Definitivamente, entre las bondades que están detrás del uso de medios de intercomunicación soportada en las tecnologías de información y comunicación (TIC) –para mejorar el bienestar de la vida del ser humano-, se encuentra la facilidad de acceso a datos -sobre todo ya convertidos en información- que, sobre la base de su buen uso, se conviertan en la directriz fuerte y sistémica de la toma eficaz, eficiente y ética de las decisiones relacionadas a los diferentes ámbitos de la vida humana; siendo, precisamente, uno de ellos el vinculado a las finanzas personales y familiares que, para su potenciación, requieren de una dosis continua de “Educación Financiera”.
De ahí, un principio básico aplicable a las finanzas personales y familiares y también a las de los emprendedores nacientes -para que tengan buenos resultados en su aventura empresarial- es el conocimiento de determinados conceptos y técnicas que les ayuden a manejar el dinero que tienen disponible y que, con mucho sacrificio -para quien emprende-, lo están invirtiendo en el funcionamiento del negocio creado.
Cuando se plantea saber comprar -desde cosas pequeñas, del día a día, o grandes de duración larga en el tiempo- significa, primero, tener información clara -con la suficiente reflexión racional- de lo que, realmente, se necesita comprar -no sobre o subdimensionar porque el exceso o la falta de lo que se piensa adquirir tiende a pasar facturas negativas costosas-; luego, es importante tener el detalle de la identificación de los posibles proveedores -aquí la información desplegada en internet (por supuesto la confiable) facilita notablemente la tarea- y, tercero, sobre la base de la investigación de negocios que se realice, a través de una matriz comparativa en donde, en la primera columna, se liste a todos los proveedores identificados y, en las columnas siguientes, escribir la información sobre la localización domiciliaria de ellos; sus datos de contacto físico y virtual -teléfonos móviles y fijos, correo electrónico, redes sociales virtuales activas- y, en la última columna, se deben exponer las condiciones financieras de lo que se está queriendo adquirir -cantidades exigidas del producto, precios, descuentos, garantías, plazos de pago, financiamiento directo u otro medio de crédito-.
Una vez se tiene disponible la matriz comparativa para comprar, el último y fundamental elemento que, también, hay que incorporar –para completar el análisis de selección de los mejores proveedores para la buena salud de la economía familiar o del emprendedor- es el detalle de las características descriptivas de lo que vendría a ser la calidad de lo que se piensa adquirir.
Entre los parámetros a considerar, por ejemplo, está la seriedad del posible proveedor a elegir en cuanto al cumplimiento oportuno y de continuidad de lo que se convenga; la duración real del producto; el cumplimiento de las especificaciones ofrecidas frente a lo que, realmente, contiene el bien o servicio a recibir -una vez se da el consumo y uso final-. Para evaluar estos parámetros, antes de tomar una decisión definitiva del proveedor elegido, es recomendable conversar con otras personas que ya han comprado y, con ello, saber el grado de satisfacción directo que han experimentado.
También, en un mundo de digitalización explosiva, resulta efectivo la consulta en aplicaciones virtuales que exponen las características financieras y no financieras de los productos que se piensa comprar como, también, la percepción y satisfacción de quienes han consumido el bien o servicio que está siendo objeto de decisión de compra -ejemplos, con reconocimiento global y que la mayoría conoce, están: Amazon -la mayor tienda de productos del mundo-, Tripadvisor -tienda referente para actividades relacionadas al sector turístico- y todas las que a nivel nacional -una buena fuente de consulta son los agremiados a la Cámara de Innovación y Tecnología Ecuatoriana (CITEC)- e internacional puedan servir de soporte adicional en la toma de decisiones-.
Y, cuando la compra está vinculada a algún bien o servicio más costoso y de larga permanencia en el tiempo -casas, departamentos, terrenos- o que, también, sea considerado como un equipo o soporte con alguna aplicación tecnológica más compleja; lo óptimo, para potenciar el beneficio de lo comprado, es necesario recurrir a la asesoría de personas cercanas y confiables que tengan conocimiento especializado en la materia de lo que se quiere comprar.
En definitiva, hay que evitar caer en el error más grande de hacer una compra a ciegas; llevando, con ello, a que en el camino las personas, las familias y los emprendedores se vayan encontrando con sorpresas costosísimas para el estado situacional de sus finanzas que, por la escasez de recursos, requieren de decisiones racionales e inteligentes.
Por último, como se puede ver con todo lo expuesto, saber comprar es una habilidad sobre la cual hay que insistir -y que, ahora, se facilita su práctica gracias a las ayudas tecnológicas digitales de acceso a datos e información- si se quiere que las personas, las familias y quienes han decidido emprender en algún negocio tomen decisiones que les permitan optimizar los recursos disponibles y, con esa base, generar el ansiado ahorro que, en última instancia, es el que da el soporte sólido a la construcción de un sano y permanente patrimonio personal y familiar que, con sabiduría y prudencia, es el que da, a lo largo del tiempo, tranquilidad financiera y, sobre todo, emocional a las personas y a las familias que, honestamente, se esfuerzan por días mejores.
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