La capacitación sobre aprovechamiento de residuos orgánicos se desarrolló con éxito con el apoyo de la Corporación Ecuatoriana para el Desarrollo de la Investigación y la Academia – CEDIA, que mediante el FONDO AVANTE promueve el financiamiento de programas, que propicien el desarrollo de habilidades y formación de talento humano en áreas de conocimiento de interés de las instituciones miembros de CEDIA.
Las carreras de Ingeniería Ambiental y Agropecuaria de la Universidad Técnica Particular de Loja, la Universidad Nacional de Loja y la Universidad Politécnica Salesiana – Sede Cuenca, organizaron el programa de capacitación en Tratamiento, aprovechamiento y valorización de residuos sólidos orgánicos, con la finalidad de promover la formación técnica que atienda la problemática ambiental que se deriva por la producción de residuos.
Dado que muchas de las actividades diarias que realizamos generan residuos, es necesarios gestionarlos para evitar problemas de contaminación. En el 2021 se estimó que en Ecuador cada habitante produce un promedio de 0,73 kg/hab/día de los que aproximadamente el 60% corresponde a residuos orgánicos de origen vegetal y animal. A pesar de que los residuos orgánicos son los más producidos, son los menos gestionados y se caracterizan por su elevada humedad y rápida putrefacción.
En Ecuador, la deficiente clasificación en el origen provoca que los residuos orgánicos estén siendo almacenados en sitios de disposición final. Por la naturaleza de los residuos orgánicos que son biodegradables, al estar confinados bajo condiciones anaerobias (ausencia de oxígeno), estos se descomponen generando lixiviados y gases de efecto invernadero como el CH4 y el CO2.
Además de los residuos orgánicos generados en las viviendas, se suman los generados en las etapas de cosecha, postcosecha e industrialización de productos agrícolas como caña de azúcar, maíz, banano, café y cacao que, tradicionalmente, se produce en el país. El sector ganadero genera residuos orgánicos de origen animal como vísceras, estiércoles y purines; residuos orgánicos que sí se almacenan de manera selectiva, pueden ser aprovechados y transformados en nuevos productos como por ejemplo en biogás, compost, humus y bioles, estos tres últimos constituyen abonos tradicionalmente utilizados como mejoradores de suelos agrícolas.
Se estima que cada año se generan 140 x 103 Tn de biomasa de residuos agrícolas en todo el mundo, por lo que la gestión inadecuada de esta materia orgánica podría provocar problemas de contaminación considerando que, a largo plazo, la descomposición directa de residuos sobre el terreno favorece el aparecimiento de malos olores, incremento en las emisiones de CO2, N2O, y otros gases de efecto invernadero, producción de lixiviados que impactan sobre el ambiente.
Los residuos orgánicos se pueden aprovechar para la producción de mejoradores de suelos y fertilizantes orgánicos como paso hacia procesos de producción orgánica y economía circular. La producción de estos fertilizantes orgánicos se realiza tradicionalmente por medio de técnicas de compostaje y lombricultura. En la capacitación desarrollada se fortaleció el conocimiento científico y técnico respecto a la producción de abonos orgánicos sólidos y líquidos como medida de aprovechamiento y valorización de residuos orgánicos que, bajo el modelo de economía circular asegura que materiales sin valor se reincorporan a los ciclos de producción transformándose en nuevos productos.
La formación teórica se desarrolló entre el 3 y 6 de enero de 2023 mediante la plataforma virtual zoom, en el siguiente link podrá acceder a estas grabaciones, en la semana del 9 al 13 de enero se desarrollaron talleres prácticos presenciales en las tres instituciones realizando el montaje de pilas de compostaje, pacas digestoras y bioles, además, se visitó la planta de bioproductos (Zapotepamba, Catocha y Loja), y, el centro de gestión integral de residuos sólidos de la ciudad de Loja.
Los abonos orgánicos mejoran las características físico-químicas y microbiológicas del suelo ya que presentan altas concentraciones de materia orgánica y nutrientes que incrementan su fertilidad, asegurando un suelo apto para la producción sostenible de alimentos, reduciendo el uso de agroquímicos. Alcanzar una agricultura y una producción sostenible de alimentos es posible al incorporar procesos de producción amigables con el medio ambiente, donde se utilicen menos pesticidas, fertilizantes y herbicidas, sustituyéndolos por abonos orgánicos que aseguren la disponibilidad de materia orgánica en el suelo y que a su vez aprovecha los residuos propios de su producción.
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