Es domingo. El amanecer. La luna en cuarto menguante. ¿La Sociedad de la información o la Modernidad líquida? “La nuestra es una versión privatizada de la modernidad. Hoy la esfera pública no tiene otra sustancia que ser el escenario donde se confiesan y exhiben las preocupaciones privadas”, escribía Zygmunt Bauman, el filósofo que definió a la sociedad contemporánea como individualista y despiadada, en la que ya nada es sólido ni el Estado-nación, ni la familia, ni el empleo, ni el compromiso con la comunidad, donde todos los acuerdos son temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso.
“La sociedad global está imbuida en un fenómeno inédito y difícil de desentrañar. Estamos asistiendo aceleradamente a la conformación de un escenario masificado donde reina el clima del desengaño, de la desconfianza, de la sospecha, de la indignación e incluso de la revuelta por motivos que escapan a cualquier racionalidad”, escribe Héctor Bujanda, de la Universidad Casa Grande al reflexionar sobre las Fake News y la posibilidad de salir de ella.
Emelec saca el empate contra Liga en Quito, Municipalidad de Guayaquil refuta a ministro por licencia ambiental, Policías suben a buses para reducir los robos y el acoso, 137 muertos en 52 días de protestas en Nicaragua, 11 presos han muerto en 8 cárceles este 2018, Gente de ‘Guacho’ exhibía su actividad criminal en Facebook, La cercanía del Mundial de Rusia impulsa la venta de televisores, La brecha entre Trump y los países del G7 se agrava tras una cumbre crispada por el comercio… ¿Cuándo comprendemos qué es realidad y qué es ficción? ¿Por dónde se filtra la realidad, verdad u objetividad? Vivimos en un mundo de titulares, porque nos gusta la brevedad. Nos gusta enterarnos sin dar click a nada. De ahí el éxito de Twitter o Snapchat.
Por ahí hay un expresidente que intenta hacer creer que cree en la independencia de poderes, de los otros poderes a los que pisoteó cuando era presidente. Que habla desde la arrogancia del gamonal de recaderitos, a los que supuestamente daba de comer porque desde su particular punto de visto los dineros púbicos eran suyos, no de la sociedad que paga impuestos.
La arrogancia del poder, ¿realidad o ficción del poder ido?
Es domingo y todo el día, como dijo Elizabeth Taylor a Richard Burton después de esa larga borrachera de una década de sexo, joyas y licor escenificada en esa noche de ¿Quién teme a Virginia Woolf?, ¿o al revés?
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