El Manchester United concluyó con éxito una temporada penosa mediante la conquista de la Liga Europa en Estocolmo. El equipo de Mourinho, sexto clasificado de la Premier, se encaramó a la Champions por la vía auxiliar del segundo torneo continental. El Ajax, el equipo más joven de las competiciones europeas con una media de 22 años, no logró responder.
La masacre de la víspera añadió presión al equipo inglés. La prensa parecía empujar a los jugadores a una especie de homenaje forzoso a las víctimas, según El País. La victoria era la única alternativa después años de tropiezos. Más de 600 millones de euros en las últimas cuatro temporadas ha invertido el Manchester en consolidar un proyecto desde la jubilación de Alex Ferguson.
Mourinho comenzaba a alcanzar el punto de ebullición después de meses de decepciones, litigios y ocurrencias. La Europa League se transformó poco a poco en una suerte de escapatoria. Paul Pogba comenzó a hacerla posible con un gol en el minuto 19. Un tiro desde fuera del área que pegó en un central y confundió al portero.
Más de 600 millones de euros en las últimas cuatro temporadas ha invertido el Manchester en consolidar un proyecto desde la jubilación de Alex Ferguson.
El Manchester operó como una unidad de demolición. No es un equipo ordenado con el balón pero tampoco persigue dar más de cuatro pases seguidos. Su mejor virtud es aquello que exhibió en el inicio del partido. Disciplinado para defender posiciones, achicar espacios, armar líneas y perseguir contrarios, el grupo se desplaza sobre el campo con sentido comunitario.
Durante los diez minutos iniciales el Ajax no encontró espacios para salir jugando. La pareja de centrales del Ajax merece capítulo aparte. De Ligt tiene solo 17 años; el colombiano Sánchez, el más experto, no pasa de los 20. Ambos hicieron una demostración de pulso. Sánchez bordeó la temeridad. Por momentos, todo el equipo giraba a su alrededor.
Él asumió la responsabilidad con soltura en busca de un receptor libre. Estaban todos marcados y Sánchez avanzó conduciendo como quien lleva un señuelo. Cuando un jugador rival salía en su busca, el colombiano metía el pase al hueco que dejaba a la espalda.
Durante un momento el bloque del Manchester se resquebrajó. Pero no lo suficiente. Desde las primeras incursiones hacia la portería de Romero el equipo más tierno puso de manifiesto su inexperiencia en los últimos metros. Fue allí, en el dominio de Ander Herrera, donde el Ajax comenzó a perder la final. Su figura emergente, el nueve danés Kasper Dolberg, apenas pudo descargar balones. Bien atrapado entre el mediocentro y los centrales, el joven de 19 años no logró girarse.
Amontonado entre su área y el círculo central, el Manchester interrumpió las líneas de abastecimiento. En un avance que parecía inocuo, a la salida de un saque de esquina, Fellaini pasó a Pogba, Klaassen le dejó un metro para maniobrar en el borde del área, y el francés sacó la zurda. El rebote en Sánchez se convirtió en gol.
Pogba y sus compañeros contragolpearon cada vez con más margen. A la vuelta del descanso, tras conseguir un córner, acentuaron su ventaja. Mata lanzó desde la esquina, Fellaini hizo su tarea peinando la pelota, y Mkhitaryan lo remachó en la cara de Veltman. No hubo réplica. El Ajax se ahogó en su frustración.
El pitido final activó la parafernalia de José Mourinho. El mánager ganador se revolcó en la hierba, abordó al presidente de la UEFA, dio botes con la plantilla y ofreció el trofeo a la hinchada. Concedió el técnico portugués al Manchester United la primera Europa League de su historia y se supo con el deber cumplido. A saber, clasificarse para la próxima Champions. Pese a que su totémico proyecto no pasara del sexto puesto en la Premier.
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