PRÓLOGO DE F-ILIA # 5
Nuestro llamado conjunto a artistas, psicoanalistas, gente de letras, investigadores… a trabajar sobre “URGENCIAS Y SUBJETIVIDADES CONTEMPORÁNEAS: ANUDACIONES DESDE EL ARTE Y EL PSICOANÁLISIS”, despertó un deseo de participar en la comunidad local, nacional, latinoamericana, llegando hasta Italia.
Desde Francia, recuperamos una conversación paradigmática entre una artista y un psicoanalista: Orlan y Jacques-Alain Miller; un vivo testimonio de cómo se produce una subjetivación contemporánea, en tanto que esta artista con angustias de muerte, debió inventar un nombre propio. Ella no fue “bautizada” y su nombre “Orlan”, asegura, resultó ser: “el producto de un psicoanálisis”. Esto aconteció cuando pudo notar un detalle mortal enjaulado en su bella firma, a lo que su analista apuntó con una interpretación contradictoria. Ante esa lectura inédita, ella concluyó: no estaré más muerta; y desde el “or” de su antiguo nombre, se reinventó cual obra de arte.
Esta edición me hizo recorrer la ciudad, ir a la Universidad de las Artes, fotografiar nudos incidentales, visitar exposiciones, (re)encontrarme con amigos… Fue un intenso conversar, leer y reseñar, que se prosiguió con una recepción de páginas a máquina de escribir con preciosos errores; artículos desde cavernas, ojos del huracán y fin del mundo; un know-how arácnido, mejor enfocado cual arquitectura del tejido, de Suely Rolnik; tesis artísticas, poemarios visuales postmodernos, registros de obras expuestas en Bienales y videos de performances de atar… Lista borgeana de objetos inesperados que, en el proceso de confección de esta F-ILIA 5, nos llevó a charlar con nuestro colega Fabián Naparstek, en dirección de la invención al inventario.
Ustedes podrán escuchar aquí ese podcast titulado: El coraje de inventar y saber-mostrar-allí la hilacha, que marca una ética del inventario del uno-por-uno, en una época plagada de protocolos, decisiones políticas basadas en metadatos y moralismos dictados por influencers. En cambio, por el paradigma Joyce —índice de una singularidad de nuestra época—y desde la buena hilacha del tejido, llegamos a otro desenlace: uno que implica que algo se termina y se des-enlaza, pero con una aspiración inédita de re-enlazarse de maneras novedosas, con su propio invento.
Con el deseo de dejarme enseñar, acompañé con gusto en la formalización, de-formación y edición de varios de los trabajos aquí publicados; considerando que lo que llegó era sobre “arte y psicoanálisis”: productos que tenían que ver, rastreaban algún concepto freudiano, aludían a Lacan… También se suscitaron lecturas, propiamente, analíticas. Este volumen demuestra que existe una viva transferencia con el psicoanálisis, hecha de amor e invención; siendo un lazo que se teje en torno al objeto a: un arte sutil, un arte de saber-hacer allí en la contingencia. El artista quien le desbroza la vía al analista, supo indicarnos Lacan, y hoy, desde un hacer decidido y delicado, nuestra apuesta es que F-ILIA 5 sea un catálogo de sutiles soluciones, invenciones y nuevos anudamientos; lo que se muestra desde la construcción misma del índice. Serán los lectores quienes nos hagan saber, ¡qué tan cerca de esta aspiración llegamos!
Nuestro antecedente directo es Lacan cuando elige soltar la mano de Freud para tomar la de Joyce, una vez que en su Seminario “… o peor” le mostraron el escudo de la familia Borromeo (1972); de ese artefacto desprendió el nudo “bo”, volviéndolo un soporte de lo real para proseguir su esfuerzo de pasar de la anécdota a la lógica: aplicándose a la manipulación de cuerdas y nudos, embrollándose. El objeto a inasible, del que Lacan se declaró inventor, toma forma en la conjunción del anudamiento borroméico de lo real, lo simbólico y lo imaginario. Mas, cuando ocurre un lapsus del nudo, puede producirse una reparación sinthomal. En el caso de Joyce, fue su escritura con la supo hacer con eso que se le imponía. Así, la aspiración del escritor del enigma era hacerse descifrar durante 300 años y hoy, ¡ya estamos celebrando los 100 años de su Ulysses!
