No es malo endeudarse. Es parte de la vida cotidiana de una persona y de un país, pero ¿para qué? Según diario La Hora, que cita cifras del Ministerio de Finanzas, entre enero y agosto de 2016, el Gobierno ha destinado $2.525 millones para educación y $1.442 millones para salud. Los casi cinco mil millones de dólares, destaca esa publicación, no superan el total de lo que el país debe pagar solo por intereses y amortizaciones de su deuda, un total de $7.054 millones. Eso sin pagar el capital.
El presidente Rafael Correa ha dicho que la deuda no es un problema para el Ecuador, tras defender las últimas colocaciones en bonos por encima del 10 por ciento de interés, y defender una medida que permite sacar de las sumas y restas las obligaciones entre instituciones del Estado.
El país ha vivido en los últimos años una época de bonanza sin precedentes por los altos precios del petróleo, lo que le ha permitido invertir en carreteras, hospitales, escuelas… Una época que ya pasó. Pero las cifras muestran que la inversión en esas áreas prioritarias no ha caminado de la mano con el nivel de endeudamiento.
La inversión en salud y educación no se compara con la necesidad de financiamiento que ha ido creciendo como una bola de nieve, al igual que sus amortizaciones e intereses. Endeudarse está bien, pero ¿para qué?
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