En estos tiempos de crisis creo que primero nos desenrollamos para pensar en cómo desarrollarnos, como sentar las bases para el futuro inmediato y el mediato.
Ahora si desenrollémonos de los temas complejos. El país como sociedad, no recién, desde hace décadas pero con énfasis en este siglo XX, ha dado giros en la política pública como el juego de los carros locos, los carros chocones. ¿Se acuerdan? Venían con las ferias de diversión, a veces con el circo, se localizaban en una explanada del barrio y listo. Ahorrábamos unas monedas para ir a manejarlos. Con el casco puesto nos sentábamos en el interior. Al encenderse la energía, aplastamos el acelerador y comenzaba la diversión. Creíamos que estábamos en control del carro y arrancábamos. Movíamos el volante y cambiábamos de un lado al otro. Venía un carro loco, nos choca y nos cambia el sentido, por más que intentábamos seguir en el curso no podíamos. Venía otro y nos empujaba, se nos iba el enfoque y cuando ya estamos enrumbado bien, otro carro loco y nos volvía a cambiar drásticamente. El juego terminaba cuando el tiempo contratado culminaba. Así parece que estuviéramos, ¿no es cierto? No tengo que establecer quién es quién, en el juego de los carros locos, creo que lo tenemos bien claro. Por eso no logramos consolidar el desarrollo, sentar las bases del mismo y definir con claridad las estrategias que el proceso implica, bajo el marco de un vivir democrático. Andamos de tumbo en tumbo y el obstruccionismo político no nos deja desarrollarnos. Por ello debemos desenrollarnos primero.
Nosotros nos hemos acostumbrado a que la democracia es un sistema de gobierno, que facilita el ejercicio democrático de votar y protestar. Creo que nos equivocamos. Humberto Maturana, biólogo de nacionalidad chilena, en una conferencia sobre educación, ética y democracia, dice sobre la democracia, “Yo pienso que … es un modo de convivencia. Es un acuerdo de convivencia en el cual, haremos distintas clases de gobierno, según las circunstancias históricas en que nos encontremos. Si estos acuerdos de gobierno, de convivencia, rompen ciertas condiciones fundamentales de las cosas que tienen que pasar o lo que quisiéramos que pasase cuando tenemos un acuerdo democrático de convivencia, no hay acuerdo, no se vive en ese acuerdo…. Tiene que ver desde luego con el que queramos convivir. Este es nuestro principal problema, queremos o no queremos convivir. Hablamos de los conflictos indígenas, ¿Qué quiere decir cuando hablamos, y hacemos este gesto de desprecio, de los conflictos indígenas? Que no queremos convivir con ellos. Porque si queremos convivir no son conflictos indígenas, sino más bien, son nuestros ¿Qué estamos haciendo de modo que nos encontramos en situaciones conflictivas con estas personas con las cuales queremos convivir? Puede ser que sea fundamental contestar esta primera pregunta, ¿Queremos convivir? Pero si queremos convivir que es lo que debe ocurrir necesariamente, mucho respeto.”[1]
Está bastante fuerte y claro. Nos llega al alma, y es lo que nos está pasando. Todos somos ciudadanos de este hermoso país, Ecuador. ¿Nos comportamos como ciudadanos de bien con mutuo respeto? NO!
“….queremos hacer lo que estamos haciendo, eso tiene que ver con la libertad y la autonomía reflexiva que es fundamental. Si no tenemos las condiciones básicas: 1) querer convivir; 2) mutuo respeto; 3) honestidad; 4) colaboración; 5) equidad; 6) ética social; y, 7) la posibilidad de reflexionar y escoger. No vivimos en democracia. Si falta uno, faltan todos”[2], dice Maturana. Y ¿quién se puede oponer a tan contundente realidad? Eso nos está faltando, esta es la manera de resolver los conflictos nuestros, de todos.
¿Qué queremos como desarrollo, sobre la base de una convivencia real? Allá voy. Empezaré primero invocando a los que saben sobre el desarrollo. Para las Naciones Unidas[3], el desarrollo debe ser sostenible, con capacidad de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Exige esfuerzos para construir un futuro inclusivo, sustentable, y resiliente para las personas y el planeta. Para lo cual se requiere armonizar tres elementos: el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente.
Por otro lado, un experto en el tema, Giovanni Reyes[4], considera que el término desarrollo se entiende como una condición que debe encontrarse en el interior de una nación, en la que las auténticas necesidades de su población son satisfechas a través de un uso racional y sustentable de los recursos y sistemas naturales. Dotar de más acceso a las organizaciones, a los servicios básicos y respetar las culturas y tradiciones propias.
