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El carnicero

Juan Tibanlombo (+)
Dialoguemos EC
jueves, enero 18, 2018
Ni Pablo Escobar en Medellín, ni el Chapo Guzmán en Sinaloa habrían podido garantizar esa seguridad a sus sicarios para que pudieran despedir libremente y a plena luz del día a uno de sus jefes.
Tiempo de lectura: 2 minutos

Un administrador del llamado troll center (las oficinas contratadas con recursos públicos para difamar y calumniar en redes sociales) del expresidente Rafael Correa prácticamente festejaba el asesinato de Óscar Pérez a manos del chavismo, el vil asesinato de un oficial de la Policía de Venezuela que decidió sumarse desde la clandestinidad a la lucha contra la dictadura declarada de Nicolás Maduro y su Constituyente.

¿A quién respaldan los que respaldan al chavismo? ¿A quién festejan cuando aparecen videos llenos de ruindad con bromas sobre la muerte de un opositor? Óscar Perez no fue asesinado por la fuerza pública venezolana por haberse rebelado contra la autoridad del Estado, un Estado que no existe, un Estado fallido que ni siquiera puede asegurar la provisión de alimentos ni medicinas a su población.

Óscar Pérez fue asesinado por bandas narcoparamilitares que pueden tomarse las calles de Caracas cualquier día para despedir a uno de sus líderes como en las mejores épocas de Pablo Escobar o del Chapo Guzmán, con el llanto de los sicarios que son el ruido de sus balas que usan para asesinar a inocentes.

Una nota escueta de diario El Universal de Caracas relata esa escena de terror en el feudo del líder del colectivo Tres Raíces, Heiker Leobaldo Vásquez Ferrera, quien murió durante el operativo de ajusticiamiento a Óscar Pérez.

“Las azoteas de la mayoría de los bloques de la popular parroquia estaban tomadas por hombres con armas de alto calibre y banderas negras. El ritual de adiós al funcionario policial y miembro del colectivo Tres Raíces se llevó a cabo en las inmediaciones del bloque 40, ubicado en la Zona F, aunque en los sectores de La Piedrita y Monte Piedad los vecinos también denunciaron detonaciones”.

Ni Pablo Escobar en Medellín, ni el Chapo Guzmán en Sinaloa habrían podido garantizar esa seguridad a sus sicarios para que pudieran despedir libremente y a plena luz del día a uno de sus jefes caídos.

Vásquez Ferrera formaba parte de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana que ajustició a Óscar Pérez. Murió con un disparo en la espalda. Alguien tal vez lo traicionó, o el chavismo no quiso dejar huella de que el operativo no era del Estado sino de una narcobanda.

El carnicero, así bautizó Spiegel Daily a Nicolás Maduro. Sin nada más que agregar.

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