Una de las cosas positivas de la presentación de la Pro forma presupuestaria del nuevo Gobierno es que por fin hay un sinceramiento de las cifras. Finalmente hay una fotografía de la real situación económica del país, sin especulaciones.
El discurso del Presidente Lenín Moreno, en esa presentación, más que alentador fue realista. Era lo que esperaban los agentes económicos. Ahora sabemos cuál es el déficit proyectado, menor incluso del esperado, pero bastante ajustado a la realidad con la contabilización total de la deuda, incluido lo que el Gobierno anterior había omitido por cuestiones técnicas.
Es un déficit que refleja ciertos ajustes hechos por el Gobierno actual con la supresión de algunas Secretarías y el recorte de algunos gastos. Claro que todavía hacen falta más ajustes para cumplir las metas, pero se ha dado el primer paso de sincerar la economía para saber cuánto es el déficit y cuál es la Pro forma estimada.
La primera tarea del equipo económico ahora será analizar la calificación de esa deuda. Qué tramos son realmente impagables y qué tramos son difíciles de cumplir para intentar una renegociación. Si bien el nivel de la deuda revelada es de cerca del 60% sobre el PIB es indudable que hay un porcentaje que deberá entrar en renegociación, una estrategia anunciada por el ministro de Finanzas, Carlos de la Torre: Se contratará deuda barata para sustituir pasivos caros.
La recuperación de la economía no se va a producir en un año o dos, si se hacen las cosas correctas. Un déficit manejable está en un porcentaje del 2,5% al 3,5%, con el sinceramiento de las cifras ahora se conoce que la proyección del déficit está en un 4%. Salir de ese bache fiscal va a tardar…
Cada tramo de la deuda debe ser analizado para ver hasta dónde se puede extender, porque de lo contrario el país seguirá con problemas de liquidez. Es como cuando alguien tiene una tarjeta de crédito con un cupo de 10 mil dólares, el momento en que no tiene cómo pagar se acerca al banco, refinancia la deuda, pero se queda sin acceso al plástico hasta que pueda cumplir sus obligaciones.
La economía de un país es igual a la economía de una familia. Cuando una persona está muy endeudada todo su salario se va en pagos y prácticamente no le queda ninguna capacidad de ahorro. A nivel de país y a nivel doméstico lo lógico, en esa situación, es intentar salir de ciertos gastos o cancelar algunos hasta recuperarse. Es una forma de sincerar la economía familiar y el Presupuesto.
La recuperación de la economía no se va a producir en un año o dos, si se hacen las cosas correctas. Un déficit manejable está en un porcentaje del 2,5% al 3,5%, con el sinceramiento de las cifras ahora se conoce que la proyección del déficit está en un 4%. Salir de ese bache fiscal va a tardar, porque es necesario no solo renegociar deudas, sino fomentar las exportaciones y esperar aunque sea una leve recuperación del precio del petróleo.
Es claro que no vamos a volver a crecer a tasas del 4,5% o del 7%. El Gobierno ha proyectado una tasa de crecimiento del 0,7% para este año, pero de ahí en adelante necesita hacer ajustes y crecer aunque sea en porcentajes mínimos hasta llegar a una tasa de crecimiento del 2%, un síntoma de recuperación.
Pero para eso hay que trabajar mancomunadamente: empresa privada-Gobierno. Del lado del Ejecutivo hace falta refrescar el equipo económico y su visión sobre la economía porque para salir del bache es necesario conjugar algunas variables: la recuperación de los precios del petróleo para obtener mayores ingresos, el fomento de las exportaciones con acuerdos comerciales como el firmado con la Unión Europea, la atracción de inversión extranjera directa y la reactivación urgente del consumo y de la inversión privada.
El contexto actual internacional es favorable para un repunte de los precios del petróleo, por la lamentable situación de Venezuela. Si hay un bloqueo o se ponen condicionamientos a sus exportaciones de petróleo eso va a repercutir en los precios en el mercado internacional. Eso no significa pecar de optimistas, porque una Pro forma debe estar calculada con el peor precio del crudo, uno que supere apenas los ingresos, porque la variable clave para la recuperación económica no es mantener la dependencia petrolera, sino la promoción de las exportaciones tradicionales y no tradicionales.
Fue saludable, por ejemplo, escuchar al ministro de Comercio Exterior, Pablo Campana, durante un foro organizado en la ECOTEC, hablar sobre la importancia de abrir el Ecuador al mundo y del relanzamiento de la Marca País.
