El traspaso de las competencias de la Asamblea al Tribunal Supremo de Justicia, con jueces que han jurado lealtad al chavismo, es eso: un Golpe de Estado.
Los ecuatorianos no acuden a las urnas para ser considerados sospechosos de cometer delitos electorales, van simplemente a cumplir un derecho, el de elegir de forma libre a sus autoridades.
Nadie dijo nada ante la arremetida de la canciller venezolana. Sus aliados se limitaron a un tácito apoyo y sus cuestionadores prefirieron el silencio hasta este martes en que se votará una histórica resolución.
Tal vez haya sido mejor que ese diálogo nunca ocurriera porque eso habría legitimado una organización que lo que menos busca es propiciar el debate de ideas.