La motivación es quizás el aspecto más importante cuando de lograr productividad se trata, sin embargo a pesar de parecer un tema trillado en la actualidad, parece que las empresas aún no captan el mensaje. Si, a menudo se olvidan que son organizaciones conformadas por PERSONAS, PERSONAS que tienen hábitos, valores, objetivos, deseos, sueños, todos propios de su cultura familiar e íntima.
La estabilidad laboral ya no es como antes, en la época en donde nuestros abuelos trabajaban toda su vida en una misma empresa y terminaban jubilándose de ella con 30, 40 e incluso 50 años laborando ahí; en la actualidad, si no cuidamos de nuestros colaboradores, quienes son la columna vertebral de la empresa, nos veremos en un futuro cercano, rodeados de empleados mediocres, puesto que como alguna vez leí: “Los mejores se van con los mejores” y es una realidad; Los colaboradores buenos y competentes juegan a ganar y no duran mucho en empresas donde no se reconoce su labor, puesto que a pesar de las circunstancias del mercado laboral siempre hay alguien a la caza de ellos, y buscarán moverse, en definitiva con seguridad ofertas no les faltaran.
Si bien es cierto el paquete salarial y remunerativo es uno de los primeros factores considerados de mayor motivación laboral, no todas las empresas poseen una estructura financiera como para incrementar los sueldos todos los meses e incluso muchas ni siquiera lo hacen de forma anual.
Por lo que en la actualidad un concepto bastante sonado es el “Salario emocional”, que no es otra cosa que las retribuciones no económicas que se le pueden ofrecer a una persona, esos incentivos sencillos y menos costosos que pueden crear más compromiso de parte de nuestros colaboradores, los cuales fungen también como motivadores, por mencionar unos cuantos: Horarios laborales más flexibles, un día libre o incluso salir más temprano, luego de realizar una tarea extenuante, un bono por cumplimiento de los objetivos organizacionales, un reconocimiento por ser mejor empleado, entre otros, pueden ser claves diferenciadoras para alinear los objetivos personales con los organizacionales y lograr que el personal se sienta feliz en su trabajo. Así mismo no debemos dejar a un lado la motivación diaria, una palabra de aliento, un “Felicitaciones”, “Gracias por tu colaboración”, “Tu puedes, adelante”, e incluso un sencillo “Confío en ti”, usualmente logra crear esa milla extra en las actividades que realiza el personal.
Reconocer a la gente es prioritario para generar compromiso responsable e incluso cariño por parte del personal hacia la organización y sus directivos. Se dice que “Los líderes del futuro, son gestores de emociones”, en eso deberían convertirse los directivos de las organizaciones, para lograr el éxito empresarial, y esto no es cuestión de los millennials solamente es cuestión de todos incluyendo a los baby boomer que aún ejercen en áreas estratégicas en las empresas.
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