La gobernabilidad, la democracia y la lucha contra la corrupción eran los tres ejes por los que iban a circular por todos los temas a abordarse en la Cumbre de las Américas que comienza este 13 de abril en Lima, Peru. Eso en parte porque América Latina fue sacudida por un caso como el de los sobornos de la constructora brasileña Odebrecht en 12 países de la región.
Pero en un solo mes la agenda de la Cumbre cambió en algo su enfoque por la realidad que viven tres países: Perú, Ecuador y Colombia. Hasta hace un mes todo estaba centrado en la corrupción y en la democracia, por lo que ocurre en Venezuela, con un presidente tildado como persona non grata en la Declaración de Lima. Pero luego vino la renuncia del presidente de Perú, Pedro Pablo Kuscinzky, y la posesión de Martín Vizcarra en su lugar, por el caso Odebrecht y los videos filtrados por Kenji Fujimori sobre los supuestos intentos de sobornos de sus ministros a legisladores a cambio de votos para mantenerse en el poder.
Es decir, hasta hace un mes había una certeza sobre los temas que iban a concentrar la atención de la Cumbre, pero a la renuncia del presidente de Perú y a la exclusión de Nicolás Maduro del foro se sumó el caso del secuestro de los periodistas de El Comercio en Mataje, con un, al parecer, doloroso desenlace que obligó al presidente Lenín Moreno a regresar al país antes de lo previsto. Entonces, el foco de la Cumbre cambió y las prioridades de Ecuador también.
La Cumbre viene a convertirse así en la oportunidad de Ecuador para dar un giro no solo a su política de seguridad, por lo ocurrido en la frontera norte, sino a su política comercial, pese a que en Lima será el único país que insistirá en revivir la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Ecuador es el único país que todavía elige parlamentarios andinos, pese a ser solo es un gasto electoral, porque en la práctica los parlamentarios andinos hacen nada. Ni a Colombia, ni a Perú ni a Bolivia les interesa resucitar ese mercado. Entonces, la imposibilidad de resucitar la CAN puede ser el pretexto que utilice Ecuador para ir donde están Colombia, Perú, Chile, los países de Centroamérica, México, Estados Unidos y los países asiáticos.
Si bien Ecuador va a proponer una estrategia común en la lucha contra la corrupción y un cambio en su estrategia de seguridad fronteriza, como anunció el presidente Moreno a su regreso a Quito tras conocer la noticia sobre los periodistas de El Comercio, su prioridad también será alinearse al otro lado en materia comercial, porque ni a Perú ni a Colombia les interesa la CAN. Los dos países tienen Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos. Y si bien Ecuador no puede apostar por un instrumento como ese porque la Constitución lo prohíbe, la Cumbre puede ser como su puerta de entrada a la Alianza del Pacífico en la que están concentrados nuestros vecinos.
El equipo de Ecuador que se quedó en Lima puede aprovechar este momento para adherirse a ese foro, un consejo unánime de todos sus asesores en comercio exterior, porque conocen la necesidad urgente de buscar nuevos mercados. Ahora son contados los acuerdos comerciales que tiene el país para ampliar sus exportaciones. El último fue el firmado con la Unión Europea, pero después de diez años años de estancamiento, de meter en la congeladora las negociaciones.
Ecuador debe ir tras una apertura muy agresiva de mercados para diversificar sus exportaciones, dinamizar el comercio y atraer inversiones y eso no lo va a lograr con el supuesto fortalecimiento de la CAN.
El país debe mirar hacia dónde va América Latina, necesita voltear sus ojos a la Cuenca del Pacífico a la que puede entrar con un poco de empuje. Es la única forma de fomentar el crecimiento económico y superar ese cáncer llamado corrupción que ha desangrado las economías de los países de la región.
El gobierno ha dado pistas importantes de por dónde van sus prioridades. La propuesta de estrategia común en la lucha contra la corrupción dice mucho. Los empresarios quieren mercados que funcionen y estos funcionan si las reglas están claras y no son cambiantes.
El solo acercamiento de Ecuador a la Cuenca del Pacífico significará un giro de 180 grados en su política comercial; un giro que distanciará al gobierno totalmente del expresidente Rafael Correa que muchas veces amenazaba con no asistir a las Cumbres de las Américas y se negó rotundamente a ser parte de la Alianza del Pacífico.
Si el gobierno ecuatoriano quiere que los inversionistas locales y extranjeros lleven sus capitales a Ecuador debe hacerles sentir que el país es ya parte de la Cuenca del Pacífico. Será un punto de quiebre estructural en su política comercial. Ese giro ya fue anunciado en su plan económico porque las medidas están muy atadas al sector privado.
La mejor forma de combatir la corrupción y abrir mercados es darles a los empresarios herramientas claras.
Cada país, desde su propia realidad, seguramente va a proponer estrategias en la lucha contra la corrupción o nuevas formas de combatir la inseguridad por la amenaza del narcotráfico, pero Ecuador también necesita sostener un discurso de apertura hacia las inversiones para tratar de recuperar, en lo posible, el dinero que se ha perdido en toda esa telaraña de sobornos en grandes contratos de obra pública. En ese cáncer llamado corrupción.
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