Un analista anima al analizante a cernir ese objeto “a” que lo causa y lo sostiene, tomándolo de la mano sin dejarlo caer. Es un asunto serio, pues hoy somos testigos de los mártires caídos del deseo del Otro, ante nuevos ideales que empujan a la explotación de sí: otra cara de la depresión, de la depreciación de una palabra inédita que (re)anude a la vida. He aquí un atisbo de la función del psicoanalista como editor del bien-decir y, acaso, artista del buen-anudar; pues hay distintas funciones del nudo: empalmar, amarrar, hacer de tope… Es un arte no-todo. De hecho, Lacan en su Proposición, precisó que la entrada y la salida del análisis son empalmes; y que, al final, se debe disipar esa sombra espesa que recubre el empalme del “psicoanalizante” al “psicoanalista”.
Ocurre que un analista puede encarnar el objeto a y que a éste acuden criaturas mortificadas por un malentendido, demandándole amor y soluciones; y es que, por ejemplo, en En carne propia, el periodista José Delgado sin esperarlo, posicionó en el imaginario social la necesidad de un Otro del “amor, comprensión y ternura”. Desde las narrativas apocalípticas de consumo mundial, investigadores de la Universidad Casa Grande nos muestran lo que piden las subjetividades del fin del mundo: imágenes que alimenten, que doten de sentido, aunque sean de un remasterizado tarot. Ahora bien, un tratamiento psicoanalítico posible al desarraigo contemporáneo implica no responder a la demanda e ir en otra vía que no sea la del sentido ante lo inhóspito del mundo, del otro, de lo más propio. Aquí hay que considerar que, ante la caída del Nombre-del-Padre no sólo surge lo peor, sino también: invenciones singulares que notarizar y divinas creaciones, que acompañar. F-ILIA 5 acoge así, la creación de la cueva de los sueños perdidos (Pablo Mogrovejo), donde Herzog (re)introduce al final del documental la mano humana, pintándola en esa pared que da forma al vacío. Una rectificación subjetiva decidora es cuando un analizante comprometido hace entrar su mano propia en el síntoma que lo aqueja.
Nacemos malentendiditos y la palabra des(a)nuda el malestar gozoso que se impone el ser hablante. Entonces, ante el vacío de la respuesta experta y la ausencia de una medicación eficaz ante el sufrimiento subjetivo, se desplegará un discurso, una “Épica de la Historia y la Histeria…” —léase a Nicolás Esparza—, o se inscribe una irónica: Velanfaxina Fields Forever. En ese terreno épico, una interpretación analítica desde su ética y política del bien-decir, puede tornar una tragedia en comedia y un mal-entendido, volverse un Witz vivificante. Allí también, un “meme máster” como Eduardo Varas, inventa una solución post-poética que inicia con el paréntesis desde donde se ve el agujero de su frente… hasta lo que debería ser el final del poema y es un “cliffhanger”.
Cliffhanger, en tanto escena interrumpida por lo real del corte, lo que nos remite desde la ficción a eso que es traumático porque no cesa de no ocurrir: como la salvación imposible de “Varón”, quien se lanzó por una ventana tras una fracasada maniobra policial, unos psico-bomberos impedidos de “darle la contención completa” y su conclusión alienada: O eres o no eres… no han aprendido nada. Yo no sé . También hay lo que no cesa de ocurrir, como aquellos eyectados de las Torres Gemelas —adelantando su fin ante el terror— quienes caían imparables en las pantallas, mostrando la glotonería de una mirada obscena: una adicción generalizada; lo que Luis Iriarte remitiría a la ludopatía. ¿Ludopatía a falta de respuestas “lúdicas y cuerdas?”
En ausencia de cordura o cuando ¡todo el mundo es loco!, una escritora-editora localiza un punto de calma cuando algo le da ojeriza; y aunque, El ojo del huracán no suene como un lugar para salvaguardarse como una “Casa Morada”, es allí donde Paulina Briones se refugia para leer más allá del horror, la violencia y lo abyecto, y producir su propio catálogo de literatura Otra. Y, desde una acción particular, la artista Patricia Rodríguez nos enseña cómo un día logró tornar una MIRADA en ADARIM, escribiéndola al revés en un performance donde es atada —otras cuerdas ante la falta cordura— y logra soltarse sin rasguños, forcejeando con lo que queda por fuera de la Ley.
