El excomandante de las fuerzas serbobosnias durante la Guerra de los Balcanes, Ratko Mladic, fue encontrado culpable este miércoles de genocidio y crímenes contra la humanidad por la Corte Penal Internacional. El exgeneral al mando del Ejército serbobosnio en la República Srpska (República Serbia) durante el conflicto de los Balcanes fue condenado a cadena perpetua por el genocidio de Srebrenica y por crímenes de guerra y contra la humanidad, en particular el sitio de Sarajevo, cometidos durante la guerra de Bosnia (1992-1995).
Tras pedir a gritos un aplazamiento por una subida de presión arterial, Mladic fue expulsado de la sala durante la lectura de la sentencia en la sede del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). Mladic vio desde una salita contigua como los jueces le declaraban culpable de 10 de los 11 cargos que pesaban en su contra: exterminación, asesinato, persecución, terror, secuestro, deportación, desplazamiento forzoso, actos inhumanos y ataques ilegales contra civiles.
Alphons Orie, presidente de la sala, afirmó que el ya condenado “había conspirado para que los musulmanes bosnios, y los croatas bosnios desaparecieran de Bosnia Herezegovina y lograr así un territorio serbio homogéneo”. Mladic, de 74 años, según la sentencia “comandó las tropas serbobosnias tanto en Srebrenica como durante el sitio de Sarajevo; impidió la entrada de ayuda humanitaria en ambos lugares para aplastar a la población; sugirió a los políticos cómo actuar en aras de la limpieza étnica; deseó en público la desaparición de musulmanes bosnios y diseminó propaganda falsa para confundir a la comunidad internacional”.
En Srebrenica, perecieron unos 8.000 musulmanes bosnios entre 12 y 60 años, “aunque hubo también niños más pequeños, ancianos y mujeres”, según el fallo. Mladic tomó la ciudad el 11 de julio de 1995, y mantuvo durante el juicio que con la separación de hombres y mujeres pretendía detener a criminales de guerra.
La sentencia, por el contrario, afirma que “ordenó a sus soldados serbobosnios, y también a policías del ministerio de Interior de la República Serbia, la detención y ejecución sistemática de los varones considerados hábiles, entre el 12 y el 17 de julio de ese año”. Sí fue absuelto del otro cargo de genocidio, señalado por la fiscalía en seis municipios del norte de Bosnia, donde en 1992 murieron a su vez musulmanes y croatas bosnios. Por mayoría (Orie disintió) la sala decidió que “no había pruebas para demostrar que los muertos resultaran de un intento de aniquilación de ambos grupos”.
El hecho de que no se haya visto un genocidio en Bosnia “muestra una postura conservadora desde el punto de vista legal, por parte del TPIY al abordar estos crímenes”, según Nevenka Tromp Vrkic, miembro en su día del equipo de investigación de la fiscalía en el caso contra el expresidente serbio Milosevic.
En Sarajevo, sitiado entre 1992 y 1996 por las tropas al mando del exgeneral, “la campaña de terror contra civiles bosnios y bosniocroatas, incluyó lanzamiento de granadas contra barrios donde no hubiera serbios, francotiradores y el corte de suministros esenciales”.
En cerca de 1.500 días, murieron unos 12.000 vecinos. La fiscalía lo calificó de “dueño de la vida y la muerte”. El fallo refleja los deseos del militar retirado de “acabar con los musulmanes bosnios antes de que se entrometiera la comunidad internacional”.
Mladic fue detenido en Serbia en 2011 tras 16 años de fuga. Fue el último fugitivo del Tribunal, que cerrará sus puertas el 31 de diciembre. También apodado el carnicero de los Balcanes, los jueces le acusan del secuestro de cascos azules de la ONU “para evitar los bombardeos de la OTAN”. Los utilizó como escudos humanos en Bosnia Herzegovina. El juicio se prolongó cinco años, y Mladic pasó de presentarse con gorra militar y ademanes amenazantes, a moderar su tono y decir que está muy enfermo y quiere ser tratado en Rusia.
En el proceso a Ratko Mladic se prestó atención a lo que escribía en su diario: tantos bosnios musulmanes (“turcos”, según él) expulsados de tal sitio, tantos quedan en el otro… Militar de carrera, su padre, miembro de los partisanos de Tito en la Segunda Guerra Mundial, fue muerto por los ustacha croatas, aliados de los nazis, cuando solo tenía dos años. Cuando comenzó el desmembramiento de Yugoslavia, Ratko Mladic fue enviado a luchar contra los croatas y luego a Sarajevo, de cuyo largo y cruel asedio sería el máximo responsable militar.
Su jefe político directo, el expresidente serbobosnio, Radovan Karadzic, fue condenado en marzo de 2016 a 40 años de cárcel por los mismos crímenes.
Este miércoles, Mladic llegó al tribunal con buen aspecto, pero el juez Orie, ha interrumpido la lectura del fallo para que pudiera ir al baño. Como no regresaba, Dragan Ivetic, su abogado, dijo que le subió la tensión “hasta límites peligrosos, mortales incluso”, y pidió un aplazamiento.
Tras la consternación causada en 2006 por la muerte del expresidente serbio Slobodan Milosevic, sin que el TPIY pudiera dictar sentencia, la condena de Mladic cobra hoy mayor importancia. Milosevic estaba acusado también de genocidio por Srebrenica, pero al fallecer no se pudo demostrar la relación directa de Belgrado con lo ocurrido. Así que ahora Mladic es el símbolo vivo de la peor matanza perpetrada en suelo europeo desde la II Guerra Mundial.
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