La agricultura familiar, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se refiere a un modelo de producción agrícola en el cual la gestión familiar de la tierra, los recursos naturales, el trabajo agrícola y la toma de decisiones están vinculadas a la unidad familiar.
La agricultura familiar es un sistema agrícola que desempeña un papel fundamental en la seguridad alimentaria y la producción de alimentos a nivel mundial; estas explotaciones agrícolas familiares a menudo practican la diversificación de cultivos, producción de alimentos y cría de animales que contribuyen al desarrollo rural. Este modelo de agricultura es diverso y puede variar según las regiones y las culturas, pero generalmente se caracteriza por su tamaño limitado de tierra y recursos, lo que la hace más vulnerable a los desafíos ambientales y económicos.
La FAO destaca que las explotaciones familiares representan alrededor de cuatro quintas partes de la superficie agrícola del planeta y son responsables de más del 80% de la producción mundial de alimentos en términos de valor.
Pese a la importancia de la agricultura familiar en la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza en muchas regiones, a menudo se encuentra rezagada en términos de adopción tecnológica y acceso a recursos digitales, lo que limita su capacidad para mejorar la eficiencia, la productividad y la sostenibilidad. La brecha tecnológica en este sector se manifiesta en varios aspectos, como la falta de acceso a información en línea, la escasa adopción de prácticas agrícolas modernas y la limitada utilización de herramientas digitales para la gestión agrícola.
Por lo tanto, cerrar la brecha tecnológica en la pequeña agricultura familiar es crucial para mejorar la calidad de vida de los agricultores, por lo que resulta necesario promover políticas y programas que respaldan a los agricultores familiares y sus comunidades, fomentando prácticas agrícolas sostenibles, acceso a recursos y tecnologías, y el fortalecimiento de la resiliencia frente a desafíos como el cambio climático y la inseguridad alimentaria.
La implementación de varias es estrategias que promuevan el acceso a la tecnología, la capacitación y la adopción de prácticas agrícolas modernas puede ayudar a transformar este sector crucial y hacerlo más resiliente, sostenible y rentable. Por ejemplo, en Kenia se está implementando un proyecto piloto de agricultura de precisión que emplea tecnología satelital para analizar los niveles de carbono y la fertilidad del suelo. Este proyecto brinda asesoramiento a los agricultores de pequeña escala mediante el uso de aplicaciones móviles y mensajes de texto, proporcionando orientación sobre los momentos adecuados para la siembra y la cantidad óptima de fertilizante a aplicar.
Expertos indican que aumentar el acceso de los jóvenes agricultores a las tecnologías puede ampliar las oportunidades de empleo rural y mejorar la sostenibilidad de la agricultura familiar.
Estrategias para cerrar la brecha tecnológica
La colaboración entre estos actores sumado al empoderamiento de los propios productores en la organización comunitaria y la gestión con un enfoque centrado en las necesidades locales son esenciales para cerrar la brecha tecnológica en la pequeña agricultura familiar y promover un desarrollo agrícola sostenible y equitativo.
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