El sujeto contemporáneo está huérfano de los puntos de apoyo que le aportaban los ideales modernos, aún si le sirvieron para rebelarse. Ante las nuevas causas y fraternidades del cuerpo, Antonio Aguirre en “Take me back to the rivers… El psicoanalista, los laberintos y la fe” hizo un llamado —no precisamente sutil— a contribuir en un esfuerzo en el que nadie nos sustituirá: esfuerzo que no sea ampliar el “catálogo de las utopías”; sino, hacer-sobrevivir el descubrimiento freudiano y saber-elegir esas comunidades donde “un analista puede hacer la práctica de su extimidad (…) formalizando sus agujeros”. Esta es una inestimable orientación ético-política en tiempos de guerra: recurrir a una topología de la extimidad que no abone a la confrontación imaginaria; y, más bien, encause a la elaboración del inconsciente para producir su agujero. Le agregamos una estética geopolítica, como aquel título de Jameson que trabajamos en su Seminario.
Queda lo bello como último velo ante lo real, como la bella firma de Orlan que ocultaba el horror. Pero se descorren las cortinas y la calavera anamórfica está a la vista, develando que “No hay banda”, que “Todo es sólo una grabación”, como en la película de Lynch que María Paula Vanegas lee con Žižek. Pero, esa misma ausencia de un Otro que mueva los hilos, conmina a: verdaderas creaciones ex -nihilo, al modo de esas esculturas que le hablan a Juan Gómez y que trae Ramón Ochoa, no sin la cera perdida; invenciones a propósito de un desorden en la juntura más íntima de un Cioran tan “fragmentista” y con tedio, tan al estilo de nuestra civilización, como lo recoge Mayra de Hanze; o, al surgimiento de una “estética del mal” que venga a cortar el bullying al tiempo que se cortan los cabellos (caso de Gabriela Pazmiño). Pues, aún sin velos: queda el enigma de la sexualidad y hace falta un analista para avalar una invención que haga lazo.
Lacan en “La Angustia” (1962-1963) presenta la figura del funámbulo-sin-red: la de ese sujeto que, ante la toma de una decisión en relación verídica con lo real, experimenta la ausencia del Otro de la garantía. Nuestra civilización, estragada por la confluencia del capitalismo y la ciencia, denuncia una fragilidad de la malla simbólica que complica la acogida de los sujetos en la escena del mundo; sin embargo, han llegado otras “redes” “sociales”, aunque sean precarias o itinerantes. ¿Qué es lo que corresponde sino agarrarse de un síntoma que itera, incluso a cuenta de escritura salvaje; producir una subjetividad de-a-tres como en el caso Lol V. Stein, solución arrobada de Margarite Duras en su obra; o, escribir con un singular sujetavidas, para no dejarse-caer?
Desde una práctica analítica de la letra, hacemos frente a ese panorama “sin fatalismos”; y en esa vía, esta publicación da un lugar central a la transmisión de la experiencia de un Taller de Escritura Urgente a la Halfon, en “El Séptimo Piso”, sostenido por Ana Ibáñez en una práctica-entre-varios. Este taller para jóvenes en Guatemala puede cambiar sus coordenadas por “chat” cuando se trata de una urgencia, que según Miller es: de alguna manera, la versión terapéutica de la prisa… Y son urgencias porque se anuncian ingresos a hospitales; porque hay una urgencia real por inconsistir “La humillación” del Otro malo de la que se es objeto; porque se presentifica un desalojo, una privación de la enunciación. No es un taller “literario” sino uno donde la escritura puede tornarse “literal”; servir para ordenar, subjetivar, para hacer pasar algo a otros por el humor. En este taller se da lugar a invenciones singulares y según un tallerista destacado: parece un club.
En la Feria Internacional del Libro de Guayaquil, Pablo Cardoso, director del Instituto Latinoamericano de Investigación de la Universidad de las Artes, me comentó que dedicarían la Revista F-ILIA 5 al “arte y psicoanálisis”. Le dije que cuenten con un texto de Antonio Aguirre y al leer nuestro blog, me invitó a coeditar este volumen. Hoy veo que esta decisión mía de trabajar el anudamiento arte y psicoanálisis está materialmente sostenida en una modalidad propia de subjetivar al estilo del bricoleur y arraiga en un saber-hacer-allí analítico, no sin un cierto arte.
Como parte de la NEL y corresponsal de Acción Lacaniana, me alegra contar con valiosas participaciones de colegas del Campo Freudiano y que esta edición escriba un primer lazo entre nuestras revistas, instituciones y prácticas: en tanto, arte y psicoanálisis, como anotamos en la convocatoria, participan de un saber-hacer singular -quizás suplementario- desde donde atender las urgencias, fragilidades o inflexibilidades de las subjetividades contemporáneas. Así, esta publicación ha tomado nota de actuares y soluciones, aún modestas, discretas, infraordinarias a lo Perec, que hayan dado curso a derivas actuales; anudando de modos inauditos eso heteróclito que hace al LOM del hoy: atravesando las pantallas, sintomatizando el mundo y enlazando a la vida.
