Las elecciones legislativas de Colombia realizadas el pasado 11 de marzo, deberían tener mayor protagonismo en el debate público de la región. Esta, no sólo fue una elección ordinaria en la que se votaría por los nuevos congresistas que representarían y legislarían en pro de sus mandantes, sino también fue el espacio en el que los partidos políticos realizarían una especie de elecciones primarias para elegir a los candidatos presidenciales a ser escogidos, el próximo 27 de mayo.
Para comprender este proceso electoral, se debe antes conocer cómo está compuesto el Congreso colombiano. Como muchos sabrán, Colombia es una república presidencialista, con la particularidad de manejar su rama legislativa por medio de un Congreso bicameral; de este, se desprenden el Senado con 102 miembros y la Cámara de Representantes con 167 representaciones de las diversas comunidades del país. Este panorama, cambiará a partir de estas elecciones, ya que el acuerdo de paz firmado entre las FARC y el gobierno del Presidente Santos les aseguró 10 curules en el Congreso, sin importar los votos que obtengan de la ciudadanía. De esta manera, el Senado contará con 107 senadores y la Cámara con 172 representantes.
Como sucede en muchos países vecinos, el Congreso colombiano no tiene una buena imagen a nivel ciudadano por los múltiples actos de corrupción descubiertos en los últimos años, que han provocado que legisladores actualmente se encuentren cumpliendo condenas en prisión y es esta una de las razones por las que muchos colombianos han perdido la esperanza en esta institución y los niveles de sufragio son bastante bajos. No obstante, en relación a las elecciones de 2004, la participación en los comicios ascendió 4 puntos.
Cabe destacar, que dada la turbulenta historia política de Colombia por la presencia a lo largo de 50 años del grupo guerrillero FARC, el artículo 134 de la Constitución Política de Colombia establece que los candidatos políticos no podrían ser avalados si contaran con un antecedente penal relacionado a una de las siguientes características: pertenecer o financiar a grupos armados ilegales, narcotráfico, haber cometido crímenes de lesa humanidad o haber cometido un delito contra los mecanismos de participación democrática.
Pero al haber firmado el acuerdo de paz, a las FARC se les reconoció su personería jurídico, lo cual les permitió convertirse en actores políticos legitimados por el Gobierno colombiano, de manera que crearon el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Una de las primeras implicaciones de esta decisión, que muchos consideran arbitraria por parte del Gobierno, es el hecho de que los 7,000 ex guerrilleros que entregaron sus armas a las Naciones Unidas, ahora podrán involucrarse en política sin haber confesado crímenes ni haber realizado las reparaciones a las víctimas, y esto levanta mucho rechazo a nivel ciudadano sobre la reincorporación de estos ex guerrilleros a la sociedad.
Lo explicado anteriormente, puede dar respuesta a la interrogante de por qué el partido liderado por el ex Presidente Álvaro Uribe se posicionó como el más votado en estas elecciones legislativas. En primer lugar, responde al gran rechazo del pueblo colombiano para con el acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno, en el que el 50,2% de la población, en las urnas dijo NO.
Un tema que resultaría preocupante por el nuevo panorama legislativo, sería que las reparaciones a víctimas del conflictos armado no se lleguen a realizar, por el bloqueo que estos nuevos congresistas establecerían a los acuerdo alcanzados, por su estricta oposición a la negociación y perdón de estos actores.
Es importante destacar que las elecciones legislativas, han logrado marcar una tendencia más liberal, que por naturaleza rechaza los ideales del muy sonado Socialismo del Siglo XXI, pero el alejamiento de esta ideología no se verá realizada hasta que no se defina quién ocupará el Palacio de Nariño
De esta manera, Centro Democrático obtuvo 16,56% de los escaños del Senado, mientras que las FARC, a pesar de tener asegurado sus 5 curules en esta institución, obtuvo tan solo el 0,34% de los escaños, porcentaje que demuestra la poca aceptación y baja legitimidad que estos actores tendrán en el ejercicio de las laborales legislativas.
Finalmente, es importante destacar que las elecciones legislativas, han logrado marcar una tendencia más liberal, que por naturaleza rechaza los ideales del muy sonado Socialismo del Siglo XXI, pero el alejamiento de esta ideología no se verá realizada hasta que no se defina quién ocupará el Palacio de Nariño. Cierto es, que las campañas electorales del Partido Centro Democrático y en especial del ex Presidente Uribe se centraron no sólo en el interés de trabajar por una Colombia unida, más democrática, sino también por alcanzar soluciones para enfrentar la tragedia social que está atravesando Venezuela. De esta manera, se podría conquistar dos cometidos: alejarse de las filas del chavismo y por otra parte, posicionar a la derecha como la opción y la solución a las problemáticas internas del país.
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