El 8 de julio pasado, Brian Canelles y Arián Abreu fueron expulsados de un bar de moda del centro de La Habana por hacerse una foto dándose un beso. Un empleado del local les dijo que el bar no quería exponer esa imagen. “Al bar no le interesa el público gay. No queremos ganarnos esa fama”, dijo el empleado ante las interrogantes de la pareja, un testimonio publicado en la revista El Estornudo.
Una vez estallado el escándalo, fuentes del bar aseguraron que no tienen la política de discriminar por la orientación sexual: “No estamos en contra de nada. Este es un lugar abierto”. En su página de Facebook, el bar publicó un mensaje en el que aseguró que siempre levantará la bandera contra la homofobia.
La reacción del bar al escándalo no era para menos. Mariela Castro, hija de Raúl Castro, hermano de Fidel Castro, a cargo del Centro Nacional de Educación Sexual, emitió un comunicado afirmando que “está al tanto de lo ocurrido recientemente en el capitalino Bar Efe y, en consecuencia, está trabajando por conocer detalles de los hechos, asistir en el proceso a las personas que fueron afectadas e informar a las autoridades competentes”.
Un número extraordinario de la Gaceta Oficial publicó, días después del escándalo, un decreto que advertía con una multa de dos mil pesos cubanos (unos 70 dólares) a cualquier negocio privado que discrimine por género u orientación sexual a las personas.
Son décadas de homofobia lo que la isla pretende saldar con el nuevo proyecto de Constitución, aprobado por el Parlamento el domingo y que será sometido a votación, porque abre la vía al reconocimiento del matrimonio homosexual al definir el matrimonio como la unión entre dos personas, contrario al texto vigente que limita el matrimonio a la unión entre un hombre y una mujer.
Mariela Castro aseguró que con la propuesta de regulación constitucional, Cuba se sitúa entre los países de vanguardia, en el reconocimiento y la garantía de los derechos humanos. Según Castro, la reforma del artículo sentaría las bases para que a partir de ahí se pueda aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo en una legislación específica e incluso la adopción por parejas de gais o lesbianas.
Cuba ha dado un gran paso en el reconocimiento de los derechos civiles, gracias a que una de sus impulsadoras haya sido la hija del mandamás de la isla. Son pequeños, pero grandes avances.
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