Hasta 2015 se receptaron más 230 mil solicitudes de refugio, hoy en día solo 60.500 poseen el estatus de refugiados.
Sus historias se diferencian del migrante común pues un refugiado no elige su condición ni su destino y volver a su patria le está prohibido. En la USFQ conviven siete jóvenes refugiados que pronto serán médicos, internacionalistas, ingenieros… Sus historias son el reflejo de una comunidad que aporta al país en lo económico y cultural, alzando su voz al grito de “Somos Potencial”.
Ser sujeto de crédito podía tornarse imposible hasta hace poco para un refugiado. Diego Narváez intentaba comprar una moto a crédito. El papeleo y la falta de documentos habitantes lo excluían del sistema de crédito financiero. Pese a vivir una década en el país comenta: “recuerdo que para sacar un electrodoméstico a plazos había que pedirle el favor a alguien que tenga cédula y nos ayude”, estudiante refugiado en la USFQ.
La normativa jurídica para refugiados databa de la década de 1970 hasta hace poco. El Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana manifestó la urgencia de cambio en esta materia debido a “leyes caducas, discriminatorias y machistas”.
Los instrumentos internacionales no estaban legislados. Como un gran logro en febrero de 2017 se publicó en el Registro Oficial la Ley Orgánica de Movilidad Humana. Hasta entonces las vicisitudes para abrir una cuenta bancaria o acceder a servicios públicos eran un suplicio. ACNUR ha aplaudido la aprobación de la nueva ley, pues concede cédulas a refugiados con el objetivo de “integrarlos plenamente a la vida nacional”. Desde noviembre de 2017 se han entregado 1100 cédulas, incluyendo a refugiados de territorios alejados. Jóvenes como Diego ahora podrán acceder a crédito y mejorar sus condiciones de vida. Los estudiantes podr
“En mi familia soy la primera generación que accede a la educación universitaria. Es una gran responsabilidad”, comenta Daniela Pérez, estudiante refugiada de la USFQ. El Estado ecuatoriano les permite acceder al sistema de educación superior pública mediante un examen de ingreso. No obstante, existen otras variables a la hora de intentar acceder. Según un estudio realizado por FLACSO-ACNUR en 2009, el 67% de quienes intentaron acceder a la educación tuvieron dificultades.
De ellos, la falta de documentación (52%) y la falta de recursos económicos (31%) fueron las problemáticas principales. Cada refugiado tiene su historia y al momento de cambiar su realidad lo principal es buscar condiciones básicas para sobrevivir.
Muchos jóvenes no estudian porque deben trabajar para poder alimentarse y ayudar a sus familias, comenta Pérez. La organización civil también hace lo suyo. Fundación de la Américas (Fudela) es una ONG dedicada a brindar educación a sectores menos favorecidos, sin acceso a la misma. Ellos dan seguimiento a los estudiantes refugiados en la USFQ. En seis años de gestión han logrado que 1600 jóvenes se gradúen y reinserten en el mundo laboral y educativo.
“Trabajé en una peluquería desde mis 15 años, cuando llegué a Ecuador. Una peluquería no te da millones, pero ayudaba mucho a la casa. Mis padres trabajaban en la calle, $10 o $20 dólares semanales significaban mucho”, María de los Ángeles Pérez, estudiante de mercadotecnia. Refugiados y migrantes en general aportan a la economía del país como cualquier ecuatoriano. El pago de impuestos directa o indirectamente está a la orden del día. Además, muchos emprendimientos generan empleos para los ecuatorianos.
“Los migrantes generamos ingresos y tenemos un potencial que se puede explotar. En algún momento todos somos vulnerables porque la estructura no nos protege, pero no debe continuar así. Somos personas con conocimientos profesionales y empíricos”, comenta Diego. ACNUR en Ecuador realiza constantemente programas para integrar a los migrantes a la economía. El objetivo principal es integrar a los refugiados como una población económicamente activa por sobre volverlos beneficiarios de programas gubernamentales. El apoyo profesional busca lograr la autosuficiencia y la promoción de emprendimientos.
Las historias de jóvenes refugiados en la USFQ ahora tienen norte en al futuro. Un camino lleno de sueños. Ellos son: María del Mar Montilla, Medicina; Camilo Ojeda, Administración; Jefferson Aspirilla, Gastronomía; Diego Narváez, Relaciones Internacionales; Miguel Abreo, Cine; Daniela Pérez, Relaciones Internacionales y María de los Ángeles Pérez, Relaciones Internacionales. No colocamos la ciudad de origen de cada estudiante por respeto a su situación personal.
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