El desarrollo sostenible requiere de un enfoque integral y participativo puesto que los problemas de crisis económico-social recurrentes y cíclicos son manifestaciones de desigualdad, pobreza y falta de acceso a servicios públicos con oportunidad y eficiencia. Por ello, ensayemos una definición a nuestro estilo.
Desarrollo sostenible debería entenderse como, el proceso de convivencia por medio del cual se quiere mejorar las condiciones de vida de la población, erradicar la pobreza y las desigualdades, proteger el planeta, lograr una transición apropiada hacia una economía que explota racionalmente los recursos (naturales, humanos, financieros, tecnológicos y del conocimiento), con baja emisión de carbono, resiliente al cambio climático y sus efectos, con institucionalidad eficiente, un modelo de gestión de enfoque dinámico, promoviendo la prosperidad y la seguridad de que, las generaciones actuales y futuras tendrán acceso y oportunidades.
Las entidades de una sociedad, como el sector público, las democráticas, la sociedad civil, el sector empresarial, el sector educativo, entre otros, hacen el Estado en su conjunto, creando la necesidad de trabajar como un engranaje para el funcionamiento integral de la sociedad. Como todo engranaje es necesario que tenga un elemento (lubricante) que ayude a evitar la fricción excesiva y facilite el funcionamiento eficiente del todo. En nuestro caso particular este elemento del engranaje de la sociedad constituye la participación responsable, de todos y de todas las instituciones que funcionando eficientemente eliminen al máximo la fricción y el desperdicio de la energía. Hacia allá deberemos llegar si esperamos mejorar la sociedad como un todo.
La historia está llena de diversidad, con hechos y verdades concretas. Donde no existe participación responsable está presente el aprovechamiento de las entidades y personas que tienen acceso dentro del esquema de funcionamiento de las partes. Un ejemplo en el campo económico es el llamado funcionamiento del mercado, que en economías pequeñas está caracterizado por estructuras de tipo monopolístico, oligopolístico o de competencia imperfecta. En otras palabras, esto es el aprovechamiento de grupos económicos con acceso a información, tecnología y financiamiento. Esta situación se agrava aún más cuando el consumidor o cliente no es exigente y el productor-empresario se aprovecha del mercado de poca calidad o exigencia.
En lo social podemos referirnos a la inexistente o poca inversión social dentro del presupuesto de un gobierno, puesto que la política económica responde, en la mayoría de casos de la administración de gobiernos, al clientelismo favoreciendo a los representantes de los partidos políticos desgastados pero influyentes en la cúpula de la administración de gobierno central y así se siguen postergando por décadas la canalización de recursos para la inversión social. Resultado palpable actual, la desnutrición crónica infantil.
Así mismo, en la arena de los partidos políticos la falta de acceso de los ciudadanos no facilita la consolidación de líderes jóvenes que quieran convivir, que tengan mutuo respeto, que sean honestos, colaboradores, que la equidad sea su bandera, con ética social y reflexivos, no borregos. Por tanto, comprometidos con el desarrollo social sostenible y no con el populismo político caduco.
Es decir, en los tres casos se puede analizar que el problema es el mismo; ante una clara falta de acceso a la participación responsable de todos y de las instituciones y entidades del Estado, las que tienen acceso se aprovechan de la coyuntura y consiguen sus objetivos que están muy alejados del bien común. El resultado lógico es la no convivencia, desigualdad, pobreza, falta de acceso a servicios públicos y a oportunidades de crecimiento.
Parecería entonces que la solución es la participación responsable, si no está fuertemente enraizada en la sociedad y en las entidades e instituciones del Estado, no se podrá diseñar reformas de política económica, que integra a la sociedad interna, facilitando su incorporación externa, ni podrá fortalecerse la convivencia democrática y peor aún desarrollarnos como sociedad en su conjunto, ni tampoco un Estado moderno y eficiente.
Según Rolando Franco (1985) la política social considera a la colectividad en su conjunto, por lo tanto, lo económico es parte de lo social. Estoy de acuerdo con Franco pues los problemas explicados anteriormente son precisamente por haber considerado como contrapuestas a la política económica y a la política social. De esta manera al comprender la política social en su globalidad se define el punto de partida para la transformación de la sociedad, la convivencia democrática, el fortalecimiento institucional, la gestión eficiente y las relaciones necesarias de la participación responsable de todos.
La nueva concepción del desarrollo, sostenible, tiene sus fundamentos en esta apreciación de la política social, de la convivencia democrática, de la educación integral, del cuidado de la salud y la existencia de las oportunidades. El conocimiento, entendimiento, y acción adecuada a la mano, son condiciones para resolver una crisis como seres responsables y éticos, comprometidos con el convivir democrático, construyendo una sociedad más justa.
