El tener acceso a Internet se considera, cada vez más, como un derecho humano emergente. Las organizaciones internacionales y los gobiernos nacionales han comenzado a reconocer formalmente su importancia para la libertad de expresión e intercambio de información. A la par del próximo paso para ayudar a garantizar en cierta medida la ciber paz, puede que sea necesario reconocer la ciberseguridad como un derecho humano.
Las Naciones Unidas han tomado nota del papel crucial que representa la conectividad a Internet en “la lucha por los derechos humanos”. Los funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han denunciado las acciones de los gobiernos que cortan el acceso a Internet al negar los derechos de sus ciudadanos a la libertad de expresión.
Pero el acceso no es suficiente. Quienes tienen acceso a Internet a menudo sufren de fatiga cibernética; todos estamos consientes que simultáneamente nuestros datos pueden ser pirateados en cualquier momento y nos sentimos impotentes para evitarlo.
A fines del año pasado, Electronic Frontier Foundation, un grupo de defensa de los derechos en línea, pidió a las empresas de tecnología que se “unan en defensa de los usuarios” para proteger sus sistemas en contra de la intrusión de piratas informáticos y la vigilancia gubernamental.
Es hora de repensar cómo entendemos la ciberseguridad de las comunicaciones digitales. En 2015, uno de los principales defensores de la libertad de expresión de la ONU, el experto en derecho internacional David Kaye, pidió que “el cifrado de las comunicaciones privadas se convierta en un estándar”. Estos y otros desarrollos en las comunidades internacionales y empresariales señalan lo que podrían ser las primeras fases para declarar la seguridad cibernética como un derecho humano que los gobiernos, las empresas y las personas deberían proteger.
Electronic Frontier Foundation, un grupo de defensa de los derechos en línea, pidió a las empresas de tecnología que se “unan en defensa de los usuarios”.
¿El acceso a Internet es un derecho?
La idea del acceso a Internet como un derecho humano no carece de controversia. Todos menos una autoridad, Vinton Cerf, conocido como el “padre del Internet”, ha argumentado que la tecnología en sí misma no es un derecho, sino un medio a través del cual se pueden ejercer los derechos.
De todos modos, cada vez más naciones han declarado que el acceso a Internet es un derecho de sus ciudadanos. España, Francia, Finlandia, Costa Rica, Estonia y Grecia han codificado este derecho en una variedad de formas, incluso en sus constituciones, leyes y resoluciones judiciales.
Un ex director del organismo mundial de telecomunicaciones de Estados Unidos ha argumentado que los gobiernos deben “considerar al Internet como una infraestructura básica, al igual que las carreteras, los residuos y el agua”. La opinión pública mundial parece estar abrumadoramente de acuerdo.
El argumento de Cerf puede, de hecho, fortalecer la ciberseguridad como un derecho humano, asegurando que la tecnología permite a las personas ejercer sus derechos a la privacidad y a la comunicación libre.
La ley de los derechos humanos existente
La ley internacional de derechos humanos actual incluye muchos principios que se aplican a la ciberseguridad. Por ejemplo, el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos incluye protecciones a la libertad de expresión, comunicación y acceso a la información. De manera similar, el Artículo 3 establece que “Toda persona tiene derecho a la vida, a la libertad y a su seguridad “. Pero la aplicación de estos derechos es complicada según el Derecho Internacional. Como resultado, muchos países ignoran estas reglas.
Sin embargo, hay motivos que generan esperanza. Ya en 2011, el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU dijo que los derechos humanos son igualmente válidos en línea como fuera de línea. Proteger la privacidad de las personas no es menos importante cuando se manejan documentos en papel, por ejemplo, en el caso de correspondencia digital, El Consejo de Derechos Humanos de la ONU reforzó esta protección en 2012, 2014 y 2016.
Con el tiempo, el acceso a Internet será cada vez más reconocido como un derecho humano, y lo siguiente podría ser la ciberseguridad.
En 2013, la propia Asamblea General de la ONU, el organismo rector general de la organización, integrado por representantes de todos los países miembros, votó para confirmar el “derecho a la privacidad en la era digital” de las personas. A raíz de revelaciones sobre el espionaje electrónico estadounidense en todo el mundo, el documento también respaldó la importancia de proteger la privacidad y la libertad de expresión en línea. Finalmente, en noviembre del 2015, el G-20, un grupo de naciones en la cual se encuentran las economías más grandes del mundo, también respaldó esta idea de privacidad, “incluso en el contexto de las comunicaciones digitales”.
Poniendo protecciones en su lugar
En pocas palabras, la obligación de proteger estos derechos implica desarrollar nuevas políticas de seguridad cibernética, como encriptar todas las comunicaciones y descartar datos viejos e innecesarios, en lugar de mantenerlos indefinidamente. Cada vez más empresas ofrecen guías internacionales para ayudar a informar sobre la toma de decisiones comerciales para promover la debida diligencia en materia de derechos humanos.
También se están utilizando las recomendaciones del gobierno de los Estados Unidos, principalmente del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Ciberseguridad, para ayudar a determinar la mejor manera de proteger sus datos y los de sus clientes.
Con el tiempo, la marea probablemente se fortalecerá. El acceso a Internet será cada vez más reconocido como un derecho humano, y lo siguiente podría ser la ciberseguridad. A medida que las personas usen más los servicios en línea en su vida diaria, sus expectativas de privacidad digital y libertad de expresión los llevarán a exigir mejores protecciones.
A su vez, los gobiernos responderán al construir sobre los cimientos del Derecho Internacional existente, extendiendo formalmente al ciberespacio los derechos humanos a la privacidad, la libertad de expresión y un mejor bienestar económico. Ahora es el momento para que las empresas, los gobiernos y las personas se preparen para este desarrollo incorporando la ciberseguridad como una consideración ética fundamental en telecomunicaciones, almacenamiento de datos, responsabilidad social corporativa y gestión de riesgos empresariales.
Autor:
Scott Shackelford , Profesor de Leyes, Negocios y Ética en la Universidad de Indiana.
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