Dentro del marco del vigésimo quinto aniversario de la Reserva Marina de Galápagos, que se celebrará en el 2023, un equipo multi-institucional de científicos dirigido por la legendaria oceanógrafa y exploradora de National Geographic, Sylvia Earle (Mission Blue) llevó a cabo una expedición de dos semanas en la Reserva Marina de Galápagos, a bordo del M/V Argo para redescubrir y evaluar algunos de los hábitats y especies que en gran medida han sido poco estudiados en la reserva.
“Galápagos siempre será un lugar especial”, explicó Earle. “Fue aquí donde descubrí comunidades de algas marinas de agua fría en la línea ecuatorial hace cincuenta años, y fue Galápagos que, años más tarde, inspiró nuestra iniciativa Mission Blue Hope Spots”.
Sylvia Earle estuvo acompañada por el campeón del Hope Spot de Galápagos e investigador de la Universidad San Francisco de Quito, Alex Hearn (Galapagos Science Center/MigraMar), el co-campeón Manuel Yépez (Sector de Pesca Artesanal de Galápagos), Diana Pazmiño, Susana Cárdenas y Daniel Armijos (Galapagos Science Center), entre otros.
“El próximo año será nuestro vigésimo quinto aniversario, es un buen momento para hacer un balance de lo lejos que hemos llegado en la protección de las aguas alrededor de Galápagos, y para identificar algunos de los desafíos que enfrentaremos en los próximos veinticinco años” dijo Jenifer Suárez, Jefe de Investigación de Ecosistemas Marinos de la Dirección del Parque Nacional Galápagos.
“En 1998, el tema de los plásticos oceánicos simplemente no estaba en el radar aquí”, explicó Jen Jones de Galapagos Conservation Trust quien realizó su investigación de doctorado sobre plásticos en la región y tomó muestras de agua durante el crucero. “Sin embargo, ahora estamos encontrando microplásticos en algunos de los lugares más remotos y aparentemente vírgenes de la reserva. Esto destaca la urgencia de identificar su origen y trabajar para evitar que lleguen al océano en primer lugar”.
También se tomaron muestras de agua para identificar las especies crípticas que se encuentran en la reserva. “A medida que los animales se mueven por el agua, arrojan su ADN, que podemos identificar a partir de muestras de agua en el laboratorio. Esto nos ayuda a descubrir la diversidad oculta de nuestras aguas y, por tanto, a protegerlas mejor”, explicó Diana Pazmiño, directora de la Maestría de Gestión Ambiental de la Universidad San Francisco de Quito.
“Estamos particularmente interesados en descubrir qué especies de tiburones y rayas se encuentran aquí, y cómo se distribuyen en la reserva, por lo que estamos complementando este estudio mediante el uso de cámaras subacuáticas con carnada que flotan en el agua para filmar y contar los animales que se acercan a la carnada” agregó Daniel Armijos. “Podemos usar los datos para rastrear su distribución y abundancia a lo largo del tiempo”.
Un momento clave de la expedición fue cuando uno de los equipos de buceo localizó un bosque de algas frente a la costa occidental de la isla Fernandina. “Las algas se consideran tradicionalmente especies de aguas templadas y frías”, explicó Salomé Buglass de la Fundación Charles Darwin. “Sin embargo, aquí en la parte occidental del archipiélago, gracias a las aguas frías de la corriente de Cromwell, encontramos estas excepcionales poblaciones de algas marinas tropicales en aguas que se encuentran justo en el límite de profundidad para los buzos. Usando un sumergible tuvimos la oportunidad única de buscarlas durante más tiempo y a mayores profundidades, lo que nos llevó a localizar bosques de algas marinas impresionantemente exuberantes, que no estábamos seguros de que aún existieran, se temía que se hubiera extinto después de una gran ola de calor marino durante el fenómeno de El Niño en 1982. Las macroalgas marinas, también conocidas como ‘kelps’ de Galápagos, son las más grandes que se encuentran en la Reserva Marina y con las muestras que obtuvimos podremos investigar más a fondo la biología de estas misteriosas especies de algas marinas”.
Mientras tanto, en tierra, Susana Cárdenas colocó dispositivos en cormoranes no voladores y pingüinos endémicos en las colonias más occidentales para rastrear su comportamiento de alimentación en el mar. “La mayoría de los estudios de comportamiento de estas especies se han realizado en las aguas protegidas entre Isabela y Fernandina” dijo Cárdenas. “La costa más occidental de Fernandina está expuesta directamente al afloramiento de la corriente de Cromwell y es probablemente la más vulnerable a los cambios durante los eventos de El Niño, lo que puede proporcionar datos de los efectos del cambio climático a largo plazo”.
Durante sus estudios, los investigadores generaron una línea base sobre la abundancia del poco conocido tiburón gato de Galápagos, e incluso encontraron una cápsula de huevo en forma de espiral, durante una de sus inmersiones. “Esta especie de tiburón se reproduce de forma diferente a los grandes tiburones como los martillos y sedosos – los embriones se desarrollan dentro de cápsulas que el tiburón deposita en la superficie. La forma de tornillo ayuda a fijarlo al sustrato,” menciona Alex Hearn. “Por otro lado, hemos estado tomando datos de abundancia del langostino endémico para evaluar sus tendencias en comparación con un estudio que realizamos hace casi veinte años”.
Galapagos Science Center (GSC)
Ubicado en Puerto Baquerizo Moreno en San Cristóbal-Galápagos, es una iniciativa conjunta entre la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (UNC) creada en 2011. El GSC es un centro para coordinar proyectos de investigación científica entre científicos locales, nacionales e internacionales en beneficio de las Islas Galápagos y el mundo de la ciencia. El GSC tiene como objetivo identificar el equilibrio adecuado entre el entorno natural, y las personas que viven y visitan Galápagos. Esta labor requiere de científicos de distintas disciplinas, por lo que el GSC tiene proyectos en más de 13 áreas de investigación a partir de sus tres ejes fundamentales: la investigación científica interdisciplinaria, la educación a través de la ciencia y la vinculación comunitaria.
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