¿Quién gobierna Argentina? Es una de las grandes incógnitas contemporáneas, vista desde afuera, por la influencia que tiene Cristina Fernández de Kirchner en las decisiones trascendentes del llamado peronismo, una corriente política que envuelve un personalismo apabullante. Una corriente que en Argentina intenta ser volcada hacia el kirchnerismo, hacia el yo ya no soy yo sino el pueblo; al dramatismo cubano apadrinado por Hugo Chávez antes de la fundación del socialismo del siglo XXI.
Con el kirchnerismo no hay espacio para el fernandismo y el fernandismo puede ser igual al kirchnerismo, no por Alberto Fernández, sino por Cristina Fernández, quien busca su propio lugar en la historia de los descamisados de Eva Perón. Es el gran dilema que enfrenta Alberto Fernández, luego de alejamiento de sus funcionarios más cercanos como la ministra de Justicia, la última.
Alberto Fernández, según Clarín, sin margen de maniobra solo puede ofrecer exilios dorados a quienes salen de su círculo más cercano, aunque lo niegue. Ahora ha dicho que no será Lenín Moreno porque se supone ve a Cristina Fernández como la imagen del expresidente ecuatoriano Rafael Correa.
Y desde esa posición, ¿quiere tener una influencia en la política regional para reconstruir las cenizas de Néstor Kirchner y volver a poner su estatua en la Mitad del Mundo? Dicen que quién no conoce la historia está abocada a cometer los mismos errores del pasado.
Alberto Fernández primero cobijó a Evo Morales para la vuelta al poder del Movimiento al Socialismo. Morales sigue en la sombra, luego de un intento de cobrar protagonismo. También anunció el retorno de la Unasur, esa reunión de amigos donde todos sonreían para la foto, pese a las disputas internas por ver quién heredaba el mandato de petrodólares de Hugo Chávez en la región.
“Yo no soy Lenín Moreno… yo acá llegué con Cristina y me voy con Cristina. Llegué con Cristina, con Máximo (Kirchner, hijo de Cristina), con Sergio (Massa) y conmigo y con muchos otros más. No voy a romper esa unidad. Porque cuando se rompió esa unidad llegó (Mauricio) Macri y ya sabemos lo que pasó”, dijo.
¿Qué pasó? Macri firmó acuerdos con el FMI que le dio respiro a la economía argentina después de tantos años de kirchnerismo o fernandismo o cristianismo o albertismo. En el mundo de la política latinoamericana solo importa los ismos. Alberto Fernández no incumplió esos acuerdos, porque en cierta forma la izquierda latinoamericana es leal a los mercados; necesita a alguien a quien recurrir cuando los fondos se acaban. Y no son sus fondos, son los recursos o los ahorros del ciudadano de a pie.
Alberto Fernández dijo que llegó al poder con Cristina y el hijo de Cristina y se va a ir con ellos, dijo, tal vez con la esperanza de que nunca se vayan. El poder eterno crea ambiciones eternas.
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