El bosque está en silencio… o casi. Estudiantes de diseño de Estonia han instalado en medio de los árboles tres megáfonos gigantescos de madera que captan y amplifican los murmullos.
Los senderistas que visitan el centro cultural de Pahni, en una zona forestal cercana a la frontera, en el sur de Estonia, están deslumbrados y emocionados.
“No fue fácil encontrarlos, pero una vez allí, nos ha impresionado. Estas estructuras de madera clara en un bosque verde sombrío parecían ovnis recién llegados”, contó a la AFP Sten Weidebaum, acompañado de sus hijos.
Los profesores pidieron a un grupo de estudiantes de diseño la creación de una “biblioteca forestal”. “Entonces se me ocurrió crear una audioteca”, cuenta Birgit Oigus, de 21 años, quien ha ideado megáfonos de madera de tres metros de diámetro.
“Es un lugar que nos propone escuchar los sonidos del bosque y nos aporta paz interior”, añadió el entusiasta ecologista.
Se crea “un efecto único de sonido envolvente”, explica el profesor Hannes Praks, de la academia de Bellas Artes de Tallin, supervisor de la iniciativa que esperan impulsar en otras naciones europeas.
“Hemos colocado tres megáfonos a la distancia y el ángulo adecuados para que en el centro de la instalación el sonido llegue de tres direcciones”, afirma, mientras muestra los conos gigantescos.
Los bosques cubren el 51% del territorio de Estonia, un pequeño país báltico de 1,3 millones de habitantes conocido por sus avances en las nuevas tecnologías.
Es uno de los países menos religiosos del mundo, en el que, según un sondeo de 2005, solo el 16% de los ciudadanos cree en Dios, pero muchos claman su amor por la naturaleza y en concreto por las reservas de bosques.
Cosmos forestal
El escritor Valdur Mikita define el proyecto como un “encuentro bastante impactante entre la naturaleza y la cultura”.
La idea de crear una “biblioteca forestal” fue inspirada por su libro “El bosque lingüístico”, una exploración del vínculo entre la naturaleza y la cultura.
“Tengo una teoría según la cual el número excepcional de compositores talentosos en Estonia se debe al sentido particular del oído que se desarrolla gracias a la vida en el bosque”, explica, citando a Arvo Pärt, el precursor de la música minimalista mística.
En Estonia la música forma parte de la identidad nacional y los directores de orquesta son tan famosos como las estrellas de rock.
Los “megáfonos de la Madre Naturaleza”, como los llaman los senderistas, están elaborados con materiales sencillos, madera y clavos, pero el diseño es de alta tecnología y los constructores consultaron a un ingeniero acústico.
La instalación es de alerce con los bordes tallados de forma que amplifiquen y concentren el sonido, explica la arquitecta de Tallin Aet Ader, que ha asesorado a los estudiantes.
Además, añade la especialista, “es posible sentarse cómodamente en el interior del megáfono; sus paredes sirven de respaldo (…) (A través de las aberturas) se ve a un lado el cielo y al otro el musgo y los arándanos”. (AFP)
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