Han pasado tres años desde que el presidente Rafael Correa anunció la explotación de los campos Yasuní ITT, situados dentro de una zona de reserva de la biósfera. Desde entonces compañía estatal Petroamazonas ha hecho la tercera perforación en el campo petrolero Tiputini con el objetivo de perforar 40 pozos para producir cerca de 20 mil barriles de crudo diarios desde julio hasta diciembre de 2016.
De lo que se conoce hasta ahora, la tecnología usada para la explotación del ITT, en esa zona ambiental muy sensible, fue importada de Europa con una mayor inversión, debido a que la técnica de perforación es distinta a las usadas en el resto de campos petroleros del país.
No hay una perforación vertical de los pozos petroleros. La nueva tecnología permite hacer perforación de pozos horizontales y multilaterales; es decir, no se trabaja en el perímetro de donde se va a sacar el petróleo sino en sitios laterales, sin entrar en la zona donde pueda haber una mayor afectación ambiental.
Este tipo de perforación ayuda a evitar entrar con maquinaria en la zona del parque Yasuní, porque son básicamente tomas laterales que van haciendo un monitoreo en la parte subterránea de una forma paralela. Es una técnica nueva en Ecuador, pero eso ya se ha hecho en otros países. Se ha usado en Canadá, en Chile, en lugares donde hay riesgos ambientales como es el caso de la Amazonía.
Brasil usa esas estructuras para sacar crudo en la parte de la Amazonía y evitar grandes afectaciones en la flora y la fauna. Rusia usa esa tecnología para sacar el gas. En la explotación del gas del Golfo también se usa esa tecnología.
De esas experiencias se ha podido constatar que este tipo de explotación petrolera no provoca un daño muy fuerte en lo que es la flora, la fauna, los micronutrientes que tiene la tierra… Se ha probado que puede reducir la escala de los llamados daños colaterales.
Es muy diferente que hacer una perforación vertical tradicional que puede llegar a afectar gravemente los valores nutritivos que tiene la tierra. Con la nueva tecnología usada en el ITT se reduce por lo menos en un 60% y 70% esos daños colaterales, porque la maquinaria no invade toda la flora y fauna del área de donde se va a extraer el petróleo.
La técnica permite instalar la maquinaria para perforar en las zonas donde hay menos vegetación, se perfora unos 500 a mil metros y desde adentro se comienzan a perforar en otras áreas, sin afectar la superficie.
La tecnología actual, en teoría, es menos dañina, menos destructiva que la usada hace 10 o 20 años. Y el gran beneficiario no va a ser solo el ecosistema y el medio ambiente, sino también la economía ecuatoriana que atraviesa graves problemas de liquidez. El problema sería si los precios del petróleo no se recuperan porque las inversiones para hacer ese tipo de explotación son más altas y su recuperación sería más lenta.
El uso de las nuevas tecnologías también permitirá que esas zonas de explotación desarrollen algún tipo de proyecto para recuperar lo que se vaya a perder en la flora y la fauna. Pero hay que tener claro que no eso no será en el corto plazo. Tardará unos 10, 15, 20 años, según el grado de intensidad y destrucción que se haya podido minimizar.
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