaso del Mundial por parte de una parte de la prensa, y también en las redes sociales”, explicó Honigstein.
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!
UTPL presenta el Análisis Económico de Ecuador para el Cesla
Aumento del salario: Cara o cruz
Grupos étnicos y facciones religiosas buscan el poder sirio
La falta de respeto
En Loja se fomenta la sostenibilidad en la producción meliponícola