La incertidumbre por lo que pasa y pasará con la pandemia ocasionada por la Covid-19 está calando en la mente de las personas produciendo alteraciones como: ansiedad, depresión y trastornos del sueño. Precisamente, al insomnio producto de la actual crisis sanitaria, ha sido denominado coronasomnia” o Covid-somnia.
Uno de los primeros problemas que se han generado son pesadillas, que ocurren en una fase del sueño conocida como movimiento ocular rápido, no se conoce la causa exactamente muchas veces son las impresiones que quedan grabadas en el subconsciente de una persona y da paso a este tipo de sueños perturbadores. Las pesadillas están asociadas a experiencias negativas de un individuo y al despertar produce exaltación.
El estrés y la ansiedad están muy vinculadas a las pesadillas y a la falta de sueño, algunos medicamentos podrían también generar pesadillas, así como el abuso de sustancias como el alcohol y drogas restringidas.
El ritmo circadiano y el ritmo homeostático son los que nos permiten dormir, los que sincronizan y regulan todos los factores externos e internos que hacen que se concilie el sueño, pero cuando estos mecanismos biológicos y fisiológicos se alteran debido al cambio en los horarios y las rutinas se presentan problemas en el sueño.
Este término es muy utilizado cuando la gente tiene algún problema con el sueño, los expertos en sueño durante años se han dedicado a estudiar que es el insomnio y esta es la conclusión: “Insomnio no se refiere a la cantidad de horas que se duerme específicamente, se refiere a la incapacidad que tiene la persona de quedarse dormido, de mantener el sueño o despertarse muy temprano y que al día siguiente sus malestares o síntomas sean consecuencia de la falta de sueño, por ejemplo a la persona le puede doler la cabeza, se puede sentir malhumorada, puede sentir tristeza, aburrimiento, cansancio fácil, fatiga y torpeza motora básicamente esa sensación del día siguiente es lo que nos define que es insomnio”.
Es considerado insomnio crónico cuando la persona dura más de tres meses con problemas del sueño.
La pandemia puede ser el desencadenante de muchas afecciones no solo del insomnio, sino también del estrés y la tensión. El miedo al contagio, la situación laboral, la familia, la economía, la salud son las preocupaciones más comunes de las personas.
Se pueden producir alteraciones en el sueño cuando se tienen pensamientos negativos, depresivos y frustrantes es decir se afecta la salud mental. La falta de sueño también puede convertirse en un círculo vicioso y generar problemas de salud mental porque el cerebro y el cuerpo humano tienen que descansar y si no se concilia el sueño, no hay tal descanso.
El sueño es considerado como un alimento, lo ideal es que una persona adulta pueda dormir entre 6 y 8 horas diarias, los niños de 9 a 10 horas y los adolescentes entre 8 y 10 horas. El sueño debe ser reparador y profundo, para generar bienestar, si se despierta al mínimo ruido es un sueño superficial y produce el efecto contrario: cansancio y pereza.
La consecuencia de no dormir adecuadamente se asocia a diferentes padecimientos tanto físicos como mentales. Las personas que no duermen bien afectan la calidad de su salud en general y se vuelven más proclives a desarrollar y tener otras enfermedades por ejemplo hipertensión arterial, enfermedades autoinmunes, enfermedades de tipo metabólico, e incluso hay estudios que muestran que si una persona duerme menos de las horas que son, tiene la posibilidad de morir más pronto, es decir la mortalidad aumenta en la medida en que el sueño disminuye.
Para dormir también es necesario tener hábitos saludables, por ejemplo, no trabajar en la noche, se debe aprovechar el día para hacer las diversas actividades. Hay buenas noticias, el cuerpo y la mente se pueden adecuar a nuevas rutinas, el sistema nervioso tiene un sistema que se llama plasticidad neuronal y esto le permite adaptarse a las modificaciones, pero no se debe abusar ya que puede haber un desgaste neuronal y físico lo que conlleva a enfermedades.
Se puede mejorar la calidad de sueño con una buena alimentación y evitar, por ejemplo, la cafeína en las noches. A medida que pasan los años se disminuye la melatonina, una hormona que se produce en la glándula pineal de nuestro cerebro y regula los ciclos de sueño y vigilia. Su síntesis y liberación se produce con la oscuridad y se suprime con la luz. Esta hormona se sintetiza a partir del aminoácido triptófano, que se convierte en serotonina, y en melatonina mediante la acción de las enzimas serotonina-acetil-transferasa y la hidroxiindol-O- metiltransferasa. El triptófano es un aminoácido esencial, esto significa que el cuerpo no lo puede producir, por lo que se debe obtener de la alimentación como son el queso, pollo, claras de huevos, pescado, frutos secos; en algunos casos hay que ayudar al cuerpo con suplementos de melatonina por eso es importante el chequeo médico. En el organismo todo está en interrelacionado y los estilos de vida son importantes, tanto para la salud mental como para la salud física.
-Tratar de evitar siestas prolongadas, si la hace sea máximo de 15 minutos y mejor semisentado
-Si se despierta a la madrugada no mire la hora, ni prenda luces, ni pantallas.
-Comer poco en la noche, tres horas antes de dormir
-Un baño de agua tibia ayuda antes de dormir
-El ejercicio físico debe ser máximo al medio día
-Evitar bebidas procesadas o medicamentos con cafeína
-Hacer ejercicios de relajación o yoga
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