Los nuevos integrantes del Consejo de Participación Ciudadana provienen de diferentes sectores, con una actividad profesional y una trayectoria pública que garantiza un equilibrio en sus decisiones. Ninguno tiene un pasado que pueda ser cuestionado o puesto en duda, al menos de la información que se conoce. Y lo que es más importante, todos tienen capacidad de diálogo para realizar las tareas encomendadas y una de las más urgentes será sin duda la de revisar las actuaciones de las autoridades de control que han ofrecido un triste espectáculo al país, con acusaciones que pueden llegar a rayar en la calumnia y desmentidos que deben merecer una profunda investigación.
La conversación entre el presidente de la Asamblea, José Serrano, y el excontralor Carlos Polit, filtrada por el fiscal Carlos Baca Mancheno, es como la punta del ovillo de un escándalo de grandes proporciones que señalan hechos muy cuestionables relacionados con personas que están en altos cargos públicos. Su representatividad ha sido puesta en duda. De ahí la urgencia de que cualquier cuestionamiento sobre su involucramiento en actos dudosos sea despejado de forma inmediata.
Y en ese proceso de depuración muchas de las esperanzas están puestas en ese Consejo de Participación Transitorio que debe actuar de inmediato, porque el país no puede seguir viviendo en el limbo ni en la oscuridad de las denuncias casi cotidianas.
A la fecha existen muchas denuncias que han traspasado las fronteras, la imagen del país ha caído muchísimo. A los ojos del mundo, Ecuador parece estar transitando por los senderos que han recorrido otros países sacudidos por los escándalos de corrupción.
Es deber de los nuevos consejeros actuar alineados con la ética, la moral y la ley para evitar que las denuncias sobre actos de corrupción desborden al país. El Consejo Transitorio tiene la oportunidad histórica de marcar el rumbo por dónde va a transitar el país, que debe ser hacia la democracia, las libertades y el respeto a los derechos humanos.
A la fecha existen muchas denuncias que han traspasado las fronteras, la imagen del país ha caído muchísimo. A los ojos del mundo, Ecuador parece estar transitando por los senderos que han recorrido otros países sacudidos por los escándalos de corrupción.
La corrupción parece estar desbordándose, sobre todo porque las denuncias son al más alto nivel, desde la Vicepresidencia de la República para abajo y en diferentes poderes del Estado, porque no solo tocan al poder Ejecutivo, sino al Legislativo y a la misma administración de justicia.
Lo que preocupa en todo este escenario es cómo el actual presidente Lenín Moreno podrá manejar este país. Y preocupa más porque el llamado al diálogo a todos los sectores hecho por el actual Ejecutivo queda en nada cuando el Presidente dice que se va con la izquierda y no con la derecha
Son tantas las denuncias que ya es como si se quisiera dejarlas en el anecdotario. Primero fue el problema del ingeniero Pedro Delgado y luego las revelaciones de Carlos Pareja Yannuzzelli. Ahora salen conversaciones de Pólit con Serrano. Es decir, no son solo denuncias de corrupción sino el descubrimiento de las malas intenciones con las que se ha actuado desde importantes cargos.
Lo que preocupa en todo este escenario es cómo el actual presidente Lenín Moreno podrá manejar este país. Y preocupa más porque el llamado al diálogo a todos los sectores hecho por el actual Ejecutivo queda en nada cuando el Presidente dice que se va con la izquierda y no con la derecha. Los problemas del país merecen la atención no solo de la gente de izquierda o derecha sino de todos. ¿Qué pretende el gobierno, que la derecha apoye solo determinadas cosas?
Solo hay que mirar los resultados económicos, con los cuales recibió el Presidente Moreno la llamada mesa puesta. Los problemas de la economía ecuatoriana merecen el apoyo y participación de los más variados sectores de la sociedad ecuatoriana. Ya está por mas decirlo que requerimos un equilibrio fiscal, inversión internacional y nacional, detener el endeudamiento externo e interno, volver a mejorar nuestra productividad y competitividad como lo conseguimos después de la dolarización y lo fundamental crear fuentes de trabajo.
