El nivel de emprendimiento del ecuatoriano es uno de los más altos de la región, uno de cada tres ecuatorianos entre hombres y mujeres se atreve a invertir en nuevas ideas de negocio. Esta cifra, según los datos del Global Entrepreneurship Monitor, ponen al país por encima del promedio latinoamericano.
Existen dos tipos de emprendimientos: uno por necesidad y el otro por oportunidad. Lo interesante es que en el Ecuador el emprendimiento se da más por oportunidad, porque es la juventud es la que más emprende; por ejemplo, los jóvenes que han salido de las universidades deciden montar su negocio apalancándose en el conocimiento y en la experiencia adquirida. Eso se convierte en un plus para la economía de un país.
Sin embargo, pese al alto número de emprendimientos cerca del 90% de estos proyectos de negocios muere antes de los tres años, por eso es necesario preguntarse: ¿Qué está haciendo el gobierno para ayudar a que estos emprendimientos prosperen?
Para que cada emprendedor o empresario contribuya con la economía del país y este se pueda sostener en épocas de crisis es necesario un diálogo enmarcado en políticas públicas, para que el Estado central ponga al servicio de todos los ciudadanos toda su maquinaria o aparato estatal.
Más que por el desconocimiento de lo normativo, de las posibles reformas de leyes o decretos, los emprendedores ecuatorianos quieren saber de qué manera se va articular la bonificación pública; si estas políticas van a cubrir los intereses del empresariado o si por el contrario se seguirá la línea donde el gobierno queda como el único generador de riquezas, en desmedro de cualquier intento de apoyo o alianza con el sector privado.
El emprendedor para invertir necesita que las políticas sean claras. Dialogar y articular esfuerzos entre el sector público y privado puede generar confianza, y esa no existe en este momento en el país. Eso genera flechazos entre los mercados, por ejemplo: los empresarios no pueden colocar un dólar en el mercado si saben que no van a recibir ningún tipo de retorno de la inversión.
Cada empresario se esfuerza por generar un capital y cuando este decide a invertir es porque espera un retorno de la inversión; sin embargo, existe un ambiente normativo cambiante que afecta ese retorno. Es normal y común que las personas esperen que el mercado comience a dar señales de confianza.
El ciclo del mes de enero hasta abril ha sido muy político en el Ecuador, marcado por una campaña electoral bastante fuerte con un tono de discusión y de enfrentamiento entre el sector oficialista y la oposición, y un sistema electoral poco transparente que termina por afectar la democracia.
Los países democráticos necesitan legitimidad y cuando las instituciones no reflejan esa transparencia esa se pierde. Los empresarios buscan instituciones sólidas que respondan a las garantías democráticas y promuevan la paz social.
Todo empresario conoce el riesgo de invertir ya que en cualquier momento la cadena de las ventas podría afectar el mantenimiento del negocio y, por lo tanto, lo que le quedaría es cerrar. Por eso, el ciudadano que tiene su empresa necesita saber qué va a pasar en los próximos tres meses. Con Incertidumbre, sin reglas claras y sin confianza, ningún empresario está dispuesto a invertir en el país.
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