Seis de cada diez ecuatorianos no tienen empleo, según organizaciones laborales y sindicatos del país, de ahí que el presidente Lenin Moreno dispuso una nueva modalidad de contrato que intentará fomentar el empleo. Es una iniciativa correcta porque el país, en los momentos actuales, necesita una economía de consumo reactivada, sana y sin restricciones.
La verdadera reactivación económica del país debe ir de la mano con los nuevos contratos de trabajo que tienen dos veredas: en la una está lo que aspiran los empresarios y en la otra lo que piensan los trabajadores. En la práctica ayudará a formalizar la relación empleado-empleador y es posible que se formalicen algunas relaciones laborales, pero el empleo no se va a reactivar por decreto, porque el mercado laboral también funciona con las reglas de la oferta y la demanda.
Los nuevos contratos permiten una jornada de trabajo más flexible para ciertas actividades, el contrato eventual que permitirá establecer un máximo de 100 horas de trabajo al mes, pero discontinuas con lo cual el empleador podrá contratar a una persona solo por el tiempo necesario. Según el Ministerio de Trabajo, esta última modalidad permitirá dinamizar sectores como el turístico, bananero, ganadero y agrícola…
Para el sector agrícola y ganadero, por ejemplo, se estableció un contrato con una jornada diaria de seis horas distribuidas durante seis días (36 horas), con tres condiciones. Una es que aporten en la generación de nuevo empleo o que regularicen actividades informales. La segunda es el alza en el pago de sueldos de entre el 15% y el 20%. Y la tercera que sea usado para actividades no principales de las empresas.
Según el gobierno, las nuevas políticas laborales permitirán abrir un poco el abanico para dar un respiro a los sectores empresariales y de trabajadores. Sin duda, las nuevas modalidades han generado grandes expectativas, pero no serán suficientes porque las empresas necesitarán líneas de financiamiento, apertura al capital extranjero, confianza, apertura comercial y nuevos mercados para exportar.
Este tipo de contratación puede incentivar a crear nuevas plazas de trabajo, pero mientras no cambie el modelo económico es muy difícil que el país logre atraer la inversión extranjera.
El gobierno de Lenín Moreno puede tener muy buenas intenciones, pero la economía requiere inyección de nuevos capitales, porque hay emprendimientos desarrollados en los últimos años que generan empleo, pero esos necesitan nuevos financiamientos.
Es necesario que el gobierno apunte a dar mayor flexibilización en los sectores primarios, con la firma de nuevos acuerdos comerciales. Definitivamente el país necesita una fuerte inversión en el sector turístico.
El sector productivo no necesita solo nuevas formas de contrato, también una revisión al detalle de todo el Código de Trabajo para analizar qué cambios se pueden impulsar en lo inmediato.
Es necesario reconocer que la economía se encuentra estancada y en esas condiciones ni un nuevo modelo de contrato podrá mejorar los índices de desempleo.
El cambio de modelo es fundamental. La Ley de Reactivación Económica que entró en vigor este 2018, por ejemplo, no debería llamarse así porque su intención no es incentivar sino buscar dinero convirtiéndose en un instrumento para que el gobierno pueda financiarse un poco más.
La economía, mientras tanto, sigue en recesión.
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