Remitido por Juan de Althaus
Con ocasión de la publicación de la colección literaria 200 años. Bicentenario de la Independencia de Guayaquil en el 2021, entrevistamos al Arq. Melvin Hoyos, director de la Unidad Coordinadora de Asuntos Históricos y Culturales (UCHYC) de la M. I. Municipalidad de Guayaquil, quien dirigió y desarrolló el proyecto.
¿Cuál es la historia de esta colección?
En el seno del comité por la celebración del bicentenario, el doctor Francisco Huerta dijo que hace cinco años, para el bicentenario del 10 de agosto[1], en Quito habían publicado muchos libros en relación al tema; y, como soy bibliófilo, los compré.
Al alcalde Nebot le señalé: “Tenemos que realizar una convocatoria para publicar libros con el programa editorial”; pero la convocatoria no se realizó, porque no se destinó presupuesto del comité para ello. Luego se logró aprobar una cantidad pequeña de dinero y le dije al abogado Nebot: “¿Por qué mejor no hacemos una gran colección de libros que tengan que ver con la independencia y sus protagonistas?”. Esto debido a que hay muchos libros raros, que no se conocen y otros han desaparecido. Nebot me respondió: “Hagamos algo mejor. Publiquemos una colección con lo mejor que ha escrito la pluma guayaquileña en estos 200 años”.
Había mucho que ya se había publicado dentro del programa editorial de la Municipalidad, tal como el grupo de Guayaquil de las primeras tres o cuatro décadas del siglo XX: Gallegos Lara, José de la Cuadra, Enrique Gil Gilbert, entre otros. También, la obra de Medardo Ángel Silva y de Francisco Campos Coello en historia. Por tanto, debían ser nuevas publicaciones.
Lo primero que hice fue ponerme en contacto con dos grandes profesores de literatura, el doctor Rodrigo Pesantez Rodas, que en paz descanse; y Cecilia Ansaldo. Les solicité que me den los nombres de los mejores escritores que tuvo Guayaquil en el siglo XIX y XX. Sin embargo, solo sabían de dos o tres de los clásicos, como Olmedo, Rocafuerte y Pedro Carbo.
Entonces, yo hice la investigación. Guayaquil tenía solo una librería en el siglo XIX. Casi todo lo producido era impreso aquí. Encontré que se comenzó a publicar bastante en la ciudad desde 1870, cuando aparece la Universidad de Guayaquil. Solo lo hicieron los profesores de las facultades de Jurisprudencia y Medicina, a modo de libros de texto para sus alumnos.
Luego, comienzan a aparecer trabajos de literatura, particularmente novelas; y algo interesante, muchos, muchos poemarios… los guayaquileños tenían la fijación de versificar. Comienzo a hacer una estadística de esas obras registradas en la Biblioteca de Autores Nacionales Carlos Rolando.
Me puse en contacto también con la Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit, la Biblioteca de Autores Nacionales de Cotocollao, en Quito; y también con el doctor Miguel Díaz Cueva, quien tiene la biblioteca privada de autores nacionales más grande de Cuenca.
Las obras más importantes eran las más leídas. Descubro a los 3, quienes publicaban poesía, crónica, novela e historia. Entonces, detecto otra pauta para valorizar su trascendencia: las reediciones. Algunas de sus obras habían sido reeditadas hasta tres veces, por la demanda de lectura.
En esa época, las publicaciones eran de tipo doméstico. No se imprimían para que el autor viviera de esa actividad. El tiraje era de 30 o 40 ejemplares, para regalar a los amigos o la familia. Dejaban una cantidad minúscula para la venta en Librería Española. Medardo Ángel Silva no logró comercializar ninguno de sus libros y el librero se frustró al punto que los quemó de pura rabia.
Encontré que hay una novela que se reeditó en el siglo XIX cuatro veces, titulada Titania, escrita por Alfredo Baquerizo Moreno, quien llegaría a ser presidente de la República del Ecuador. Era un gran escritor.
Elaboré la lista con 74 títulos, categorizándolos en poesía, crónica, novela y otros. Un grupo adicional sería de historia nacional escrita por guayaquileños. Y un tercer grupo mayoritario serían libros de historia vinculados con la revolución de octubre y, particularmente, biografías de personajes guayaquileños relacionados con la revolución. En esta última selección había folletos, reeditados una y otra vez, bajo este formato.
Entonces, los dividí mediante colores diferentes: celeste, azul, verde claro y verde oscuro. El abogado Nebot me había otorgado la potestad de hacerlo según mi criterio, y cuando le mostré, quedó impactado por la forma en que se había hecho la selección.
¿Estos textos no se publicaron en otros países latinoamericanos o en España?
¡Ah!, ¡sí! Revisamos las imprentas en España y las de Lima. En Lima se publicaron un montón de textos de Guayaquil, incluyendo tres folletos seleccionados.
Salieron un poco más allá del ámbito de Guayaquil, ¿no?
Así es. Por ejemplo, de los hermanos Gallegos Naranjo, la mitad se publicaron en imprentas guayaquileñas y la otra mitad en Quito.
En la serie de historia, ¿hay documentos nuevos entonces?
Por supuesto, publicamos no solo la revisión de las memorias del virrey Manuel Joaquín de la Pezuela, sino también la reedición del hallazgo que hizo Enrique Muñoz Larrea en el archivo militar de Segovia; y la reedición de 1959 en Venezuela, de las memorias de Lord Cochrane.
¿Tienes algo más que comentar?
No, eso es lo que creo que vale la pena destacar. Lograrlo fue casi un milagro.
[1] Día de la Independencia de Ecuador
Texto publicado en Ventanales 19.
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