Durante las últimas semanas el tema Senain (Secretaría Nacional de Inteligencia) ha saltado, una vez más, a la palestra. Medios, gobierno y ciudadanía, cada quien desde su trinchera, cuestiona o defiende las tareas realizadas por ese ente gubernamental, su eficacia y, sobre todo, sus fines.
Esta situación no se restringe al Ecuador: los repetidos tiroteos en Estados Unidos, los ataques terroristas en diferentes partes del mundo, la cantidad de jóvenes desaparecidos en Latinoamérica, la intromisión de entidades estatales en los perfiles de redes sociales, las filtraciones en conversaciones, la denunciada persecución a personas por su identificación partidista entre otros casos, han subido el tono en la discusión. En medio de ella se encuentra la “inteligencia”.
Y es que una misma persona podría estar a favor de que se estructuren redes que permitan detectar y combatir organizaciones criminales incluso (o sobre todo) antes de que lleguen a cometer delitos, pero en contra de que se investigue la vida privada de las personas. La línea que separa la obligación de un estado de brindar seguridad a sus ciudadanos, de la violación de sus derechos, es sumamente delgada y extremadamente sinuosa.
Sin embargo, para ambos casos se requiere de “Inteligencia”, herramienta tradicionalmente relacionada con el espionaje; aunque esa es tan solo una de sus múltiples aplicaciones, las demás no son tan ocultas ni tan estremecedoras.
El doctor Bacastow, experto en Inteligencia Geospacial y profesor en la Universidad de Pensilvania (Pennstate) define a la Inteligencia como “información recolectada para guiar la toma de decisiones, incluye información que puede ser abierta o cerrada y puede ser obtenida de diferentes fuentes”.
Una misma persona podría estar a favor de que se estructuren redes que permitan detectar y combatir organizaciones criminales incluso (o sobre todo) antes de que lleguen a cometer delitos, pero en contra de que se investigue la vida privada de las personas.
Así, una de sus aplicaciones, la Inteligencia Geoespacial, es la responsable de la construcción del sistema virtual de carreteras y del sistema que permite a cualquier conductor llegar a su destino en el menor tiempo posible (Waze, Google Maps, OpenMaps…)
Pero no es la única aplicación de esta herramienta, la Inteligencia Geoespacial ya es utilizada para, entre otras, prevención ante riesgos naturales y definición de formas de mitigación y acción, identificación de zonas peligrosas por la presencia de delincuencia, planeación sostenible de pesca, agricultura y ganadería, desarrollo turístico, mitigación ambiental e inclusive planificación y ejecución de tareas de salvamento, como fue el caso del uso de la plataforma USHAHIDI (“testimonio”, en Swahili) en Haití durante la crisis humanitaria desatada por el terremoto del 2010.
USHAHIDI es una plataforma abierta de crowd sourcing que permite mapear información en zonas en las que existe algún conflicto o catástrofe (https://www.ushahidi.com/). Con la colaboración de miles de personas, los desactualizados mapas de calles y edificios en Haití fueron restaurados en muy poco tiempo en OpenMaps. En estos mapas actualizados, la gente señalaba, a través de mensajes de texto, dónde se encontraban casas y edificios destruidos, reportaban víctimas entre los escombros y también necesidades de asistencia médica, agua, comida, etcétera.
Sin embargo, la mayoría de mensajes estaban escritos en Creole (lengua común en Haití) por lo que se necesitó de otros tantos centenares de voluntarios que tradujeron esos mensajes al inglés de manera que pudieran ser clasificados, ubicados y mapeados. Con esta información, las agencias e instituciones de ayuda humanitaria pudieron rescatar y ayudar a miles de personas.
En el contexto empresarial, la Inteligencia GeoEspacial permite la identificación y mapeo de clientes y proveedores, aspectos esenciales para la gestión efectiva de una cadena de valor, además permite la definición de estrategias y el desarrollo de herramientas de comercialización y comunicación como es la geolocalización de puntos de ventas y sus accesos, o la creación de aplicaciones de realidad aumentada en los que el usuario es parte del mapa y se interrelaciona con información en tiempo real de múltiples fuentes que le permite acceder a información y tomar decisiones adecuadas.
Como sucede en múltiples casos, la “Inteligencia” es un medio que permite el alcance de objetivos, el uso que de ella se haga depende de la calidad moral de quien la aplica. Desde la academia estamos comprometidos con el uso de ella de manera responsable y que oriente el desarrollo sostenible en nuestro planeta.
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