Aquí cabe aplicar una política mixta porque el dólar sigue fortalecido y eso vuelve más caro al país. Por lo tanto, la vía para aumentar las exportaciones es la reducción de costos y eso solo será posible en una alianza público privada, entre gobierno y exportadores.
La variable que ajuste el Presupuesto del Estado debe ser siempre las exportaciones con el control de las importaciones, en el sentido de que esas sean para fines productivos como la compra de bienes de capital más no de consumo o suntuarios. Es necesario apuntalar la productividad del sector exportador y dar facilidades a los productores para que puedan convertirse en exportadores.
El Gobierno podría intervenir ahí con líneas de crédito o, por el lado de las importaciones, con facilidades para la adquisición de bienes como maquinarias. Si hay una asociación de arroceros con importantes volúmenes de producción, por ejemplo, un aliciente tributario para la importación de cosechadoras podría convertir a esos productores en agroexportadores.
Es una forma de promover las exportaciones, porque muchos pequeños o medianos productores no dan el siguiente paso por el volumen de inversión requerida. Eso se podría revertir si el Gobierno impulsa una verdadera reforma agrícola que incluya facilidades para la importación de bienes de capital.
Aquí cabe aplicar una política mixta porque el dólar sigue fortalecido y eso vuelve más caro al país. Por lo tanto, la vía para aumentar las exportaciones es la reducción de costos y eso solo será posible en una alianza público privada, entre gobierno y exportadores.
No hay que apuntar a la llegada de los capitales financieros sino más bien a las industrias. Ecuador tiene un área de oportunidad bastante grande para atraer inversiones en turismo. En eso va a jugar mucho la promoción de la Marca País.
Y en cuanto a la inversión privada, se puede decir que el Gobierno ha dado los primeros pasos para abrir el país a la llegada de nuevos capitales. El peor enemigo del desarrollo, en cualquier lugar del planeta, es la corrupción y con esa cirugía mayor que ha ofrecido el Presidente Lenín Moreno se ha dado señales concretas a los potenciales inversionistas extranjeros.
Si bien la campaña contra la corrupción está en sus primeras etapas ya se ha dado un paso, porque después hay que adoptar medidas concretas. Luego no hay que apuntar a la llegada de los capitales financieros sino más bien a las industrias. Ecuador tiene un área de oportunidad bastante grande para atraer inversiones en turismo. En eso va a jugar mucho la promoción de la Marca País.
El Producto Interno Bruto de un país está compuesto por las variables consumo + inversión + gasto público + exportaciones – importaciones. El equipo económico debe trabajar para dinamizar esas variables.
El consumo aumenta cuando hay menos impuestos, la inversión existe si las empresas tienen acceso a capitales con tasas de interés atractivas o líneas de crédito más blandas. La reactivación de la empresa privada tiene un efecto en el empleo, muchos desempleados vuelven a formar parte de la Población Económicamente Activa.
El Gobierno, en sus múltiples intervenciones, ha dicho que el modelo está agotado, entonces hay que refrescar el modelo y la forma de pensar del equipo económico, más aún cuando estamos tratando de salir de una recesión.
Con el actual nivel de deuda y déficit es claro que el sector público, en este nuevo contexto, no va a ser el inversionista de primera instancia, entonces hace falta dar incentivos a la empresa privada para que pueda ser un verdadero motor de la economía.
Del lado del Gobierno es necesario que todo el equipo económico comience a dar luces positivas. Un recambio en algunas piezas, que ya formaron parte de la anterior administración, va a dar mayores certezas a los agentes económicos. Lo dicho por el Presidente Moreno debe traducirse en hechos.
El Gobierno, en sus múltiples intervenciones, ha dicho que el modelo está agotado, entonces hay que refrescar el modelo y la forma de pensar del equipo económico, más aún cuando estamos tratando de salir de una recesión.
El país está en un momento económico de muchas decisiones imperativas y el Gobierno debe comenzar a dar las señales completas, no quedarse en el discurso o en un intercambio de tuits o de opiniones entre Bélgica y Ecuador. Es hora de dejar esa cortina de humo y tomar decisiones.
El sector empresarial, con lo golpeado que está, solo necesita un respiro y el Gobierno le puede ofrecer algo de aire con la eliminación del anticipo del Impuesto a la Renta; el inversionista necesita tener la certeza de que podrá sacar sus capitales del país sin esa camisa de fuerza que ha llegado a ser el Impuesto a la Salida de Divisas. Hay que dar las señales completas tanto al inversionista ecuatoriano como al extranjero.
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