En consecuencia, cuando hablamos de reformar el Estado nos deberíamos referir a reformar las normas que gobiernan a las instituciones y sus relaciones, con el propósito de lograr el bien común o el bien de la mayoría o que la mayoría tenga acceso a lo económico-ambiental-político y social, bajo el paraguas del desarrollo sostenible antes enunciado.
¿Cómo alcanzamos el desarrollo sostenible? ¿Qué estrategia deberíamos adoptar para lograrlo? En un artículo anterior ya expuse sobre los lineamientos del plan de desarrollo sostenible[5]. Ahora nos enfoquemos en analizar las falacias de seleccionar una estrategia.
La industrialización es pensada como la llave del crecimiento económico por: a) acelera el crecimiento del PIB ya que la agricultura es menos desarrollada y es mucho más difícil por su dependencia climática; y, b) el prestigio que la industrialización trae para los líderes políticos.
Países con tecnología de avanzada y con condiciones adecuadas para la inversión copan el mercado global industrial y el monto de la inversión para alcanzar ese nivel de competitividad es muy alto con un cierto grado de incerteza incluido.
Si concentramos los esfuerzos en la educación y aplicación tecnológica para fomentar la producción agrícola con innovación y emprendimiento y si además apoyamos a la inversión en la agricultura, agroindustria con valor agregado y con alta productividad, se revertirá la primera falacia. Así mismo, si se considera una tecnología en procesamiento industrial, esta generaría oportunidades de empleo digno en el campo, en sectores complementarios como los servicios logísticos, y otros.
Se tiende a usar los recursos en tecnologías intensivas en capital para reducir los costos de producción. Pero se puede usar para incrementar la productividad y así también reducir costos y por lo tanto la presión de los intermediarios y de los precios del mercado. Entonces ¿Por qué no se reducen los precios en el mercado y más bien siempre están al alza?
Los bienes de capital son eficientes cuando su uso ha sido apropiadamente analizado y concentrado en el mejor uso de todos los posibles y así generar la seguridad exigida en las entidades bancarias y alcanzar los réditos establecidos. Debemos promover la formación bruta de capital en los sectores productivos de transformación y agregación de valor y así generar más bienes de capital.
Algunas veces los inversionistas privados tienen el interés de invertir en proyectos de envergadura, pero el plazo, las costumbres de pago, la injerencia política, las tarifas, la seguridad jurídica y la corrupción los espantan (a los honestos). La infraestructura facilita el acceso a los centros de producción, de almacenamiento y a los mercados. Su inversión y mantenimiento es crucial para incorporar a más ciudadanos a las actividades productivas y comerciales, por ello se podría implementar normas que apoyen las asociaciones público privadas dedicadas a incrementar la focalización de los recursos nacionales e internacionales en infraestructura.
Al aplicar una estrategia lenta la impaciencia pública o de los políticos que no apoyan a la administración gubernamental podría llevar a un desorden político y social, con repercusiones en el orden económico. Las Mesas de Diálogo Ejecutivas MEDIE, son el instrumento apropiado para mantener en el tiempo un plan de mediano y largo plazo y así alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.
La convivencia democrática con base en la convivencia cierta, en el mutuo respeto, la honestidad, la colaboración, la equidad, con ética social y procesos reflexivos adecuados, son el fundamento de una sociedad moderna, sin desigualdades, justa, en franco desarrollo. El mercado puede ser un instrumento de la selección racional dependiendo de las características del mismo, de cuán exigentes sean los consumidores de bienes y servicios públicos y privados, de la eficiencia regulatoria del Estado y del nivel de corrupción. Pero se hace indispensable la participación efectiva del Estado como ente regulador controlador y sancionador, cuando el mercado no funciona.
[1] /Maturana Humberto, ….
[2] / Ibid.
[3] /https://un.org/sustainabledevelopment/es/development-agenda/
[4] / Reyes Giovanni. 2008. Política Económica, crecimiento y desarrollo humano: principales relaciones. Pasto: Revista TENDENCIAS. Vol. IX, No. 1, pgs. 101 – 126. Universidad de Nariño. Colombia.
[5] / Pensando en el futuro de Ecuador, 26 de junio de 2022.
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!
La IA marca una nueva era en los procesos editoriales
Unos suben en ascensor panorámico veloz y otros en escaleras espinosas lentas
ENTREVISTA: Energía sostenible: el futuro empieza en casa
¡Sí se puede!, otra vez levanta el ánimo del Ecuador
‘El proceso de transición es clave en el caso Telconet’