La generación de divisas por nuestras exportaciones mejoró notablemente y el año 2017 terminó con buenos resultados. Estamos consiguiendo nuevos mercados para las ventas externas de nuestro camarón a China y Brasil. Si nos proponemos podemos conseguir la diversificación de nuevos productos de exportación.
Ojalá el país abra nuevos mercados y haya más exportaciones porque eso genera empleo, ¿y quiénes están detrás de todo eso? No son las empresas públicas ni el aparato burocrático, son los grandes, medianos y pequeños empresarios privados que han demostrado ser competitivos en los mercados internacionales. Eso genera producción y empleo y es ahí en donde debería concentrar sus esfuerzos el gobierno.
Sería bueno que el presidente le informe al país cuáles son las diferencias que establece entre la izquierda y la derecha, porque aquí de lo que se trata es de salvar al país y actuar con coherencia, porque la corrupción no sólo existe en los niveles de gobierno o del manejo del Estado.
De pronto parece que el sueño ecuatoriano es ocupar un cargo público para hacerse rico de la noche a la mañana. De ahí la importancia de este nuevo Consejo de Participación Ciudadana Transitorio que no puede fallarle al país, tiene que ser el espejo en el que se mire la sociedad.
La corrupción está en el detalle de nuestras actividades cotidianas hasta en el acto de rebasar un carro en cualquier calle o carretera, en las filas del supermercado donde personas hacen hasta tres filas diferentes para ver cuál avanza más rápido. El hilo de la corrupción va en aumento, se transmite a los jóvenes, contagia a la sociedad.
De pronto parece que el sueño ecuatoriano es ocupar un cargo público para hacerse rico de la noche a la mañana. De ahí la importancia de este nuevo Consejo de Participación Ciudadana Transitorio que no puede fallarle al país, tiene que ser el espejo en el que se mire la sociedad.
Este Consejo deberá enviar a sus casas a los que tengan que irse y muchos deberían hacerlo por su propia iniciativa, sobre todo esa gente que ya estuvo 10 años en el poder, en la función pública. ¿Por qué se aferran tanto a los cargos?, ¿por qué no quieren irse?, ¿quieren seguir lucrando del Estado o solo quieren cubrirse las espaldas?
Es una sed de poder alimentada en los últimos 10 años, en los que se nos quiso hacer pasar como normal el hecho de que una persona quiera permanecer indefinidamente en la Presidencia. Creyeron que debían quedarse 300 años en el poder y para eso no dudaron en cambiar las leyes, la Constitución…, todo hecho a la medida para un grupo, un partido o una persona. Pensaron en el poder a largo plazo.
El principal legado que puede dejar este Consejo Transitorio es enrumbar al país. Las cosas deben cambiar, desde la misma política exterior ahora supeditada a declaraciones de la vicepresidenta, María Alejandra Vicuña, o de la Canciller, María Fernanda Espinosa. Es el presidente de la República el que debe marcar las directrices y las líneas gruesas de la política y relaciones internacionales.
Es impresentable que Ecuador, por ejemplo, no se haya sumado al grupo de países que rechazó la presencia de Nicolás Maduro en la Cumbre de las Américas. No podemos ser tan ciegos como para negarnos a aceptar la crisis humanitaria por la que atraviesa Venezuela, país del que todos los días salen miles y miles de personas, donde hay no solo una crisis económica, política y humanitaria, sino también moral.
¿Cómo es posible que alguien defienda lo que ocurre en Venezuela, un país cuyo gobierno decidió seguir los pasos de Cuba? ¿Cómo es posible que se siga con el discurso de Cuba, el Che, Fidel? Ecuador no puede seguir aferrado a ese discurso, cuando todos los camaradas del socialismo del siglo XXI están de bajada.
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