Agradecemos a los artistas, escritores, psicólogos, académicos por sus envíos; y a los docentes por leer ciegamente los artículos, pues esta es una revista en proceso de indexación. Que sea una revista académica no impidió que hagamos una colección de “Texturas”, a modo de Un pequeño catálogo de invenciones y anudamientos, de especímenes (Cristian Villavicencio) y variaciones inesperadas como “Ella, yo y mi superyó” (Gabriela Serrano): una serie de objetos, del que cada autor consintió en desprenderse, para ser inventariados y pasar al Otro, aún si no existe. En un intercambio vivo, algo de ese material se volvió inédito.
En un campo sostenido por un deseo, algunos se volvieron realidad, como la conversación con dos implacables escritores: Ariana Harwicz y Mario Bellatin, junto al psicoanalista Gustavo Motta, en el marco de “Contrapunteos”. Luego debía elaborarse un producto personal escrito, que no fuera ajeno al intercambio colectivo. Y algo así ocurrió. Quisimos saber sobre su modalidad singular de creación, en un esfuerzo de comprender, de aprehender algo nuevo de las subjetividades contemporáneas en tiempos de urgencias. Era posible que su hacer estuviera atravesado por la experiencia analítica; pero no necesariamente, pues a Joyce, un desabonado del inconsciente, su escritura le dio soporte suficiente. En la antesala de esta conexión inédita entre Francia, México, Argentina y Ecuador, escribí una carta anotando ciertos puntos de convergencia entre los asuntos que nos convocan, —la que encontrarán también aquí—, donde se perfilan tres modalidades de bordear y responder a un punto de horror desde sus arreglos sintomáticos, engarces pulsionales, invenciones singulares, escrituras indiciales.
Quizás alcanzamos a captar los ánimos y condiciones en que se suscitan sus poéticas, incluso alojarlos. Las aperturas de Ariana son musicales, pero bien podrían ser del ajedrez. Su escritura le exige salir del peso de la academia y los grandes nombres: peregrinar hasta ser la extranjera de un pueblo; ese goce clandestino empuja una escritura apasionada y, a veces, censurada por la corrección política. Las escrituras del bello-error-evidente son las de Mario y su máquina de escribir irremplazable; publicamos su página mecanografiada como nos la hizo llegar, con un texto que se dejó afectar por la conversación, conversación por Zoom donde testimonió que: “El psicoanálisis me afinó el oído para escuchar al otro”. Y, desde la anécdota al saber-hacer, el día que nos conectamos sonó una alarma, la que Gustavo incorpora en su escrito preguntándose, ¿cómo hacer con la emergencia de una alarma? Entonces, pone en serie: Pandemia de SIDA, del COVID, la Guerra declarada, buscando un saber-transfigurar un lugar común.
Agradezco por esta inédita experiencia editorial al equipo F-ILIA: a Pablo, director del ILIA, la confianza del editor Fernando Montenegro, a Mariuxi Alemán y Melanie Moreira por su apoyo, y a UArtes Ediciones, bien representada por José Miguel Cabrera. Brindo por la escritura de nuevas “anudaciones”, en tanto que El catálogo de todos los catálogos no existe. Para concluir, les abono una última referencia de Lacan, del Seminario dedicado a Joyce, que tanto orientó nuestro trabajo:
“(…) lo que se llama filosofía está acompañado de cierta falta, que yo intento suplir recurriendo a lo que solo puede escribirse, el nudo bo (…) lo que hay de filia en el filo con el que empieza la palabra filosofía puede adquirir un peso (…) El tiempo-pensado es la filia. La escritura (…) cambia el sentido” (Seminario 23, clase del 11 de mayo de 1976).
Si Joyce es un “Escritor del enigma” para desciframientos universitarios centenarios; los enigmas de Lacan son invitaciones a descifrarlos en primera persona y hoy, en un psicoanálisis.
Quedan invitados a descargar la FILIA-5: http://ilia.uartes.edu.ec/ilia/publicaciones/f-ilia/, y a acompañarnos el miércoles 17 de agosto a las 18:00 al lanzamiento esta original revista en el Centro de Innovación MZ 14 (9 de Octubre y Panamá) de la Universidad de las Artes del Ecuador. Próximamente anunciaremos la presentación de la F-ILIA 5 en Quito.
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