Tradicionalmente los ríos han sido vistos únicamente como recursos hídricos, desde un punto de vista utilitario; es decir, como fuentes de agua para uso doméstico generación hidroeléctrica, o riego de cultivos… pero verlos como un ecosistema es algo relativamente reciente. Los ríos son ecosistemas, porque tienen una biodiversidad propia, procesos ecológicos claves y servicios ambientales que aprovechamos los seres humanos.
Cuando hablamos de ríos, generalmente pensamos en los ríos de páramo, ríos de la llanura amazónica, o ríos de las planicies aluviales. Pero poco se habla de los ríos de cordillera, los ríos de la zona montana, que son los que conectan la parte alta con la parte baja y el mar. Esos ríos tienen una biodiversidad única y mucho endemismo, y cumplen una función muy importante en la conectividad longitudinal, lateral y vertical de los ecosistemas y, por lo tanto, en el transporte de agua, sedimentos, energía, carbono. Como resultado, estos ríos generan cambios en la productividad de las planicies aluviales como la llanura amazónica, que depende de lo que viene de las partes altas de la cordillera de los Andes.
El artículo de revisión que se publicó en la revista Science, en el que trabajamos con un grupo de investigadores de varios países, recoge investigaciones hechas por muchos científicos que enfatizan el rol esencial de la conectividad longitudinal en los ríos tropicales de montaña, y porqué es clave estudiarlos y entenderlos para mantener sus procesos ecológicos y sus servicios ambientales. Además, recalcamos la importancia de estudios a lo largo de cordilleras, tal como lo hizo el famoso naturalista Alexander von Humbolt cuando visitó y estudió las plantas a lo largo de gradientes en los volcanes Chimborazo y Antisana. En nuestro caso, estamos interesados en entender como cambia la biodiversidad y los procesos ecológicos a lo largo del gradiente de elevación en ríos de montañas tropicales.
Muchas ciudades tropicales alrededor del mundo dependen de estos ríos de cordillera que viene de las zonas altas como suplemento de agua para consumo doméstico, irrigación y para energía hidroeléctrica, pero también para la productividad de las llanuras aluviales. Con productividad nos referimos a cómo el río, con su pulso, ritmo y nutrientes, influye en el crecimiento de plantas y bosques en la llanura aluvial. Pero también nos referimos a la productividad pesquera en las amplias planicies aluviales tropicales. Por ejemplo, los ríos de la región Andino-Amazónica llevan gran cantidad de sedimentos, nutrientes y carbono que se originan en la zona alta de los Andes, y luego fertilizan los humedales y planicies amazónicas e influyen en el crecimiento y regeneración de bosques amazónicos y en la producción de los peces que consume la gente. Esto es muy importante porque muchas ciudades y pueblos amazónicos de Brasil, Bolivia, Perú, Colombia y Ecuador dependen de la actividad pesquera local como fuente de proteína importante para sus habitantes.
Nuestro artículo no solo habla de los ríos de la región Andino Amazónica, sino también de las similaridades, diferencias, e importancia de la biodiversidad y procesos ecológicos en ríos localizados en otras montañas tropicales del mundo como las cordilleras del este de África, y del sudeste asiático.
En el Ecuador, tenemos muchos ríos importantes y cuencas hidrográficas que se originan en los Andes y fluyen al océano Pacífico (ramal Occidental) o a la Amazonía y luego al océano Atlántico (ramal Oriental). Estos ríos son críticos para el desarrollo de ciudades y poblaciones que se encuentran a lo largo de sus cursos, pero también son receptores y transportadores de contaminación, aguas servidas sin tratamiento y basura que eventualmente desemboca en ambos océanos.
Es esencial que en Ecuador se valore a los ríos como ecosistemas, que se estudie su biodiversidad y sus procesos ecosistémicos claves. Además, necesitamos hacer esfuerzos importantes para crear plantas de tratamiento para limpiar las aguas residuales y para erradicar la basura plástica. En el campo energético se debe revisar la normativa ambiental para que los proyectos hidroeléctricos solo sean aprobados cuando sean realmente necesarios y con los mejores estándares ambientales para mantener la conectividad de los ríos y la vida que depende de los ríos.
Los cambios climáticos globales están influyendo fuertemente en el funcionamiento de los ríos. En Ecuador, hay regiones en las que se pronostica un incremento de las lluvias por lo que se prevé más alteraciones hidrológicas y cambios en el transporte de sedimentos en los ríos de cordillera oriental. Este año, por ejemplo, mientras en la Sierra el verano ha sido muy seco y caluroso, en la parte alta de la Amazonía se registraron muchas más lluvias, con gran cantidad de deslaves y movimiento de los lechos de los ríos.
Nuestros retos a futuro como sociedad son: ¿Cómo usamos los ríos sin dejarlos completamente sin agua? ¿Cómo descontaminamos los ríos? Si construimos proyectos hidroeléctricos, ¿cómo lo hacemos con los mejores estándares ambientales para que no tenga un efecto grave en la conectividad y salud de los ríos? ¿Cómo regulamos la minería de canteras en ríos y la minería metálica? ¿Qué efectos trae el mal manejo y tratamiento de estos proyectos en el Ecuador y otros países de la región? ¿Cómo creamos zonas de protección hídrica dentro de nuestro sistema de áreas protegidas?
El Amazonas es el río más caudaloso del mundo y la cuenca del Napo es uno de sus afluentes y una de las regiones más biodiversas del mundo. Sin embargo, esta diversidad está despareciendo sin siquiera conocerla. Generalmente vemos a la Amazonía como el bosque tropical más grande del mundo y el pulmón más importante del planeta, pero, además de todo eso, la Amazonía es uno de los principales humedales del planeta y depende de los ríos que vienen de las cordilleras.
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